Un buen detective no se casa jamás finaliza la trilogía escrita por Marta Sanz y protagonizada por Arturo Zarco y Paula Quiñones. Como ocurre muchas veces, la he leído desordenada. Cuando empecé pequeñas mujeres rojas no sabía que era la tercera parte de una trilogía, luego leí Black, black, black (la primera) y con esta cierro el círculo.
La verdad es que me flipa cómo escribe y disfruto leyendo casi cualquier cosa que cuente, aunque entiendo (pero no comparto) algunas reseñas que he visto en GoodReads donde esta novela no sale demasiado bien parada. Casi todas tienen en común que echan de menos algo de acción y sobra «verborrea». La cuestión es que a mí esa «verborrea» me fascina. Además, basta con seguir adelante para encontrar acción. Cuando empiezan a desvelarse los entresijos del riurau (la finca en la que Arturo Zarco tenía planeado pasar unas vacaciones apacibles, pero no), comienza a brillar la trama.
Por tanto, si ya respecto a las otras novelas había dejado entrever que no eran libros que recomendaría a cualquier tipo de lector, con esta lo afirmo con rotundidad. A mí me ha molado: es una historia en la que conforme la autora va arrojando luz sobre ella, más noir te parece.
Un buen detective no se casa jamás (Arturo & Paula, parte II)
Arturo Zarco (el detective que sí se casó con —y luego se divorció de— Paula Quiñones) se escapa de vacaciones a México: pone tierra de por medio para alejarse de todos, sobre todo de Olmo y de Paula.
«Sudo a chorros. Voy a marearme, pero no me doy aire con la mano a fin de evitar un gesto de mariconería de esos que Paula me afea. Lo cierto es que a mí también me incomodan. Resisto mientras delante de mis ojos, a través de la ventanilla, desfilan rascacielos, terrazas, comercios, toldos, jardincillos, mujeres y hombres vestidos con indumentarias impensables en otros lugares que no fueran éste. Gorros de mexicano. Maracas de Machín. Pareos. Lentejuelas. Bermudas. Viseras. Patinadores. Los zepelines surcan el cielo».
Ahí se aloja en la finca riurau, que pertenece a la familia de su vieja amiga Marina Frankel. Están forraos y son la crème de la crème. La matriarca de la familia es la tía Amparo (única heredera), que es quien ha mantenido el imperio intacto. En el riurau, además de Amparo y Marina, también viven: el marido de Amparo (el podólogo, Marcos Cambra), Ilse (la hermana gemela —monocigótica— de Marina) y sus hijas, Fanny y Érica (también gemelas). Y cómo no, el personal de servicio que toda casa de multimillonarios tiene.
Zarco, desde el primer momento, intuye que tras esa familia se esconden secretos y que no es oro todo lo que reluce. El sueño mexicano no parece ser real. Para confirmar sus sospechas, a los pocos días de estar ahí, su amiga Marina desaparece sin dejar rastro. Y aunque Zarco pretende convencerse a sí mismo de que no ocurre nada (¡y que no ha ido para trabajar!) poco a poco se irá desvelando la trama. A pesar de sus reticencias, terminará descubriendo cada detalle de esta historia oscura.
¿Y Paula? ¿Dónde está Paula Quiñones?
Después de haber concluido la trilogía no creo equivocarme si digo que, además del manejo del léxico (en cuanto a fondo y forma), una de las técnicas a la que más (y mejor) recurre Marta Sanz es a jugar con diferentes voces. En este caso, la predominante a lo largo de toda la novela es la de Arturo Zarzo, pero está intercalada con pequeñas y continuas interrupciones de Paula. Lo que diría Paula, su exmujer, según recrea la cabeza de Zarco.
Así, como si padeciera la esquizofrenia del Poeta de Madrid Prisión, no para de apostillar, increpar y darle la brasa a Zarco con sus observaciones (que irrumpen entrecomilladas en medio de sus monólogos). La diferencia es que, en Un buen detective no se casa jamás, esta interacción nunca llega a transformarse en un diálogo (como le ocurría al Poeta).
«He de pensar dos veces lo que Marina me dice. Su entonación no se ajusta al significado de sus frases. A la crudeza o a la ironía. Una cadencia plana me distrae del rencor que Marina proyecta sobre Paula, para mí, de un modo inesperado —«Imbécil»—. La repelencia suele ser un sentimiento mutuo. Hay una repulsión que se basa en razones, mientras que otra sólo es la reacción defensiva frente a un odio del que puede desconocerse la causa. Indisolublemente intelectual y físico».
