Las trompetas de Jericó / Unica Zürn

Portada de Las trompetas de jericó, de Unica Zürn. Ed. Underwood, 1ª ed. jun, 2021. Traducción, notas y paratextos: Javier López González y Bárbara Reinoso Acero
Portada de Las trompetas de Jericó, de Unica Zürn. Ed. Underwood, 1ª ed. jun, 2021. Traducción, notas y paratextos: Javier López González y Bárbara Reinoso Acero

Hoy regreso con la reseña de Las trompetas de Jericó, de la escritora alemana Unica Zürn, una novela muy particular, como todos los títulos de Underwood leídos hasta ahora. De todas formas, decir «novela» es quedarme bastante corta. Se trata de una obra escrita en la que se intercalan anagramas y poemas y cuya traducción debió ser trabajo de alquimista. Una novela compleja, no apta para todo tipo de lector, pero que a mí me ha flipado. Es de esos libros en los que no puedes pretender llevar tú el control: suelta los mandos y prepárate para el revolcón.

Del malabarismo lingüístico que debió suponer traducir el original, nace una narración en la que las palabras se expanden y entremezclan como las hojas de una enredadera o alguna planta trepadora. Podría ser como la parra, cuyo fruto fermentado emborracha, pero pocas veces como una buganvilla o alguna especie florida y vivaz. Las trompetas de Jericó es como esa hiedra sombría que rodea todas y cada una de las torres en las que se encuentra, sola, un alma atormentada. Y desde esa torre llega la voz desgarrada, afilada y poética de Unica Zürn, a través de una bruma formada por recuerdos, imaginaciones, alucinaciones o sueños.

«De niña eras poeta, pero hace ya mucho que has olvidado tus primeros versos y, entonces, no hubo nadie que los anotara. Ahora hablas la lengua sensata y carente de imaginación del común de los mortales».

Quién es Unica Zürn

Hasta abrir el libro, de Unica Zürn solo sabía que fue una escritora alemana. Ahora ya sé que nació en Berlín en 1916, que además de escritora fue dibujante y pintora y que su nombre completo era Nora Berta Unica Ruth Zürn. No me ha hecho falta ir a Google para averiguarlo. Esta edición incluye una pequeña biografía introductoria, que sirve para poner en contexto su obra y que a nadie le pille por sorpresa el texto al que se va a enfrentar.

La vida empezó a putear a Unica desde bien pequeña (lo de la separación de los padres, pase, pero lo de los abusos es muy chungo). Herida, siguió creciendo y caminando: escribiendo guiones, vendiendo periódicos y revistas, casándose, teniendo dos hijos. Luego se separó y perdió la custodia de sus hijos, lo que supuso una nueva grieta que tendría que cicatrizar, como la otra, ¿no?

Después conoció a Hans Bellmer, momento en que compró un billete con parada en la bohemia y en el surrealismo, y con destino a la autodestrucción. Ahora iba caminando de la mano de Bellmer, y creando a pesar de todo ello / ayudada por todo ello. Publicó libros de anagramas, poemas y dibujos. El primero fue Hextentexte, en 1954.

Seis años después, en 1960, tuvo su primer brote psicótico, al que siguieron continuas entradas y salidas del psiquiátrico y un intento de suicidio. Pero Unica, mientras tanto, continuaba creando. Las trompetas de Jericó se publicó en 1968, después de Emboscada (1963) y Primavera sombría (1967). Por desgracia, en 1970, cuando su relación con Bellmer estaba prácticamente acabada, se suicidó lanzándose por la ventana de su apartamento en París, delante del mismito Hans. [Ahí lo llevas, mamonasso. A embutirte los huevos si quieres].

Unica y las trompetas

Ahora, teniendo una visión general sobre la autora, habría que detenerse en el título. Recordemos que el sonido de esas trompetas consiguió que, gracias a cierta intervención divina, se derruyesen los muros de Jericó y permitió la entrada a los israelíes a dicha ciudad. Eso es exactamente lo que hace Unica Zürn en esta obra: derriba murallas, destruye las paredes que existen entre la fantasía y la realidad.

«Húndete en cenizas ante la efigie del silencio, pronto debo partir. Deja que el mutismo suene y resuenen las incoloras aguas, yo soy Tú. No te abandones a tus sentimientos, empieza a dar vergüenza ajena escucharte».

