Hoy os traigo la reseña de «La maldición gitana» de Harry Crews, una novela de las que no puedes soltar una vez has empezado. No solo la historia te mantiene enganchada es que, además, no es muy extenso (212 páginas) y su lectura se realiza ágilmente (frases cortas con lenguaje claro y conciso). Me ha flipado.
¿Quién es Harry Crews?
Es la primera aparición del autor en este blog y eso siempre se merece una breve introducción. Harry Crews (1935 – 1992) fue un autor estadonidense, uno de los más reconocidos en cuanto a escritores sureños (nació en Alma, un pueblo de Georgia). Sin embargo, hasta hace unos años no se había traducido al español ninguna de sus novelas. En su obra retrata principalmente la cara más profunda, cruda y desgraciada del sur de EEUU. A esta cara pertenecen los freaks (como dice Kiko Amat en el prólogo) que dibuja en sus novelas.
No hay nada que odie más que los gilipollas que andan por ahí lloriqueando por lo injusto que es el mundo. Ya os lo dije antes, lo justo no es algo que haya experimentado mucho en mi vida.
Crews se crió con su madre (viuda) y su tío, que resultó ser un padrastro violento y alcohólico. De pequeño tuvo la polio, sus piernas se recogieron hacia atrás y estuvo más de un año apañándose para todo solo con los brazos. Estas circunstancias se verán reflejadas posteriormente en su obra.
Se alistó en el ejército (marine), vagabundeó un tiempo, después estudió filología (English) en la Universidad de Florida y terminó siendo profesor. Se casó y se separó dos veces de la misma mujer, la definitiva fue tras la muerte de su primer hijo (ahogado en la piscina de un vecino, en 1964). A partir de ahí solo existió la escritura para él.
Es decir, es un autor que ha vivido, bebido -mucho- y estudiado. Era un tío culto.
Tiene multitud de obras publicadas. Os recomiendo un paseo por la editorial Dirtyworks si os queréis hacer con sus ediciones en español. Junto a «La maldición gitana» adquirí «El amante de las cicatrices», también de Harry Crews, y estoy ansiosa por empezarlo.
El prólogo de Kiko Amat
Pocas veces se hace mención a los prólogos de los libros, incluso hay quien no los lee o los lee después de haber terminado el libro (asegurándose de que nada le destripa el contenido de este).
Sin embargo, en esta ocasión voy a hacer mención al prólogo puesto que me ha parecido magnífico. El nombre de Kiko Amat me resultaba familiar pero hasta ahora no había investigado acerca de él. Tras leer el prólogo que se incluye en esta edición he decidido que tengo que hacerme con alguna novela suya. Su forma de expresarse (alejado de ñoñerías) y de presentarte a Harry Crews (autor) y a Marvin Molar (protagonista de La maldición gitana) me ha parecido de diez.
Antes o después le haré otro hueco en el blog. De momento solo aspiro a ser capaz de contaros algo más sobre el libro sin destripar nada relevante (tal y como hace él en el prólogo).
La maldición (gitana o no) de los personajes
Así es el mundo: le das un poco de ventaja y el día menos pensado va y te patea el culo.
Nuestro protagonista es Marvin Molar, un joven que nació siendo sordomudo, con la cabeza enorme y sin piernas. Sus padres le abandonaron y su vida dista mucho de ser un camino de rosas. Sus características físicas le han llevado a desarrollar unos súper brazos con los que es capaz de ser más que autosuficiente. Además, la fuerza y equilibrio adquiridos (por necesidad por un lado, y con mucho esfuerzo y dedicación por otro) le permiten realizar espectáculos que le aportan algunos ingresos. Es decir: es un artista.
Dos cosas a propósito de mí: no soy un amargado y no engaño a nadie. Si me pagan para entretener a un público, por mis huevos que los entretendré aunque me reviente una tripa. Siempre dispuesto a tomar riesgos, si es necesario. Me refiero a un riesgo real que el público sepa que no forma parte del número.
