Gomorra / Roberto Saviano

Había que leérselo antes de ver la peli, claramente. Todavía no he visto la peli, así que no puedo hacerles la comparación. De todos modos, por lo que he leído, la peli sólo abarca 11 de los capítulos.
Supongo que todos conoceréis o bien la obra o bien la peli, que se llevó unos cuantos premiacos en Cannes y en los Globos de Oro (normalmente no me entero de ese tipo de cosas, pero coincidieron los galardones con la temporada que estuve catalogando noticias en ABC).

Tenía muchas ganas de hincarle el diente.

He de decir que me han gustado mucho más unos capítulos que otros, no por el interés que me supongan unos u otros, sino porque en algunos de ellos la cantidad de nombres (personales, instituciones, etc.) consiguen que me haga unos líos de pelotas y que ojee por encima la página hasta que dejen de haber mayúsculas. Capítulos que no tienen nada de acción camorrista (morbo morbo) y mucho de negocios. En esas partes dejaba de interesarme por el «quién» y me interesaba en el «qué».
Ejemplo de ello es cuando hablan del control de los chinos en el puerto de Nápoles, y el rollo de las falsificaciones; o cuando hablan sobre la gestión de residuos. Mucho nombre y mucha ostia, pero bueno, aún así me molaba porque me recordaba a las series The Wire (sobretodo a la segunda temporada, cuando se meten en los rollos del puerto, almacenajes y contrabando) y Los Soprano (que también se dedicaban a la gestión de residuos, hahaha).

He hecho algunas búsquedas en google sobre nombres mencionados en el libro, y la verdad es que sí que se corresponden con noticias aparecidas en la prensa italiana por las fechas que indica Saviano. Así que puedo decir que me lo creo todo al 98%. Alguna historieta se habrá inventado (qué desconfiada que soy), pero por norma general, es factible que sea cierto.

Otra cosa que me inquieta, es si no le habrá caído alguna que otra querella al Saviano, porque hay famosos (vivos) que aparecen mencionados. Ejemplos de ello son Robbie Williams y Maradona.

«Robbie Williams, famoso cantante cocainómano, se pasó años diciendo que «la cocaína es el modo que Dios ha inventado para decirte que tienes demasiado dinero». Esta frase, que había leído en algún periódico, me vino a la mente cuando vi las Casas Celestes de unos jóvenes que alababan el producto y el lugar: «Si existe la coca de las Casas Celestes, eso significa que Dios no ha dado ningún valor al dinero.»

“Pienso que los Giuliano alcanzaron el máximo poder cuando Annalisa aún no había nacido y su madre era una chiquilla que se relacionaba con chiquillas, las cuales se convirtieron más tarde en esposas de los Giuliano y de sus afiliados, escucharon de adultas la música de D’Alessio y aplaudieron a Maradona, que siempre compartió con los Giuliano cocaína y festines, memorable la foto de Diego Armando Maradona en la bañera en forma de concha de Lovigino.”

Toma castaña.

También me ha parecido curioso la diferente actitud ante el consumo y venta de drogas que tienen unas u otras familias de la camorra. En uno de los capítulos se dice que:
“Aquí están los Visitantes: los heroinómanos. Los llaman como a los personajes de la serie televisiva de los años ochenta que comían ratas y bajo una epidermis aparentemente humana, escondían escamas verduscas y viscosas. A los visitantes los usan como cobayas, cobayas humanos, para experimentar los cortes: comprobar si un corte es dañino, qué reacciones provoca, hasta dónde pueden estirar el polvo. Cuando los ‘cortadores’ necesitan muchos cobayas, bajan los precios. De veinte euros la dosis, descienden hasta diez. Se corre la voz y los heroinómanos vienen hasta las Marcas y Lucania por pocas dosis. La heroína es un mercado que ha sufrido un colapso brutal. Los heroinómanos, los yonquis, son cada vez menos. Están desesperados. Montan en los autobuses tambaleándose, bajan y suben en los trenes, viajan de noche, hacen autostop, recorren kilómetros a pie. Pero la heroínas más barata del continente merece todos los esfuerzos.”

