Los enemigos / Kiko Amat

Portada de Los enemigos. O cómo sobrevivir al odio y aprovechar la enemistad, de Kiko Amat. Ed. Anagrama, ene. 2022. Colección Nuevos Cuadernos Anagrama, v. 44
Portada de Los enemigos. O cómo sobrevivir al odio y aprovechar la enemistad, de Kiko Amat. Ed. Anagrama, ene. 2022. Colección Nuevos Cuadernos Anagrama, v. 44

Hoy regresa por cuarta vez al blog Kiko Amat, autor que desde que me estrené el año pasado con Antes del huracán se ha convertido en uno de mis preferidos. En esta ocasión no viene con una novela bajo el brazo, sino con un pequeño escrito titulado Los enemigos. O cómo sobrevivir al odio y aprovechar la enemistad. Forma parte de la colección Nuevos Cuadernos Anagrama, compuesta por pequeños ensayos de autores del catálogo de esa misma editorial. Me ha flipado, la verdad, rebosa chispa e ingenio por todos los lados a la hora de narrar y reflexionar acerca del odio y los haters, bro.

Casi todas las opiniones que he leído por las redes sobre Los enemigos van en la misma línea (positiva) y no me ha defraudado en absoluto. No sé si se tratará de un encargo editorial por parte de Anagrama o si ha salido del propio autor pero, en cualquier caso: a mi parecer lo ha bordao, guapísimo.

«Este librito es, así, un intento de comprender la enemistad, la obsesión con lo antipódico, las acciones por despecho y el odio (con ocasional elevación) que acompaña a la mencionada posición vital».

Kiko, Plutarco y los maestros gratuitos

Cuando supe de este ensayo me vino a la mente aquel Cómo sacar provecho de los enemigos, de Plutarco, que leí hace tela de años y que, desde entonces, tiene su rinconcito en este blog. Además, sabiendo que hace unos meses vi una entrada sobre ese mismo libro en el blog de Kiko estaba claro que sería una de las fuentes de inspiración. No me equivocaba.

Son muchas las apariciones del heleno en este texto y no es de extrañar, es una joya. A pesar de que hayan transcurrido más de dos mil años desde que apareció, sus reflexiones no han perdido ni un ápice de vigencia y Kiko lo sabe. Una de las enseñanzas a las que hace referencia (y que más parece que le ha calado) es el entender al enemigo como un «maestro gratuito». Plutarco lo expresaba así:

«El destino, tomando de mis cosas como honorario lo más querido para mí, me hizo sabia. (Mérope).
¿Qué nos impide, tomando al enemigo como maestro gratuito, sacar provecho y aprender algunas cosas que desconocemos? Pues muchas cosas las percibe mejor el enemigo que el amigo, y que ‘el amante se ciega ante el amado’, como dice Platón, pero con el odio se halla junto con la curiosidad también el charlar».

Y Amat lo digiere y lo expresa de este otro modo, mucho más apropiado para el siglo XXI:

«Se trata de tomar al enemigo como ‘maestro gratuito’. Un enemigo, por definición, va a estar siempre pendiente de nuestras cosas, especialmente de las ‘enfermas, malas y dolorosas’, esperando que cometamos un error para abalanzarse sobre nosotros y robarnos, injuriarnos o dañarnos por cualquier medio a su alcance.

Esto, que suena a nuestros oídos como una receta para la paranoia drogota-freak, puede no obstante emplearse para el propio beneficio».

No hay nada más cierto que pocas veces recibimos críticas de la gente que nos quiere y que tenemos por amigos, sin embargo los que te jeitean (odian) encontrarán todos y cada uno de tus defectos (es posible que hasta se inventen algunos). Y no existe mejor motor para la superación personal que hacerles tragar sus propias palabras, porque son especialistas en señalar aquellos aspectos en los que flaqueas.

Enemigos más allá de la Grecia clásica

Tampoco quiero dar la impresión de que este ensayo se limita a ser una adaptación (remake) de la obra de Plutarco. Contiene muchas otras referencias externas y, además, experiencias personales del propio autor. Este es el índice del ensayo:

  • Prólogo.
  • 1. Enemigos naturales
  • 2. Enemigos invisibles
  • 3. Enemigos erróneos
  • 4. Enemigos: manual del usuario
  • 5. Enemigos instantáneos
  • 6. Enemigos estériles
  • 7. Enemigos evaporados
  • 8. El chaval que no devolvió los puñetazos.

