Siempre medianoche / Jerry Stahl

«Siempre medianoche», de Jerry Stahl. Malas Tierras Editorial, 1ª ed., enero, 2022. Traducción: Ce Santiago.
Portada de Siempre medianoche, de Jerry Stahl. Malas Tierras Editorial, 1ª ed., enero, 2022. Traducción: Ce Santiago.

En esta ocasión traigo la reseña de una novela autobiográfica, Siempre medianoche, de Jerry Stahl. La recomendó Med Vega en su cuenta de Instagram no hace mucho y, además, me apuntó con el dedo: «a ti te va a flipar». Como me tiene calá, no se equivocó.

Está editada por Malas Tierras a comienzos de este 2022, veintisiete años después de su primera publicación, y la traducción corre a cargo de Ce Santiago. Creo que es la tercera novela traducida por él que he leído hasta ahora, las otras dos han sido Berg (coeditada entre Malas Tierras y Underwood) y Tainted Love (del Colectivo Bruxista).

Quizá para muchos escuchar el nombre de «Jerry Stahl» sea como quien oye llover, yo estaba en ese grupo, pero tras cepillarme las 440 páginas que componen estas memorias, dudo mucho que olvide su nombre. Lo cierto es que me lo he pasado de vicio y se ha ganado un hueco en el podio de literatura yonki. Me uno a la peña que lo ha flipao con la novela.

«Aquí estoy, el hijo del equivalente a un Gandhi de las leyes, escribiendo este libro lleno de jeringuillas y movidas con gominolas. Vaya con la bajada de estatus…»

Jerry Stahl: escritura, cine y televisión

Lo primero sería aclarar quién es este pavo para quienes no lo conozcan. Bien. Pues Jerry Stahl es (sigue siendo) un escritor y guionista estadounidense, nacido en 1953 en Pennsylvania. Ha publicado seis novelas, además de otro libro de memorias titulado OG Dad y un libro de relatos. Comenzó escribiendo en revistas como Hustler o Penthouse.

Siempre quiso ser escritor o, mejor aún, pertenecer a una banda de rock and roll, pero no tenía dotes para la guitarra.

«Básicamente quería algo que pudiera hacer jodido, desnudo y loco a las cuatro de la mañana, y tal vez ganar algo de dinero. Nunca funcionó de esa manera, pero un chico puede soñar», cuenta en una entrevista.

Pero, al margen de la literatura, con lo que se ha ganado el pan (o sus dosis, la mayor parte de su vida) ha sido escribiendo guiones, tanto de películas como de series de televisión. Algunas de ellas muy conocidas por todo el mundo, ¿quién no conoce Alf, Luz de luna o CSI? ¿A que también os suena Bad Boys II? (Cine palomitero total). Pues en muchos de los diálogos e historias que se esconden tras dichos títulos, puedes encontrar a Sathl.

Es más, también existe una peli llamada Medianoche permanente (1998), protagonizada por Ben Stiller, que es la adaptación de esta novela, guionizada por él mismo. Así que el bueno de Jerry adopta el rol de autor, guionista y protagonista real de su desparramada vida. Yo no la he visto ni he sido capaz de encontrar cómo remediarlo, así que si alguien sabe cómo, que me dé el chivatazo.

Siempre medianoche: cómo ponerse del revés intentando mantener la compostura

Jerry Stahl vomita todo su pasado, desde su infancia en Pennsylvania y la relación con su familia, hasta el momento en que se encuentra escribiendo sus memorias. De hecho, los capítulos intercalan sus vivencias pasadas (contadas de forma novelada) con reflexiones sobre estos recuerdos y sus consecuencias, vistas desde el marco temporal en el que está.

«Hasta cierto punto, estas memorias no son más que una historia de SITUACIONES CHUNGAS. Una conducta tan inapropiada apenas puede calificarse ya de conducta. Es más bien un tic tóxico, constante…»

Siempre medianoche es una biografía de contrastes, llena de vaivenes entre la ruina, en todos los sentidos (físico, psicológico, económico, laboral, amoroso, etc.), y el éxito. Se desnuda completamente al lector a sabiendas de que a partir del momento en que se publique ya no habrá vuelta atrás y el estigma de «escritor yonki» será algo que le acompañe durante el resto de su vida. Yonki habrá sido, pero valiente también.

«Lo que pienso es esto: si tuviste el coraje para vivir lo que viviste, deberías tener el coraje para escribirlo.

A no ser que escribir sea más duro que la vida. Algo que, de ser así, hace la tarea aún más necesaria. Como tengo miedo, no debo parar. La verdad es escalofriantemente simple. Estoy harto de la locura que me vuelve loco. Y, si voy a arder en el infierno, que así sea. Es un lugar en el que ya he estado».

Jerry Stahl: jaco y risas para despistar el dolor

A pesar de que la biografía de Stahl contenga sufrimiento, demacración y soledad a puntapala, la perspectiva desde la que narra, el ingenio y el estilo del autor a la hora de relatar las situaciones que vivió consiguen que, sorprendentemente, te descojones viva mientras lees sus lamentaciones.

«—Te voy a decir una cosa sobre Mickey Rourke. Si una cascabel mordiera a Rourke en la punta de la polla, ¡me pondría de rodillas para chuparle el veneno!

¡Bueno, eh! ¿Qué respondes a eso? Cualquiera menos medicado se habría, como mínimo, estremecido ante un sentimiento tan envalentonado. Complicado no hacerlo. Por suerte, yo iba hasta el ojete y mi careto era del todo incapaz de registrar reacción alguna. Salvo, quizás, un cabeceo de asentimiento rollo uf antes de sonreír y decir:

—¡Yo también!»

