Forajido literario / Ted Morgan

Portada de «Forajido literario. Vida y tiempo de William S. Burroughs», de Ted Morgan. Ed Es Pop Ediciones, 1ª ed. may. 2022, Madrid. Colección Es Pop Ensayo, v.28. Trad.: Óscar Palmer Yáñez

Ahora viene una tanda de libros sobre escritores, sobre tres escritores. Basta ya de drogas.

Bueno no, porque el que abre esta triada es William S. Burroughs. Os traigo Forajido literario. Vida y tiempo de William S. Burroughs, de Ted Morgan, el mayor tocho que me he leído este año. Pero he disfrutado cada página, cada puta onza de las 205 que pesa el libro (1440 g).

Esta biografía, publicada por Es Pop, narra sus vivencias al más mínimo detalle. Bebe de distintas fuentes, y muchas de las historias que aparecen las muestra desde diferentes puntos de vista. Hay que tener en cuenta que varios de sus amigos eran literatos también, así que hay multitud de cartas y otros escritos que permiten construir el relato utilizando más de una perspectiva.

Forajido literario se lee con la fluidez de una novela. Además de por la forma en que está escrito, por todo lo que cuenta. Menuda vida la de William II y compañía, te cagas. Y no solo la de Bill, también la de Jane, la de Billy y la de algunas otras personas que formaron parte de su vida. Porque, como he dicho, esta bio no se salta nada. De la cuna hasta la tumba: año a año, país a país. Es tal cantidad de gente y de sitios sobre los que se habla en este libro, que al final hay hasta un índice onomástico de lugares y personas.

Lógicamente, como escribir formaba parte de su vida, también se habla de manera exhaustiva de toda su producción artística, que va más allá de la literatura. Mola conocer los pasos que ha ido siguiendo hasta publicar las distintas novelas, su situación personal mientras se gestan y las escribe, las dificultades con nsura de la época y ese tipo de cosas.

Contiene costumbres, crimen, drogas, historia, política, ética, sociología, sexualidad y, cómo no, mucha literatura. Es una biografía. Una novela. Un libro de viajes. Un ensayo. Un libro de fotos. Una obra de referencia.

Si te mola William S. Burroughs (su obra y/o su persona) te lo vas a gozar muchísimo, este libro tiene DE TODO. También les molará a quienes conozcan a Billy por haber leído Maldito desde la cuna.

Y sobre el peso del libro, pues bueno, es encontrarle la postura. Luego ya no paras.

Algunos fragmentos de Forajido literario

«Billy fue refugiándose progresivamente en la ficción. Tuvo la ocurrencia de que pertenecía a otra especie. Le daban miedo sus semejantes y sentía la necesidad de disimularlo, ocultándose en sí mismo. Se sentía al mismo tiempo inferior y mejor que los demás; era una sensación sumamente confusa. En el aspecto físico, era un verdadero cobarde al que aterrorizaba cualquier tipo de conflicto. Con el tiempo acabaría considerando su extremada delgadez una ventaja a largo plazo, tras haber visto cómo los músculos de sus compañeros más deportistas acababan convertidos en grasa. No era enfermizo, aunque su madre intentaba hacerle pasar por tal».

«Burroughs debía vender a diario suficientes papelinas para comprar el siguiente cuarto de onza (siete gramos), pero nunca llegó a sacarse más que unos pocos dólares de beneficio, pues trataba con clientes informales e indignos de confianza. ‘Menuda basca’, pensaba. ‘Gorrones, maricas, fulleros, soplones… reacios a trabajar, incapaces de robar, siempre faltos de panoja, siempre lloriqueando para que les fíes’. Burroughs era un camello concienzudo, puntual y honesto».

«el trato sufrido por Allen a manos de la Universidad de Columbia, y en su amistad con aquellos otros dos agitadores que eran Burroughs y Kerouac, residía el germen de un programa contracultural y opuesto al poder establecido. Ginsberg estaba empezando a dividir el mundo entre ellos y nosotros».

«Escribió Burroughs a Allen Ginsberg: ‘mi posición ética ahora que soy un granjero respetable probablemente sea más turbia que cuando era camello y vendía caballo’».

«Burroughs decidió abandonar el país que había acabado detestando. Allá donde viviera, se sentía atosigado por las autoridades. Detenido en Nueva York por falsear una receta, se había mudado a Texas. Detenido en Texas por conducir ebrio e indecencia pública, se había mudado a Nueva Orleans. Detenido en Nueva Orleans por posesión de drogas, ahora debía ser juzgado con una condena de dos años en la penitenciaría estatal de Angola como resultado más probable. Mejor huir a México y esperar a que su caso prescribiera al cabo de cinco años».

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