Nota: reseña escrita originalmente como Rocío Palomino para la extinta Negra y Mortal (DEP) y publicada en mayo de 2021.
El Colectivo Bruxista se estrena como editorial (Bruxismo Editores) y abre su colección con Un mono marino se ha bebido mi fanta, de Dani Llabrés (Valencia, 1971). Una novela vertiginosa cuyo ritmo viene acompasado de una fantástica banda sonora a la que puedes acceder por medio de un código bidi que aparece al final, a modo de despedida (y que, obviamente, suena mientras escribo esta reseña).
Colectivo Bruxista: estreno editorial
Colectivo Bruxista se creó en 2017 con la finalidad de publicar fanzines que tocasen diferentes temas relacionados con la cultura más alternativa, marginal incluso, aquella que incomoda en según qué círculos y que muchos preferirían ver enterrada. Es un colectivo que quiere dar voz a lo que algunos considerarían ovejas negras. Su fanzine Bruxismo (cuyos números están todos agotados actualmente) incluye artículos sobre: música, historia poco conocida, tribus urbanas (de ayer y de hoy), anarquismo y muchos otros “ismos” sociales, políticos o culturales. Además, también aparecen reseñas de libros que siguen esta línea.
No es de extrañar que Dani Llabrés («escritor y modernista», como afirma su biografía de twitter) sea quien debute en Bruxismo Editores como conocedor de la subcultura. Durante muchos años se dedicó a la abogacía hasta que su rumbo viró hacia la escritura. Es autor de bastantes libros de temática musical, tanto para niños (la colección Little niño descubre a…) como para adultos (relacionados en su mayoría con la música y cultura mod). También ha publicado algún libro de relatos (véase Pequeños freaks) y otras novelas (Navidades suicidas o El día que a Dios le dio por existir).
Un mono marino se ha bebido mi Fanta dista mucho de ser la primera publicación de Dani LLabrés, pero os confieso que yo no le conocía. Ha sido un gustazo de presentación, la verdad, repetiré con alguna otra novela suya, seguro.
«Los Cinco» en versión lisérgica
La contraportada afirma que esta novela se trata de «una versión lisérgica de Los Cinco en la que resuenan ecos de Hunter S. Thompson y el mejor Tarantino», y no miente. Un mono se ha bebido mi Fanta presenta a una cuadrilla de amigos que arrastran muchas horas de jarana a sus espaldas (han cerrado hasta los afters) y están tomándose la última en casa de uno de ellos. En un momento dado, a Willy —el acoplao— le da un síncope (según Llabrés en la promo del libro: «un marichalazo») y se queda seco en el sitio. Deciden trazar un plan para no verse envueltos en problemas, pero todo se tuerce y terminan metidos en una trama que cuenta con asesinatos, mafia, porno, policías corruptos y droga.
Esta aventura te palpita en las manos desde el primer capítulo y no sabes bien por dónde van los tiros. Llabrés tiene multitud de ases en la manga, que irá dosificando a lo largo de la historia, y no dejará de sorprenderte en ningún momento. El tiempo y los escenarios en los que tienen lugar la acción encajan a la perfección y te mantienen alerta, muy despierto (como si «llevases encima» lo mismo que —atención a los nombres— Kid Kubata, Duque, Santo, Moriarty y Willy, juntos). Es un cóctel explosivo, una bombita que levanta el ánimo a cualquiera.
Vale pero, ¿qué es un mono marino? ¿y la Fanta de quién es?
Merece la pena encontrar el mono marino y la Fanta en medio de esta novela con tintes pulp, que cuenta con diálogos fresquísimos y delirantes; descripciones hiperrealistas y sucias; y enredos de película. Me encantaría que hicieran una adaptación cinematográfica, a pesar de conocer el argumento, estoy segura de que me lo pasaría igual de bien que viendo Airbag.
Los giros de guión, el control magistral del tiempo y las situaciones que recrean el esperpento, provocan que la narración y las conversaciones de los personajes entren como un disparo. Llabrés vuelca el alfabeto y pinta cada línea con tal pericia que, al terminar, tienes las pupilas dilatadas. Necesitas más.
Bruxismo Editores arranca por todo lo alto con Un mono marino se ha bebido mi Fanta como combustible, así que no me queda otra que estar atenta a sus publicaciones venideras. No tardaré mucho en hacerme con Tainted love (de Stewart Home), que es su próxima referencia. Definitivamente, acaba de aparecer otro nicho más del que nutrirse de —buena— literatura políticamente incorrecta.
Genial gracias