Es el lector quien tendrá que interpretar la obra y aprender a no preguntarse si lo que está ahora sintiendo forma parte de una vivencia o de una invención de la autora. ¿Sentencia o pregunta, desvela o esconde? No, no puedes analizar continuamente dónde te encuentras cuando ni siquiera quien escribe lo tiene claro. No es una novela cuyo argumento sirva como tarjeta de presentación, porque no va de eso.

La literatura de Las trompetas de Jericó está repleta de imágenes y sentimientos de amor y muerte (E&T); de juegos de palabras que hipnotizan y remueven las vísceras. Para disfrutar de este tipo de obra hay que asumir el desconcierto, carpe legerem (me lo acabo de inventar, seguro que está mal), y avanzar despacio. Si vas muy rápido corres el peligro de dejar pasar por alto palabras y sonidos que forman parte de la filigrana de esta joya tan atrevida y peculiar.

«Respirar y vivir son uno y lo mismo, significa sueños revirados de aventuras exóticas que nos alejan del tedio y nos permiten olvidar los sempiternos pensamientos de la muerte».


Extra 1: sobre la traducción y la edición de Underwood

En la mayoría de los casos, quien lee no es consciente de la complejidad que hay tras la traducción que ha llegado a sus manos. No es que no se valore, sino que se ignora. Lo que sería incomprensible es que alguien lo conozca y no lo valore.

Una de las tareas pendientes que tienen todos los actores del mundo editorial es poner en relieve el trabajo de los traductores. A mi parecer, esta edición de Underwood realiza un gran trabajo pedagógico de cara a los lectores en castellano. Intentan (y creo que lo consiguen) que cualquier lector raso sea consciente de la dificultad que entraña traducir una obra con escritura anagramática (recordatorio, pa los de la Logse: un anagrama es una palabra generada a partir de las letras que componen otra) y poesía, desde el alemán al castellano. Entiendes que no solo consiste en cambiar las palabras de una lengua a otra, sino que también se trasladen esos juegos lingüísticos con sentido y sonoridad equivalentes.

Podrías hacerte una idea general, pero, para ser todavía más didácticos, regalan a quien lee: más de un centenar de notas a pie de página y una tabla anagramática e hipogramática, que titulan «La jukebox de Unica». Yo no tengo ni puta idea de alemán, pero me ha flipado ver esa tabla y leerla —escucharla y sentirla— mentalmente. Creo que permite hacerte una idea mucho más detallada de lo que el original, y la pluma de Unica, incluye. Resulta muy ilustrativa.

Estos detalles editoriales (las notas de traducción, la jukebox, la pequeña introducción con la biografía de la autora; por no hablar del diseño de portada y materiales empleados) son los que demuestran el amor por la literatura.

Parte de la tabla anagramática e hipogramática: «La jukebox de Unica»

Leben Nebel Liebe Leib Beil Bein
Leid Lied Lieder Lider Leier leise


Vida Niebla Amor Cuerpo Hacha Pierna Aflicción
Canción Canciones Párpados Lira Quedo

Mund Mond Hund Mord

Boca Luna Perro Asesinato

Unica Unkas Unken unken trunken erkunden trinken sinken

Unica Unkas Sapos Presagiar Borracho Explorar Beber Hundir

Brot rot Not Tot

Pan Rojo Penuria Muerto

Extra 2: algunos fragmentos de Las trompetas de Jericó

«Ah, nada más desagradable que la parafernalia y las circunstancias que rodean a un cadáver. Los despojos tendrían que disolverse en la nada. Estoy a favor de soluciones fáciles para los problemas, especialmente cuando se trata de la muerte. Nuestra tierra está abonada con los cuerpos de los difuntos».

«¿Cómo es que pienso tanto en la muerte, en la muerte violenta? Os exhorto a amar, porque la magia merece la pena y el amor es una magia grandiosa, espantosa y grave. Las comisuras de tu boca, abatidas por la amargura, esbozan una sonrisa cuando Tú amas. La hiedra, esa fúnebre planta, cerca de Tu boca se transfigura en rosas y lirios blancos, lo hace cuando Tú amas. Tus ojos azules, tan azules como la piedra de mi vieja alianza, comienzan a irradiar, cuando Tú amas. Y por un fugaz y dichoso instante te libras por fin de Tu espantosa angustia».

«Yo, el patroncito, estoy muy cansado. Me marcho muy lejos, para recobrar mi anhelo. Tan lejos como ha de ir la gallina que picotea las estrellas como si fueran granos de cebada».

«Para los amantes, el tiempo es el pan del que se alimentan. Y eso, oh, corazones prohibidos, está en mí, esparcido en el viento, lejos de la parca».

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