y por lo tanto, se les trata pues eso, como cobayas, pero todo para hacer más fructífero el negocio. Sin embargo, en el capítulo donde se habla de la llegada de la camorra a Irlanda, la familia dominante tenía una actitud muy distinta ante el consumo. Si se encontraba algún yonqui se le metía una paliza de cojones para ver si captaba el mensaje y, si persistía en su empeño, se le eliminaba. Estos de Irlanda eran muy puritanos, tanto tanto que ni a los enfermos respetaban los muy cabrones. A todo el que tuviera el sida se le mataba, justificándose en que al transmitirse mediante relaciones sexuales y el instinto (en este caso en concreto) es más fuerte que la cabeza, era casi imposible prevenir el contagio. Así que atajaban el problema de raíz. También comenta que los chavales se subían ahí para pencar como locos sin utilizar preservativos, al saberse la zona limpia de enfermedades. Comenta que en el territorio de éstos, mientras que en el resto del mundo el VIH iba in crescendo, ahí mantenían a cero el nivel de infección. Nos ha jodido, mayo.

Muy interesante (a mi parecer) el capítulo dedicado a la AK-47. EL amigo Saviano se nos pira de excursión a conocer a Mijaíl Kaláshnikov, creador de la automática en 1947. Me ha gustado mucho cómo lo retrata, en plan un tipo frío e inmutable a pesar de los estragos que causa el diabólico invento. Reseñar la reflexión que hace Saviano sobre el prenda en cuestión, comparándolo con Nobel y la dinamita:
“Las fotos de Nobel en los años posteriores a la elaboración de la dinamita –después de que comprendiera el uso que se haría de su mezcla de nitroglicerina y arcilla- lo retratan trastornado por la inquietud, con los dedos atenazando la barba. Tal vez sea impresión mía, pero cuando miro las fotos de Nobel, con el entrecejo fruncido y los ojos perdidos, parecen decir una sola cosa: ‘Yo no quería. Yo pretendía abrir montañas, desmigajar masas rocosas, crear galerías. No deseaba lo que ha sucedido’. (…) la cara de Mijaíl Kalashnikov parece decir: ‘Todo va bien, no son problemas míos, yo solo he inventado una metralleta. Cómo la usen los demás, es algo que no me atañe’.”

Pero sin duda el capítulo que más me ha triunfado ha sido el referente a Hollywood, cojonudo. Menudos notas, cómo se flipan con las pelis. Más o menos Saviano sostiene que la influencia de la Mafia en en cine no es unidireccional, es decir, que duda hasta qué punto ha influído más la mafia en el cine o el cine en la mafia. Las pintas de los capos y sus caprichos (tener la casa de Tony Montana, retratarse como Don Vito, que en realidad no estaba inspirado en un capo siciliano, sino en un camorrista de Nápoles, etc.), la jerga (que el título de Padrino se importó del cine a las organizaciones y no al revés) y así, unas cuantas cosas más. Además, el número de referencias de pelis es bastante alto, con lo que mi lista-de-pelis-pendientes-pa-bajar ha crecido bastante.
“la villa de Walter Schiavone tiene que ver de verdad con Hollywood. En Casal di Principe se cuenta que el boss le había pedido a su arquitecto que le construyera una villa idéntica a la de aquel gángster cubano de Miami, Tony Montana, que aparecía en El precio del poder. Había visto una y otra vez la película, que le había conmocionado hasta el punto de llegar a identificarse con el personaje interpretado por Al Pacino; y efectivamente con lago de fantasía podía superponerse su horadado rostro al del actor.”
Entre esas otras cosas más que han influído en las organizaciones partiendo de las pelis está la forma de disparar, acojononante:
“En cierta ocasión, un veterano de la policía científica de Nápoles me explicaba cómo los killers de la Camorra imitan a los de las películas:
¡Hoy, después de Tarantino, ya no saben disparar como Dios manda! Ya no disparan con el cañón recto. Lo tienen siempre inclinado, hacia abajo. Disparan con la pistola torcida, como en las películas, y esta costumbre provoca desastres. Disparan al bajo vientre, a las ingles, a las piernas; hieren gravemente sin llegar a matar. Así, siempre se ven obligados a rematar a la víctima disparando en la nuca. Un charco de sangre gratuito, una barbarie del todo superflua a efectos de la ejecución.