Es verdad que en ciertos momentos te desesperas porque empatizas con el notas, te cae bien y te jode mucho que se esté hundiendo de la manera en que lo hace. Pero como el cabrón consigue que te rías, continúas leyendo sin que la desesperanza y la mala hostia que te entra te consuman.

Además, a lo largo de las páginas te encuentras muchos juegos de palabras y expresiones inventadas que demuestran la capacidad creativa del autor (canta por soleares lo de que es guionista y ha hecho mucha comedia). Esto también dota de más valor a la currada que se ha pegado el traductor, Ce Santiago.

Siempre medianoche: directa al top de literatura drogota

Como decía, Siempre medianoche tiene muchas de cualidades y se sitúa en mi top de literaura drogota. Stahl tiene chispa al escribir y, sobre todo, al describir las situaciones que ha vivido. «Rocambolescas» se quedaría muy corta, «delirantes» vendría mejor: entre chute y chute, este tío ha vivido de todo.

Habrá quien piense que pueda tratarse de un texto insensible, por estar su protagonista anestesiado la mayoría del riempo. Sin embargo, al analizar —como comentaba anteriormente— las vivencias del pasado algún tiempo después, conforme las escupe sobre el papel, genera un aluvión de sentimientos en quien lo lee (imaginaos en quien lo escribe…).

Por tanto, tengo que recomendársela a aquellas personas que disfruten devorando novelas de las que te revuelcan en el fango mientras —inevitablemente— consiguen que te partas la caja.


Algunas citas de entrevistas y fragmentos de la novela

Citas de Jerry Stahl rescatadas de un par de entrevistas

«Mi viejo amigo y mentor Hubert Selby solía decir que la adicción es una enfermedad de soledad. Y, habiendo investigado el tema mucho más de lo que me hubiera gustado, estoy de acuerdo».

https://storgy.com/2019/03/27/interview-13-questions-with-jerry-stahl/

«Como decía Hemingway, el mejor regalo que puede tener un artista es una infancia infeliz. Supongo que tuve suerte».

https://storgy.com/2019/03/27/interview-13-questions-with-jerry-stahl/

«Siempre escribo como si me estuvieran persiguiendo, porque la cagué la mayor parte de mi vida y no publiqué un libro hasta los cuarenta, así que siempre tuve sentido del tiempo. Y además, padecí una enfermedad y me decían que me estaba muriendo, durante al menos veinte años. Siempre tuve esa sensación de reloj en mi cabeza cuando se trataba de escribir».

https://therumpus.net/2014/01/28/the-rumpus-interview-with-jerry-stahl/

«Siempre quise ser escritor. Hubiera preferido estar en una banda de rock and roll, pero apestaba con la guitarra. Siempre solía decir que escribir es algo que puedes hacer desnudo, jodido y solo a las tres de la mañana y aún así ganar algún centavo. Mis héroes eran stand-ups y escritores. Y, además, todos mis héroes eran yonquis: Lenny Bruce, Keith Richards, Charlie Parker, William Burroughs. Realmente no distinguía entre el rock and roll y la escritura y la comedia, todas eran cosas que me encantaban. Terminé escribiendo porque eso es lo que podía hacer. Era la única forma en que podía ser parte de ese mundo. Habría sido cómico de stand-up, pero estuve demasiado jodido para estar de pie durante muchos años».

https://therumpus.net/2014/01/28/the-rumpus-interview-with-jerry-stahl/

Algunos fragmentos de Siempre medianoche

«En la época de Luz de luna, en los estudios de la Fox, tenía un despacho en un rincón al que acostumbraba a llegar cada mañana una hora antes, cerraba la puerta y me chutaba para ponerme a tono antes de que apareciera el resto de mis compañeros. Hay gente que para a comprar cruasanes y capuchinos de camino al trabajo. Yo paraba a por Dilaudid. Pero la transacción, sin importar lo inopinado ni lo ilegal, se volvió igual de mundana. Como cualquier ritual diario de adquisición y consumo».

«Los bares solo me gustan por la mañana. Locales que abren a las seis para cuidar de las multitudes que desayunan un chupito de whisky y una cerveza, y para sosegar a gente como yo. El conocimiento cálido y mullido de que, esparcidas a lo largo y ancho del nocivo paisaje, hay legiones de personas incapaces de sobrevivir al día sin alguna clase de bendito refrigerio que te pudra el alma.

Una diferencia entre la droga y el alcohol es que la bebida empeora tu aspecto. La priva te pone rojo y la jeringa, verde. Una te convierte en una pesadilla y la otra en un chiste de pesadilla. Al menos con la droga te conservas».

«El matrimonio, como mi adicción, parecía un acuerdo temporal. Pese a saber que, cuanto más lo prolongara, más difícil se haría dejarlo. La vida puede vivirse como un acuerdo temporal. ¡La vida es un acuerdo temporal! Pero, cuanto más tardas en cambiar, más incierta es la posibilidad de que alguna vez lo hagas. Con el paso del tiempo, la idea de un modo de vida distinto se difumina cada vez más».

«Creo, y preferiría beber del agua del perro a decir esto, que a lo que más enganchado estaba, mucho más que a la heroína mexicana, era a la comodidad. A la conformidad. A la buenopuesvaledad de todo».

«El colegio parecía un campo de narcomaniobras».

«No hay lugar que me guste más que una casa vacía. El daño todavía no está hecho. Completamente desprovisto de significado, mi nuevo hogar evocaba en mí esa fibra que solo las drogas saben tocar».

«Va a ser una carrera. Lo noto en los huesos. Engancharme otra vez a las drogas, entre que acabo de escribir esta cosa y la publico… Cada día es una lucha. Tengo que decirlo. No puede ser una coincidencia que escribir esto haga que el picor sea todavía más intenso…»

7 comentarios en «Siempre medianoche / Jerry Stahl»

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