Hoy os traigo el segundo encuentro con Edward Bunker, esta vez con su novela No hay bestia tan feroz. El primer encuentro fue con Perro come perro (también en la colección Al margen, de Sajalín Editores) y me moló mucho, pero es que este me ha molado más todavía. En la faja (DEP, ya hice de Capitán Planeta) ponía que Tarantino dijo que se trata de «La mejor novela criminal en primera persona que jamás haya leído» y me lo creo, no parece un hype de esos (si bien, coleguitas eran).
Si Perro come perro trataba de una banda de atracadores de bancos (y el gran golpe que preparaban), No hay bestia tan feroz (donde Max Dembo narra su historia delictiva tras una salida de la cárcel en la que decide reformarse) incluye muchas otras facetas además de la de atracador. Aquí no se cuenta un golpe, se cuentan un montón de ellos y, a diferencia de la anterior que leí: esta sí que está basada en sus propias experiencias.
«En mis cartas de solicitud de empleo no había mentido, pero tampoco había dicho toda la verdad. Habrían palidecido si hubiera relatado todos los hechos: «Estimado Sr.:», pensé, «Le escribo para solicitar un puesto de trabajo para un ratero, estafador, falsificador y ladrón de coches; también tengo experiencia como timador, atracador a mano armada y chulo, entre otras cosas»».
Edward Bunker: narración criminal
En la anterior entrada hice un pequeño resumen de la vida de Edward, así que no me voy a repetir. Pero sí que quiero mencionar una entrevista que se incluye al finalizar la novela y que es de esos detalles editoriales que tanto me gustan.
Al parecer he tenido suerte con la compra del libro, puesto que las ediciones anteriores no la incluyen: se ha incluído en la décima edición. Se trata de una entrevista realizada por Sergio Ramón Zárate, publicada en mayo de 1992, en el 4º número de Los Inrockuptibles. La revista nació en Francia en 1986 (Les Inrockuptibles), aunque se hicieron algunos pocos números (cuatro) en España por la misma empresa francesa.
Y, por fortuna, ha llegado Sajalín para volverla a plasmar en papel
En esta, Bunker habla de su infancia, de sus experiencias con el sistema penitenciario, de racismo, de literatura y cine (esto último centrado en las pelis basadas en sus novelas), entre muchas otras cosas. Analiza y critica a la sociedad en general y al sistema que mueve sus engranajes. Resulta muy interesante leer sus reflexiones con la perspectiva que ofrece el paso del tiempo.
«He hecho lo que he querido, he vivido a mi manera, y ya he pagado la factura a la sociedad. Es el pasado, ahora soy escritor».
No hay bestia tan feroz: la ópera prima
No hay bestia tan feroz (No Beast So Fierce) es la primera novela que escribió Bunker. Comenzó en la época de los 50, estando preso. Durante veinte años estuvo entrando y saliendo de la cárcel, y entre delitos y condenas, escribía su historia. En 1973 es cuando se publicó y, de hecho, se utilizó como ejemplo para demostrar que estaba rehabilitado y podía obtener la libertad condicional. Lo hizo y no volvió a entrar.
Esta historia la protagoniza Max Dembo, un recluso al que liberan de la trena tras ocho años enchironado. Sale con intención de no volver a entrar, claro, predispuesto a aceptar las reglas del sistema. Sin embargo, no tarda demasiado en flaquear y volver a entrar en el juego. No soporta llevar correa y collar, y que el agente de la condicional -u otros- le controlen.
«Si usted cede un poco, yo también cederé […] Solo le pido que comprenda lo difícil que es mi situación. Solo conozco a ex presidiarios, estafadores y prostitutas. Ni siquiera me siento cómodo con los que respetan la ley».
Así, retoma sus anteriores hábitos y desempolva todas sus habilidades delictivas. Esa es la parte aventurera de esta historia, pero este libro no trata solo de dar golpes: tiene mucho contenido crítico y moral.
Edward Bunker (Max Dembo) vs la sociedad
Max Dembo es uno de esos criminales que tienen una moral bastante definida y que serán ladrones, estafadores y demás, pero no son unos hijos de puta. El dicho en este caso sería: «haz el mal, pero mira bien a quién».
«Nunca entraba a robar en casas particulares. Robar dinero u objetos que solo tenían valor monetario era un acto impersonal, sobre todo si provenían de unas manos que podían resistir la pérdida. Causar un daño emocional era algo muy distinto».
Es alguien que se considera el producto de un sistema injusto, a quien las circunstancias no le han dado otra opción que delinquir para sobrevivir. Por tanto, desprecia «el sueño americano» y se declara en guerra contra la sociedad que es la que le había convertido en criminal. Su filosofía es «a la mierda todo».
«Pídame solo que no cometa ningún delito, no que viva según sus principios morales. Si es eso lo que la sociedad quería de mí, no me tendría que haber metido en orfanatos y reformatorios, y haberme deformado el carácter.»
Novela criminal en mayúscula
Definitivamente No hay bestia tan feroz es un novelón lleno de virtudes. Por un lado está esa trama en la que Max va aumentando su currículum criminal con más atracos, estafas o robos, entre otros. Esta parte es la faceta del libro con la que un lector a quien le gusten los thriller, las novelas policíacas (desde el lado del delincuente, claro) o de aventuras, disfrutará de lo lindo.
Por otro lado está esa parte en la que Max intenta resolver sus conflictos personales y evolucionar de algún modo. Por medio de reflexiones (recordemos que está escrito en primera persona) y conversaciones con otros personajes, Edward Bunker aprovecha para criticar el sistema en general (y el penitenciario en particular) y la sociedad (americana, en particular). Habla de la naturaleza del ser humano, de justicia o de libertad, entre muchos otros temas universales.
En resumidas cuentas: si te gusta la novela criminal escrita en primera persona, como decía el tito Quentin no puedes dejarla escapar.
Algunos extractos de No hay bestia tan feroz
«—¿Qué quieres saber?
—¿Odias a la sociedad?
—A veces sí. Unas veces mas que otras. La odio, más que por cómo me ha tratado, por aquello en lo que me ha convertido.
—¿Te odias a ti mismo?
—No. Estoy orgulloso de mí mismo, en cierto modo. Soy el hombre más libre que conocerás jamás».
«Mejor huir de la jaula que seguir en ella».
«—El Yucatán es la selva. Es primitivo. ¿Es eso lo que quieres de la vida?
—Lo que quiero da igual. Lo que cuenta es lo que necesito. Viviendo en una celda, y eso sí que es primitivo, me di cuenta de que necesito muy poco.—¿Y la venganza, qué? ¿No los odias? ¿No odias el sistema, la sociedad?
—Ya me dejé llevar por el odio durante un par de años y me cansé. Saborear la venganza está muy bien, pero el riesgo no vale la pena. A mí todavía me importa la vida. No soy como tú. —¿Qué quieres decir?
—Tu filosofía es «a la mierda todo». Te da igual. Piénsalo.
—Ya pienso, continuamente. Me gusta el riesgo, pero también me importa todo lo demás.
—Yo creo que no te importa demasiado, te tendría que importar más».
Genial, me encantan tus reseñas.
Gracias
Muchas gracias 🤩🤩🤩