El verdugo de Gaudí / Aro Sáinz de la Maza

Portada de El verdugo de Gaudí (Serie Milo Malart), de Aro Sáinz de la Maza. Ed. Destino, 1ª ed. en Booket, ene 2020. Colección Crimen y Misterio.
Portada de El verdugo de Gaudí (Serie Milo Malart), de Aro Sáinz de la Maza. Ed. Destino, 1ª ed. en Booket, ene 2020. Colección Crimen y Misterio.

Hoy traigo la reseña de una novela negra, policíaca, de suspense, que me ha flipado. Aterriza en el blog El verdugo de Gaudí, de Aro Sáinz de la Maza, publicación con la que arranca la saga del inspector Milo Malart. Es bastante conocida (también en Francia, donde ha sido traducida por la editorial Actes Sud) y Planeta la ha reeditado con su título real.

Es posible que alguno de vosotros hayáis leído esta novela bajo el nombre El asesino de la pedrera (casi ¡Jarl!), para disgusto del autor (lo del título, no lo de que la hayáis leído). A veces las editoriales (RBA en este caso), en un intento de mejorar las ventas, modifican el título con el que el autor bautiza su obra. Habrá ocasiones en que acierten, claro, pero esta no fue una de ellas. Tras haber leído la novela, no puedo estar más de acuerdo con que El verdugo de Gaudí es como debería haberse publicado desde un principio.

Denominaciones al margen, me lo he pasado que flipas con la historia y continuaré, sin duda, con la saga de Milo y Rebeca.

Aro Sáinz de la Maza

Aro Sáinz de la Maza nació en Barcelona en 1959 y tiene una larga trayectoria en esto de publicar historias como autor, como editor o como corrector: es un experto en letras polifacético, y se nota.

En sus propias palabras, hizo «una primera novela horrorosa a la que le siguieron unas cuantas», en la cuarta descubrió «de qué iba esto de escribir» y hasta ahora ha publicado ventitantos libros entre relatos infantiles, juveniles, cuentos o novelas.

La serie de Milo Malart le ha servido de entrada (por la puerta grande) al mundo de la novela negra.

«—A ti no te caen muy bien la alta burguesía ni los ricachones, ¿verdad?

Milo se encogió de hombros y observó la calle».

Las formas en que una puede llegar a una obra son muy variadas, y en este caso fue a raíz de ver cómo entrevistaban a Aro en el festival literario La Mar Fosca (organizado por Negra y Mortal). La verdad es que no lo conocía y hacerlo resultó una gratísima sorpresa. Fue una delicia escucharlo hablar: domina la palabra, tiene ingenio, transmite serenidad y —a mi parecer— sabiduría en su discurso. Vamos, que su oratoria me embaucó y no necesité más para estar ansiosa por conocer a Milo Malart. Porque no todos los autores saben expresarse de esta forma, ni siquiera estoy segura de que sea lo habitual.

Estas virtudes y la larga experiencia que tiene uniendo palabras y creando historias se dejan ver en su obra, así lo atestigua El verdugo de Gaudí (mi único acercamiento hasta ahora, pero no será el último).

Milo Malart: tu nuevo inspector preferido

La novela comienza con un crimen cometido de madrugada en uno de los lugares más turísticos de la ciudad condal: aparece un cuerpo quemado —vivo— en la Casa Milá, obra de Gaudí, también llamada «La Pedrera».

La víctima, lejos de ser un mindundi, tenía influencias en las altas esferas y es por eso que —sobre todo a ciertos poderes— les urge resolver (y silenciar) el caso. Así que, como quien llama al Equipo A, la jefatura recurre al inspector Milo Malart. Milo es inspector de homicidios de los Mossos d’Esquadra, pero se encuentra suspendido debido a un expediente disciplinario. A nadie le cabe ninguna duda de que es uno de los mejores investigadores con los que cuenta el cuerpo, si no el mejor.

Es un tipo bastante peculiar, capaz de ponerse en el pellejo del asesino, muy intuitivo, solitario, poco ortodoxo, y con un sentido propio de la justicia muy firme. Cuando sus superiores y su vieja colega, la jueza encargada del caso, solicitan su colaboración, se deja hacer.

Una vez en comisaría, descubre que no podrá revolotear libremente y llevar SU investigación, que es lo que a él le gustaría. Se presenta ante él la subinspectora Rebeca, que será su compañía (y salvavidas en muchas casos) a lo largo de esta historia. Poco a poco la pareja irá encajando, entre sí y también cada una de las piezas que aparezcan relacionadas con los sucesivos crímenes que Milo está convencido que van a llegar.

«Observó la ciudad que dormía a sus pies. Una urbe capaz de lo mejor, capaz de lo peor».