Este artista convive con Al Molarski, el dueño de un gimnasio (Fireman’s Gym), quien le acogió en su momento. Antes de gestionar el gimnasio era el típico «Hombre forzudo» de los circos itinerantes, de estos que doblan clavos y rompen listines telefónicos. Con ellos también conviven dos boxeadores que están bastante tocados. Parece que todos los personajes de esta novela (y por lo visto, en todo el universo Crews) estén marcados por la mala suerte. Por eso, la violencia, los accesos de cólera, las manipulaciones y la crudeza que asoman en cada página no te parece que estén fuera de lugar en ningún caso.
Agarré una novela, la abrí al azar y no pude leer una sola palabra. Se me juntaba todo del cabreo que tenía. Podía haber estado escrita en ruso.
El otro personaje principal es Hester, la chica con la que mantiene una relación Marvin. Hester es aparentemente normal, tiene sus piernas (¡qué piernas!) y no parece tener su cerebro atrofiado. Parece. Precisamente la historia comienza a enredarse en el momento en que Hester decide irse a vivir con Marvin (y por tanto con el hombre forzudo y los dos boxeadores tarados).
El título de la novela se basa en la maldición que una gitana le espetó -en español- a Marvin: «¡Que encuentres un coño a tu medida!». Parece que este es el de Hester.
Odio ver a cualquiera ridiculizarse intentando hacer una cosa que no sale de sí mismo. Uno hace lo que puede hacer, se tiene el talento que se tiene y tratar de ir más allá es adentrarse de lleno en el territorio de la ridiculez más absoluta.
No quiero revelar nada más de la trama, pero os aseguro que una vez comenzado es imposible dejarlo.
Conclusiones: descubriendo a Harry Crews
La verdad es que ha sido un gran descubrimiento este Harry Crews. Los personajes parecen sacados del circo de los horrores (me ha recordado mucho a la serie Carnivàle). Lo que tienen en común es que son todos sumamente reales. Son como son, con sus defectos y virtudes, en este libro no vas a encontrar ningún juego de apariencias: es la cruda realidad.
Leyendo «La maldición gitana» sientes lástima por las calamidades a las que se enfrentan los personajes y asco por la vileza del ser humano; pero, a la vez, te embarga un sentimiento de admiración por nuestro protagonista. Si tratas de ponerte en su lugar (cosa que es imposible) no te queda otra opción que elogiar su instinto de supervivencia y superación. La forma en que se hace entender y la inteligencia que esconde (digo esconde, porque canalizarla y mostrarla en su situación no es moco de pavo) son loables.
También resulta asombroso cómo en medio de tanta desgracia hay lugar para el humor. En más de una ocasión me he reído leyendo esta historia. Se nota que Crews sabe encontrar momentos jocosos en medio de tanta mierda.
«¿Y cómo haces para cagar?» y «¿Alguna vez te has tirado un pedo en la cara de alguien?». Me parecen niños completamente normales, y con esto quiero decir que me acojonaban. Los niños te apedrean, te linchan, te sueltan a los perros. Esa ha sido mi experiencia con los niños
En fin, la novela me ha fascinado y Harry Crews -con su realismo sucio, sureño- ha sido, para mí, uno de los grandes descubrimientos de lo que llevamos de año. Además, siento que he entrado por la puerta grande en el catálogo de Dirtyworks. No me cabe duda de que seguirán apareciendo otras obras editadas por ellos en este blog.
Me parece muy interesante, mil gracias por tanta informacion.
Muchas gracias 🤩 me alegra que te haya gustado. Un abrazo 🤗
Solo que te hace reflexionar, por lo que escribes, es lo desagradecidos que somos por lo que tenemos y deberíamos no quejarnos tanto de verdaderas tonterías. Gracias por informarnos del descubrimiento de este escritor