Hoy vengo con la reseña de la novela «El caballero del hongo gris» del conocido autor madrileño Ramón Gómez de la Serna. Tenía muchas ganas de leer alguna novela suya, es un escritor que siempre me ha caído simpático y al cual admiro por su ingenio. Hasta ahora solo había leído sus greguerías en la típica edición de Cátedra y me entusiasmaron, así que no lo dudé cuando vi este ejemplar en la estantería de «Clásicos» de mi librería de segunda mano de confianza. El título prometía y era de Gómez de la Serna: tenía que molar ¿no?
Pues no. ¡Qué espanto! A puntito estuve dejar el libro a la mitad, pero finalmente hice un esfuerzo y lo terminé. Afortunadamente, la novela consta de 178 páginas, por lo que la agonía no se alargó demasiado. Esto no significa que no quiera saber nada más de Gómez de la Serna, todo lo contrario, ahora estoy empeñada en encontrar alguna otra obra que no me decepcione de este modo. El tipo tiene todos mis respetos, así que seguiré dándole más oportunidades, pero este Caballero del hongo gris me ha parecido un pestiño intragable.
Ramón Gómez de la Serna
Ramón Gómez de la Serna nació en 1888 en Madrid y murió en 1963 en Buenos Aires (se exilió cuando estalló la guerra). Se le incluye en la generación del 27 y debió ser todo un personaje.
Creo que todo el mundo debería ver el vídeo en el que aparece en el Retiro marcándose un monólogo. Stand up comedy OG.
No es la primera vez que aparece por denmeunpapelillo, aunque voy a destacar su inesperada y estelar aparición en la entrada de «Las sinsombrero», donde se contaba lo siguiente:
La aparición «oficial» del movimiento sinsombrerista en España estuvo capitaneada por el no menos polemista Ramón Gómez de la Serna. El mismo, en un artículo publicado en El Sol, en agosto de 1930, «En, por, sin, sobre el sinsombrerismo», expone las bases ideológicas del movimiento.
(…) Gómez de la Serna de forma extraordinaria nos narra en «Aventuras de un sinsombrerista» todos los avatares sufridos a lo largo de su campaña en contra del sombrero y describe la euforia de los jóvenes ante sus alegatos públicos sinsombreriles en los que aquellos proclamaban: «No haremos la revolución sin compromiso. […] No estamos de paso en la vida como los hombres con sombrero. […]
Las sinsombrero, Tania Ballo
¡Grande, Ramón! Pero ni por esas te libras de lo que viene ahora.
Quién es el caballero del hongo gris
El protagonista de esta historia, Leonardo, es un prigado de manual que un buen día decide comprarse un sombrero de hongo color gris. A partir de ese momento, se percata de que el trato que le dispensan los desconocidos es completamente distinto al que recibía antes de lucir el bombín. Esto despierta en él la idea de que es fácil prosperar en ciertos círculos simplemente cambiando su apariencia: si simulas que tienes dinero, los que verdaderamente lo tienen te reciben con los brazos abiertos. Sin embargo, él en realidad es un muerto de hambre.
El hambre agudiza el ingenio (como nos ha demostrado infinitas veces la literatura) así que Leonardo se va especializando en estafar a la gente y se convierte en timador. Entre sus víctimas se encuentra todo tipo de perfiles, incluidas las mujeres, a las que engaña por partida doble: es el perfecto ejemplo de truhán. Como es propio de su oficio, deberá ir cambiando de ciudad (e incluso de país) a menudo: tanto al culminar un golpe como cuando toca huir a toda prisa a riesgo de ser descubierto y detenido.
Leonardo, de aquel enlace caudal había salido más deseoso de rapidez, de olvido de un día en los brazos del otro.
El protagonista es odioso a más no poder. Petulante, exagerado, muy poco creíble bajo mi punto de vista: no por la forma en que maneja sus negocios, sino por la forma que tiene de expresarse. La manera en que estafa y falsifica no es tan inverosímil. Pensad que antes el mundo financiero no estaba informatizado, la información tardaba en llegar de un sitio a otro y las verificaciones eran complejas. Hace un siglo no era tan complicado convertirte en un Pequeño Nicolás o en un Rey del Cachopo (hoy en día es otra cosa), y eso hizo Leonardo.
¿Dónde está el tío que se come una seta (hongo gris)?
He de admitir que mucha de la culpa de que no me haya gustado es mía, no voy a ceñirme solo a lo insulso y pedante que resulta la novela. Hay que evitar tanto las altas expectativas (me encantará, la trama será ingeniosa, ¡es del padre de las greguerías!) como las ideas preconcebidas (¡ja, ja, ja! vaya título, con lo extravagante que era Ramón seguro que habla de un tío al que le pasa algo con una seta: se la come y se intoxica, o algo así) cuando nos enfrentamos a una novela, está claro.
Admito que esperar una historia de un ensetado, tratándose de un autor de principios del siglo XX, era apuntar demasiado alto. Aún así, la historia podría ser entretenida, al estilo Atrápame si puedes. Pero no, los acontecimientos y las historias entre los personajes parecen metidas con calzador. Es como si hubiera cogido un montón de greguerías al azar y se hubiese inventado una historia donde poder irlas colocando.
Leonardo se conmovió. La hipocresía tiene sus quiebras, porque la vida, que está enterada de todo, sopla las palabras al oído de todos como a oídos de niños. «Di esto ahora… Di aquello…». Y por eso resultan las almas tan extrañamente contestes con lo que sucede. El papel brochado de las paredes tomaba un triste aspecto de colcha del ignorado futuro. El espejo siempre era como la ventanilla inquietante, quizá la ventanilla del vagón de al lado.
Don Ramón, caballero, me debe una
Definitivamente no, no me ha gustado ni recomendaría en absoluto El caballero del hongo gris. Es una novela retrógrada y recargada, que no te va a aportar nada que no te aporte ponerte a leer greguerías suyas por Internet.
No obstante, esto no puede quedar así. Voy a seguir buscando algún otro libro de él que me guste. Me ha recomendado un pajarito que pruebe con alguna biografía escrita por él: la suya propia (Automoribundia) o alguna de las que ha escrito sobre otros (escribió sobre Valle-Inclán, Azorín, Maruja Mallo o Apollinaire, etc.) Así que, con eso me quedo y con eso os recomiendo que os quedéis vosotros también.
Genial,uno menos en la lista
Gracias
Gracias a ti! Se agradece, de vez en cuando, restar libros en vez de sumarlos (uno menos que se acumula, jajaja).
Mil gracias por tu informacion. Eso me ayuda mucho a seleccionar.
Un abrazo
Gracias, me alegra que os sea útil 😀
Un abrazo