Además de este juego a lo Pica y Rasca, hay una parte de la novela en la que quien toma la voz cantante es Ilse, la hermana de Marina desaparecida, mientras Zarco y ella juegan una partida de Scrabble. Por cada palabra que se introduce en el tablero, se van desvelando distintos factores de la novela. Es un cambio de voz que no te esperas y resulta, además de original, muy esclarecedor en cuanto a la trama. Esto tiene lugar más o menos a mitad de la novela, y ahí es donde comienza el mambo.
Vista global de la trilogía de Marta Sanz
Black, black, black, Un buen detective no se casa jamás y pequeñas mujeres rojas son novelas cuyos argumentos son independientes, aunque opino que deben leerse en orden (tal y como menciono los títulos) por la forma en que vas conociendo a los personajes. En la primera y segunda parte quien ejecuta las acciones es Arturo Zarco, y Paula tiene el papel de apoyo logístico (en la primera) o de Pepito Grillo (en la segunda).
En cambio, la tercera gira en torno a Paula Quiñones, que es quien vive la aventura. La pega es que cuando interactúa de alguna forma o menciona a personajes que aparecen en las dos primeras, si no las has leído, es posible que tardes en enterarte de qué papel tiene cada uno en su vida y en la historia. Así que, para no perderte nada, es mejor seguir la trilogía como fue concebida.
¿Y cuál es la que más te ha gustado?, habrá quien se pregunte. Pues, a ver. Con pequeñas mujeres rojas lo pasé bastante mal por la temática que trata (es muy angustiosa). Seguramente —de forma objetiva— sea la más completa de las tres, pero ejque —de forma subjetiva— sabiendo que estuve a punto de abandonarla en más de una ocasión, difícilmente podría decir que es mi preferida. Por tanto, una vez descartada, y teniendo que elegir entre las dos que quedan, creo que la más equilibrada en cuanto a estilo-trama es Black, Black, Black. Por tanto, es mi prefe.
Así que, a quien no haya leído nunca a Marta Sanz le recomiendo que empiece por esa. Y si le mola su estilo y la trama, una vez conocidos los personajes, continúe con las otras dos. Eso sí, sabiendo que la segunda novela puede resultar algo lenta, hasta la mitad más o menos, y que la tercera te va a retorcer el corazón (si no eres de piedra). En cualquier caso, es una autora que se debe conocer y cuya calidad es innegable. Lo demás ya… depende de los gustos de cada cual.
Algunos fragmentos de Un buen detective no se casa jamás
«En la foto se ve a una mujer sin las pocas arrugas que marcan, hoy, la cara de Amparo Orts. Como si a la cara de la actual Amparo le hubieran pasado una goma de borrar por encima y le hubieran puesto una peluca rubia con moño italiano. O al revés, quizá la mujer que tengo delante sea una foto repintada: alguien ha querido envejecerla, pero no mucho, envejecerla débilmente, con cierto cariño».
«Amparo se ha puesto un vestido con mucho escote y los familiares más próximos aseguran que se ha quitado diez años de encima por lo menos. Todavía está muy guapa. Las mujeres maduras se aferran a ese tipo de adverbios temporales. Todavía. Todavía se puede comer. No lo tires. Aún está sabroso. En su punto justo de sazón. La fruta madura es más adecuada para preparar postres. Tiene más vitaminas. Igual que el caldo de gallina vieja. Una exageración detrás de otra».
«Nabokov me visita con la misma frecuencia que a las mujeres el ciclo menstrual. En mis días nabokovianos —en esos días— suelo pensar en: mariposas y tableros de ajedrez, Lolita, Lo, Dolores Haze y los amores desiguales —negros y blancos, sanos y enfermos, ricos y pobres, curas y putas, madres e hijos, hermanas siamesas, los que empuñan la pistola y los que se dejan matar, depravados y angélicos, machos y machos que luchan en distintos frentes en una guerra civil, grandes historias entre hombres—».
Genial gracias, como siempre te da ganas de leerlas del tirón.
Gracias
:DDD Gracias a ti! Aunque siempre recomendaría empezar con Black, black, black y si no convence… pues no intentarlo con este, jajaja. Es muy peculiar el estilo de la autora y te tiene que gustar. ¡Gracias por comentar!