Y en fin, que a todos esos que les mole el rollo de mafias y tal… les tiene que gustar por huevos. Eso sí, advierto: UN POCO DE PACIENCIA, que el libro comienza de forma bastante «densa» hasta que llega a la acción.

Click, click…
PAWWWWW!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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«Aquí cada minuto parece asesinado. Una escabechina de minutos, una matanza de segundos hurtados al papeleo, perseguidos por los aceleradores de los camiones, empujados por las grúas, acompañados por las carretillas elevadoras que arrancan las entrañas de los contenedores.»

«Si el dinero no apesta, la mercancía, en cambio, perfuma. Pero no trae el olor del mar que ha atravesado ni el de las manos que la han producido, ni tampoco desprende la drasa de los brazos mecánicos que la han montado. La mercancía huele a lo que huele. El olor no aparece hasta que llega al mostrador del vendedor, no desaparece hasta que llega a la casa del comprador.»

«Yo había estado en el funeral de Emanuele. En algunas latitudes del mundo, quince años son simplemente un número. Morir a los quince años en esta zona parece, más que ser privado de la vida, adelantar una condena a muerte.»

«En las plazas de la venta de droga siempre me han fascinado la perfecta organización y el contraste de la degradación. El mecanismo de venta es como el de un reloj. Es como si los individuos se movieran exactamente igual que los engranajes que ponen en marcha el tiempo. No hay movimiento de nadie que no desencadene el de otro. Cada vez que lo observaba me quedaba fascinado. Los sueldos se distribuyen semanalmente: cien euros para los vigilantes, quinientos para el coordinador y cajero de los camellos de una plaza, ochocientos para el camello y mil para el que se ocupa de los almacenes y esconde la droga en casa. Los turnos van de las tres de la tarde a las doce de la noche y de las doce de la noche a las cuatro de la madrugada; por la mañana es muy raro que se venda porque hay demasiada policía rondando. Todos tienen un día de descanso, y si se presentan tarde a la plaza de venta de droga, por cada hora se les descuenta cincuenta euros de la paga semanal.»

Durante un conflicto de la Camorra, todo lo que ha sido construido con constancia es puesto en peligro, una cerca de arena derribada por una ola de resaca. Las personas intentan pasar con sigilo, reducir al mínimo su presencia en el mundo. Poco maquillaje, colores anónimos, pero no solo eso. El que tiene asma y no puede correr se encierra con llave en casa, pero poniendo una excusa, inventándose un motivo, porque revelar que se queda encerrado en casa podría resultar una declaración de culpabilidad: de no se sabe qué culpa, pero en cualquier caso una confesión de miedo. Las mujeres dejan de ponerse zapatos de tacón, inapropiados para correr. A una guerra no declarada oficialmente, corresponde un miedo no declarado, un miedo que se mete debajo de la piel.”

“Los enfermeros denunciaron que, antes de entrar para socorrer a alguien, a cualquiera, no sólo a los heridos de arma de fuego sino también a una viejecita con una fractura de fémur o a un hombre que había sufrido un infarto, tenían que bajar, dejarse cachear, dejar subir a la ambulancia a un vigilante que comprobaba si era realmente un transporte sanitario o escondía armas, killers o personas que intentaban huir. En las guerras de la Camorra no se reconoce a la Cruz Roja, ningún clan ha firmado el tratado de Ginebra.”

“-Soy de Nápoles.
Una ciudad que da tanto que hablar, que basta con pronunciar su nombre para escaparse de cualquier clase de respuesta. Un lugar donde el mal se convierte en todo el mal, y el bien en todo el bien.”

Decidir salvar a quien debe morir significa querer compartir su suerte, porque aquí con la voluntad no se cambia nada. No es una decisión que logre sacarte de un problema, no es una toma de conciencia, un pensamiento, una decisión, que de verdad logren darte la sensación de estar actuando del mejor modo posible. Sea lo que sea lo que hagas, será siempre una equivocación por un motivo u otro. Esa es la verdadera soledad.”

“el 416 bis, el delito de asociación mafiosa.”

En estas tierras, el callar no es la banal omertà silenciosa que se representa con gorras y miradas bajas. Tiene que ver mucho más con lo de ‘no es asunto mío’.”

