Uno de los grandes hallazgos de 2011 para mí, fue Alejandro Sawa. Gracias a mi amigo EL RECOMENDADOR INFALIBLE que tantas veces he mencionado ya por aquí. (¡un saludito, Mox!)
Después me leí este. Y después me leí «Bohemia» de Cansinos Assens hasta que me lo dejé en un parque. A partir de ahí ha sido indagar por internet más cosillas sobre él. Recomendado este enlace:
http://www.trazegnies.arrakis.es/sawa.html
Pero vamos a centrarnos en «Declaración de un vencido», que ya habrá tiempo para más.
Esta novela con estilo autobiográfico-distorsionado lo escribió dos años después de volver a Madrid tras haber pasado 7 años en París.
Aparece una primera nota al lector que hace Sabba.
Después comienza el libro en sí. el primero prácticamente es otra nota al lector, pero del protagonista y narrador de Declaración de un vencido. O no…
«el hombre que escribe este libro, el hombre que ha vivido este libro, sabe lo que hace publicándolo. Sabe que ofrece en él un progreso, un verdadero proceso moral, que, aun siendo subjetivo por su forma, no es en su gran síntesis otra cosa que el proceso psicológico de toda la juventud de su tiempo.”
Primera movida: empiezan a haber trucos entre autor-narrador-personaje en un libro autobiográfico de ficción autobiográfica. Pregunta para los entendidos: ¿esto es lo que llaman metaliteratura? Me encanta, sabor a nivola.
Después de esta introducción aparece un segundo libro en el que va comentando acontecimientos que han ido pasando, sobretodo en el siglo XIX, a nivel político, social… y la herencia que ha ido dejando eso.
“’Han sido los primeros años del siglo, con guerra de la Independencia y todo, los años más malditos, quizá de nuestra historia. Guerra de la Independencia contra Napoleón, que obedeciendo a la fatalidad histórica de que era auxiliar inconsciente , repartía el derecho moderno a cañonazos por Europa; pero no guerra de la Independencia contra la monarquía y la Iglesia; no guerra de la independencia contra el envilecimiento de todos, los de arriba y los de abajo; no guerra de la sanificación contra la repugnante lepra que corroía el cuerpo nacional desde las uñas de los pies hasta la mollera de la cabeza: la única guerra que en aquel tristísimo periodo podría la conciencia moderna encontrar bendita.”
Se pone a repartir como un loco, para todos los lados. Y eso está bien, lo único es que te deja un regustillo un tanto pesimista, eso sí.
A partir de ahí ya empieza a descubrirse el protagonista, Carlos Alvarado, y la trama en sí. De cómo se cría en Cádiz, comienza a demostrar su capacidad para las letras y cómo llega a Madrid, echo un chaval queriéndose comer el mundo.
«Nada más, pero ya es bastante para juzgarme. Tener diez y ocho años, y un alma fresca y grande, abierta a todas las expansiones generosas; decir ‘la gloria’ con la petulancia del que afirma un hecho averiguado; creer sin haber todavía vivido, más bien por instinto que por razonamiento; creer ciegamente en la virtud y en el cariño pde todos; ser niño, completamente niño, más que por la edad, por el optimismo de mis juicios, y figurarme una especie de malvado, incapaz en mis maquinaciones de ningún género de misericordia; llevar enormes acumulaciones de amor por todo el cuerpo: en los ojos, para no distinguir más que las líneas armónicas de las cosas; en la boca, para no pronunciar sino frases generosas; en el cerebro, para vincularme en cariño con todos los humanos; (…)»
Madrid, ni tan bonita ni tan buena como él se figuraba. A pesar de ello comienza a trabajar como periodista y a encontrar su hueco.
Pero si meneas mucho un palo (con golpes de cruda realidad) el hueco se ensancha y acaba cayendo. Algo así le pasa a Carlos.
Lo que más me flipa es el retrato costumbrista de barrio, ñiño. Qué valor tienen textos así, al menos para mí. Las costumbres son historia, joder.
«Era la víspera de Nochebuena, y nadie pensaba en otra cosa que en lo que había de comer al día sguiente. Las tiendas de ultramarinos se habían salido de madre, ostentando en sus escaparates los lujos comestibles de los días solemnes, y en muchas calles la circulación se hacía difícil por los puestos fijos de legumbres y frutas que habían establecido a ambos lados de las aceras. La inteligencia de la gran ciudad había descendido hasta el vientre, y todos, quien con más recursos, quien con menos, estaban apercibidos a la bacanal de embriaguez y de gula en que se ha metamorfoseado la festividad religiosa conmemorativa del nacimiento de Jesús. Los muchachos atolondraban el espacio con el ruido molesto de sus tambores, y había ya, en disolución, miasmas de embriaguez, que se aspiraba con la atmósfera de las calles.»