El poder, Gaudí y Barcelona

La novela negra debe plantear problemas sociales o crítica social, se dice, pues El verdugo de Gaudí cumple esto a la perfección. Los privilegios de unos pocos son uno de los temas centrales en la historia. La investigación sirve de hilo del que tirar para poner sobre la mesa las cartas del poder y sus influencias, la corrupción y las injusticias que todo esto provoca.

Además de Rebeca, Milo y el homicia al que deben desenmascarar, la otra protagonista de esta historia es Barcelona. Sáinz de la Maza retrata a las mil maravillas la ciudad que le vió nacer y en la que reside, al menos así me lo ha parecido. Yo que —por desgracia, solo he estado un par de veces— he disfrutado mucho con el paseo turístico y las visitas guiadas nocturnas. Nos habla de arte y de urbe, y me flipa cuando ver cómo estas dos cosas confluyen y se bifurcan continuamente.

«De repente, tuvo una visión apocalíptica. La ciudad era un enorme vertedero donde se amontonaban todas las miserias humanas. Un mito donde convivían víctimas y verdugos: a un lado, los monstruos, los corruptos; al otro, los averiados por los primeros, otro tipo de monstruos; y en medio, la población indefensa. Una coctelera explosiva que amenazaba con convertirla en ruinas. Como dijo el poeta, «el dolor engendra»».

Es una novela de intriga, con mucho ritmo, que cuenta con un (anti) héroe principal y una escudera muy capaz (Rebeca) con la que forma un buen tádem. Aunque contenga algunos pasajes algo duros, el autor sabe dar un respiro al lector soltando algunos toques de humor de vez en cuando. [Me parto el culo con el rollo que se trae Milo con los libros de autoayuda, por ejemplo.]

No puedo hacer otra cosa que recomendar esta historia a todos los amantes del suspense, si te molan las historias policíacas y de asesinos en serie a las que no les falta calidad: El Verdugo de Gaudí no te va a defraudar. Y si encima eres de Barcelona, pues ya ni te cuento.


Algunos fragmentos de El verdugo de Gaudí

—Solo señalo lo que es evidente —replicó-—. Está el poder público, legítimo, y luego la llamada «sociedad civil» o «de familias», la que copa todos los puestos clave en los consejos de las principales instituciones de Barcelona. El auténtico poder. Hablo de la élite catalana unida por relaciones de parentesco, matrimonio o amistad.

—Menudo barrio para vivir —admiró Rebeca.

—Te lo regalo. Aquí, si te olvidas el tabaco, dejas de fumar. ¿Ves algún estanco? Esto no es un barrio, es una urbanización. No hay alma, ni vida. Solo celdas. De lujo.

—Tal vez, pero se tiene que dormir de fábula. Yo vivo en Gracia, junto a la plaza de la Virreina, y allí hay tanta vida que no pegas ojo. Demasiada alma para mi gusto.

—[…]No todos los antisistema son algunos poseen ideología, y de peso. No hay que que meter a todos en el mismo saco.

—Y la propiedad privada es sagrada —agregó ella, con la misma frialdad—. Es la base de nuestro sistema. No se puede invadir la casa de nadie empujado por una ideas.

—Salvo que seas un joven que está hasta las narices de ver cómo se levantan más y más hoteles de lujo para los turistas mientras él sabe que no va a tener casa en su puta vida.

—Es el capitalismo —replicó Susana, enrojeciendo—. Esos solares los ha comprado alguien y puede hacer en ellos lo que le venga en gana. Son las normas del juego.  

—Ya, como levantar pisos para la especulación en vez de para dar cobijo a las personas. Así es como ha estallado esta crisis que nos va a mandar a todos al infierno. Por las malditas normas del juego. Unos pocos ganan, y una inmensa mayoría pierde. No es justo. 

—¡Es el sistema! —exclamó ella, perdiendo la paciencia.

—¡Pues el sistema es una mierda!

—¿Te alineas con un tipejo como ese?-dijo Susana, señalando al detenido. 

—No lo sé, aún no tengo el gusto de conocerlo.

5 comentarios en «El verdugo de Gaudí / Aro Sáinz de la Maza»

  1. Esta si que quiero leerla, es uno de mi estilos, creo que lo tiene mi hija, se lo pediré prestado.
    Mil gracias

  2. Lo de esas impresiones que tienes acerca del autor: «domina la palabra, tiene ingenio, transmite serenidad y —a mi parecer— sabiduría en su discurso.» ya te garantizo que son ciertas, A ver si en una tercera visita que hagas a BCN podemos organizar una quedada literaria de esas que molan tanto, sólo advertirte de que le gustan los cubos de cerveza B.B.B.B. (buena, bonita, barata, Barcelona).

    Salut 😉

  3. Como te comenté, me dejó mi hija el libro, me ha encantado, me ha tenido al borde del desmayo hasta la última hoja. Voy a seguir leyendo a este autor, creo que el siguiente es Ángulo muerto, con Milo al ataque, voy a comprarlo.
    Mil gracias, eres una crack, por eso te sigo.
    Sigue así.

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