“Me atormentaba tratando de entender si era posible intentar comprender, descubrir, saber, sin ser devorado, triturado. O si la elección era entre conocer y comprometerse, o ignorar, y, de ese modo, poder vivir tranquilamente. Acaso sólo quedaba olvidar, no ver. (…) He nacido en tierras de la Camorra, en el lugar con más muertos por asesinato de Europa, en el territorio donde la crueldad se halla ligada a los negocios, donde nada tiene valor si no genera poder; donde todo tiene el sabor de la batalla final. (…) combatir a los clanes no es lucha de clases, afirmación del derecho, reapropiación de la ciudadanía. No es la toma de conciencia del propio honor, la defensa del propio orgullo. Es algo más esencial, ferozmente carnal. (…) Ponerse en contra de los clanes se convierte en una guerra por la supervivencia, como si la propia existencia, la comida que comes, los labios que besas, la música que escuchas, las páginas que lees, no lograran darte el sentido de la vida, sino solo el de la supervivencia. Y así, conocer ya no es un indicio de compromiso moral. Saber, entender, se convierte en una necesidad. La única posible para considerarse aún hombres dignos de respirar.»

13 comentarios en «Gomorra / Roberto Saviano»

  1. este lo tengo ya en la estantería fue un regalo. Como siempre un placer leerla, hable conmigo porque habrá una presentación de un libro de el recreo proximamente en Madrid, Dios mediante y quizá este interesada en acudir

  2. Welcome home!

    Oye, además de pegarte unos viajes mejores que los míos, te estás adelantando a mis reseñas: primero Los detectives y ahora Gomorra, que lo estoy acabando… aunque está bien que lo hagas, porque yo voy fatal de tiempo (y empeorando)…

    La verdad es que me gustaría ir a Madrid justo ahora, a ver una expo que hay en el Thyssen sobre “la sombra”. Tiene muy buena pinta, pero acaba el 17 de este mes y me la perderé. Si te interesa:

    http://www.museothyssen.org/thyssen/exposiciones/WebExposiciones/2009/LaSombra/index.htm

  3. Gomosa lo he tenido ahí , pero todavía no lo he tocado , creo que dentro de la proxima semana será una de las lecturas.
    Sopranos pedazo de serie

  4. Hola KAtrina, he visto el libro en librerías pero está demasiado caro, pero la peli me la encontré para bajar, así que me aguanto con tu reseña y lo que encuentre en la peli. por lo demás, demasiado interesante lo que contás. Saludos

  5. Un buen libro, muy bien escrito.
    En mi modesta opinión, tiene mucho y muy buen trabajo de hemeroteca, pero para mi gusto, anda un poco falto de corazón.
    Y aunque en ocasiones es demasiado obvio, cuenta muchas cosas sorprendentes. El estilo tiene un punto kapucinski muy agradable.

    Katrina, gracias por tu apoyo incondicional.

    Pase una noche en las fiestas.
    Mi querido barrio.

  6. Suena bien. La verdad no había escuchado ni del libro, ni de la peli (últimamente no tengo tiempo para esas exploraciones). Pero buscaré uno de los dos. Gracias por la recomendación. 🙂

    Un beso

  7. Joooder…menudo ladrillo Katrina, casi que tardo menos leyendo ese libro. (eres tan abundante en todo?). Simplifiquemos, simplifiquemos.

  8. Yo es que huyo de él igual que huyo de todo lo mediático.

    El jueves, después de ocho meses en la ciudad, descubrí la biblioteca. En qué mal mes. Justo cuando más se supone que debo estudiar… mierda.

    En otro orden de cosas, el otro día vi una furgoneta: PINTURAS BOLAÑO. El tipo está en todo.

  9. Katrina, lo siento pero va a ser difícil poder superar a la combinación de «Los detectives salvajes» y «Gomorra». ¡Qué mes de lectura que ha tenido! Ciertamente vale la pena de ver la película, pero «Gomorra» (libro) es mucho mejor que «Gomorra» (cinta) en mi opinión. ¡Saludos!
    PD: ¿Podemos tutearnos en el futuro? Además de ser un fracaso con todas las conjugaciones de «usted», soy un tipo poco ceremonioso en general…

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