«¡ved cuánto lodo por las calles y cómo esa madre arrastra a su hija al mercado de las mujeres perdidas!»
Al leerlo te das cuenta de que en muchas ocasiones no se trata de un retrato «de la época» sino un retrato de todas las épocas. Conforme avanzas piensas «joder, y un siglo después esta mierda sigue exactamente igual en este país». Siendo «esta mierda» válido para un huevo de cosas,
«Porque ¿qué vale, ni significa, ni representa la idea de territorio junto a la idea de inmensidad?, ¿qué el concepto tísico de patria al lado de la idea de humanidad? Una porquería, una miseria. Y una porquería no tiene jamás el derecho a sublevarse.”
“La gente que ha venido al mundo, aquí en España, después de las jornadas épicas de la guerra de África, es malaventurada en su mayoría. Ha mamado la leche de la madre al son del himno de Riego (…) ellos creían que un discurso valía más que un hecho, y se entusiasmaban hasta rabiar, sobre todo si el discurso estaba bien declamado, y el orador hacía porque concluyeran sus párrafos con frases rimbombantes de esas que tienen el mismo sonido del metal hueco»
Cómo no, Carlos también tiene sitio para las mujeres. De hecho, por momentos le tienen loco. Principalmente dos: Julia una mujer casada y después Carmen, una lumi que conoce cuando empieza la caída al abismo. Vivir y beber, escribir y leer.
«Me embriagaba leyendo, y, como los borrachos que lo son por naturaleza, ahogaba las náuseas de la embriaguez con nuevas libaciones, sin llegar al hartazgo nunca. En medicina legal, este caso de locura, aplicada a los licores, se llama dipsomanía. Pues bien: yo me había convertido en un dipsómano de ideas, que es caso de extravío mental tan peligroso por lo menos como el que impele al doliente a cometer abusos inmoderados en la absorción de bebidas espiritosas»
«Soy, pues, continúo siendo, un náufrago cansado… -Y voy a cruzar mis brazos sobre el pecho, voy a dejar que hagan de mí las olas lo que quieran. Acaricio con amarga voluptuosidad la idea de mi próxima e inevitable muerte. Pero, ¿verdad, los que leáis este libro, que no me queda más recurso que ése? Tengo sobre mi mesa una botella de vino añejo, y quiero paladearlo, a tiempo que encaramándome con la vida, la llamo… -No, no es eso. Sería injusto tirarle un apóstrofe a la vida. La vida es buena y es bella. Son los hombres, es el ser humano quien se encarga de hacerla odiosa. Y hasta tal punto la humanidad es imbécil, que no se le puede pedir cuenta, exigir responsabilidad, de lo que hace ni de lo que deja de hacer. Mata con la misma lógica del rayo, y se estremece en revoluciones con exacta posesión de conciencia que un terremoto. Irresponsabilidad absurda.»
En fin, no quiero seguir destripando el libro pero creo que es un acierto leerlo. Te deja con ganas de más.
Así que, queda recomendado no sólo este título sino el autor en general, que ya van 3 de 3 libros suyos que me flipan.
Tengo preparada otra bala.
Un saludo…….
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«Yo estaba a la expectativa del que presentía el hecho más grande de mi vida, y aguardaba, con la pasividad de un idiota, a que hiciera explosión, a ver si se resolvía en cascos de metralla o en luces de bengala, como en las apoteosis teatrales que recordaba haber visto de niño…»
«Ya ve usted en qué buen concepto me tendo -añadí, mientras que sonreía para darle articulaciones de vida a mi palabra»
«¿A qué conduce hacer la disección de mis amores, fibra por fibra? ¿Es, por ventura, que para describir el mar se hace preciso contar todas las gotas que lo forman?»
siempre le he tenido ganas, porque soy fan total de Luces de bohemia, sobre todo por eso. Pero ahora con tu reseña creo que haré todo lo posible por hincarle el diente de una u otra manera.
Buah. Creo que te va a gustar.
Y el de Cansinos-Assens "Bohemia" también…
Así tendrás más anécdotas literarias que difundir.
Que bueno… ya solo con lo de que tiene cierto regustillo a "nivola" me atrae. Unamuno es un fuera de serie.
Un saludo.
Azhaag