Tanto el contenido del capítulo cinco como el del ocho son manifiestamente personales. El último, en concreto, es una apertura de pecho absoluta y volcarlo, casi seguro, no habrá resultado plato de buen gusto. Es perturbador (porque la palabra «conmovedor» para muchos podría parecer el polo opuesto de Amat, pero en realidad creo que también valdría).

Sin embargo, a pesar del potente final, «Enemigos inmediatos» es mi preferido. Me he partido el culo y creo que suscribo ese largo listado (PUNTO POR PUNTO) en el que el autor saca su lado más hater. En este, Kiko retrata tipos de gente que, por ser como son, se convierten en enemigos inmediatos para él. Algunos de ellos (como os digo, es muy largo y para mi gusto no tiene desperdicio) son:

  • Gente que se queja de —o no realiza el menor esfuerzo para entender a— la juventud.
  • Los squares que se ciscan en el trap y el reguetón, sin darse cuenta de que son exactamente lo mismo que el ska o el punk (ver punto anterior).
  • Gente que cree que hay que defender a Bob Dylan, porque lo suyo «es poesía», y a la sazón salió en su defensa cuando sucedió lo del Nobel.

Los enemigos: sácale partido al odio (por Kiko Amat)

Es el segundo libro de la colección Nuevos Cuadernos Anagrama que leo, el otro fue Cómo ordenar una biblioteca, de Roberto Calasso. Ese lo reseñé en la desaparecida Negra y Mortal, hubo partes que me gustaron mucho, pero otras me parecieron un soberano coñazo, siendo sincera. En cambio, este me ha flipado de principio a fin.

Siempre me ha gustado leer obras que tratan cuestiones éticas y morales así que, además del reencuentro con Plutarco, ha sido una alegría volver a Michel de Motaigne, «cierto noble francés muy relajado (algunos dirían demasiado)», que también tiene su huequito en el blog. Si al tema tratado le añadimos la lucidez, humor e inteligencia que desprende Kiko, tienes como resultado un ensayo cuya lectura ha sido una auténtica gozada.

Tengo que agradecer a Violeta y José L. Solé (que seguramente sean de las personas que mejor conocen la obra de Kiko Amat) el regalo de Los Enemigos: he disfrutado como una enana y me lo he pasado teta. Tanto ha sido así que según lo terminé empecé Rompepistas, también del mismo autor, que estaba en la pila de pendientes. Ya os adelanto que también me ha flipao y lo contaré próximamente.

Una vez más: Kiko no defrauda, ni mis colegas tampoco.


Algunos extractos de Los enemigos

«Hoy tengo cincuenta años y al menos una vez por semana sueño que le pego a alguien. O a muchos tipos a la vez, en alguna ocasión. Venid, venid, si os atrevéis (mascullo, literalmente, en sueños). […] En esos sueños, a veces, mi brazo se vuelve de goma, y mis golpes no parecen tener efecto alguno, así que yo, cada vez más desesperado, los repito una y otra vez, ploing-ploing, observando con incredulidad mi extremidad inerte e inocua, más parecida a un tentáculo viscoso de sepia que al brazo de un hombre».

«Si te domina la ira, si notas cómo la rabia se va concentrando en tu interior como la reunión espontánea de una muchedumbre enfurecida, que dijo Flannery O’Connor, piensa en otra cosa. Quién sabe. Es algo tan elemental que tal vez incluso funcione».

«Cuando uno tiene enemigos vive la vida en guardia. Tener enemigos nos obliga a estar despiertos y alerta, a cuidar de lo nuestro, a no dejarnos arrastrar por la vagancia, la negligencia, el hedonismo tontaina o la desatención».

3 comentarios en «Los enemigos / Kiko Amat»

  1. Eres genial haciendo tus reseñas, muy completas, interesantes y muy tú.
    Enhorabuena y gracias

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