Antonio B… «El Rojo» / Ramiro Pinilla

«Antonio B. "El Rojo" Ciudadano de tercera, Espala, España...», de Ramiro Pinilla. Ed. Albia Literaria (vol II).

El título completo, en esta edición, es Antonio B… «El Rojo». Ciudadano de tercera. España, España…, aunque posteriormente se cambió lo de Rojo por Ruso. Ramiro Pinilla (1923, Bilbao) se llevó el Nadal en 1960 con Las ciegas hormigas, aunque confesaré que hasta ahora no tenía ni idea de quién era. No sé cómo será el resto de su obra, pero esta novela me ha dejado loca, y como no tiene pinta de ser muy conocida, aquí os la dejo.

Llegué a Antonio B. por una recomendación de Gabriel Oca Fidalgo (autor sobre el que antes o después hablaré por aquí o por allá). Me dijo que me iba a flipar, que posiblemente fuera de los libros más duros que había leído; así que allá que fui de cabeza (spoiler: acertó).

Lo pillé por Iberlibro porque las búsquedas de «antonio b el rojo» me llevaban a ediciones antiguas. Pimpam. En nada lo tenía en casa. El problema fue cuando llegué al final del libro y me quedé un poco descolocada: o me habían tongao con la sinopsis o ahí faltaba algo. Sí que faltaba, sí. Resulta que esta edición de Albia Literaria (la de la foto, que es la primera edición de la novela, publicada en 1977) consta de dos tomos diferenciados.

Fue en ese momento cuando me enteré de que, posteriormente a esta edición, se le cambió el nombre a la novela y Antonio pasó a ser El Ruso, en vez de El Rojo. Y que si haces la búsqueda por «antonio b el ruso» aparecen ediciones de Tusquets en un único tomo. Ahorrándote tener que buscarlos por separado y esperar, ansiosa, para poder continuar tras un tremendo cliffhanger al final del primero.

Antonio existió, la B es de Bayo, nació en 1929. Esta historia está basada en su vida, intentó escribirla él pero no fue capaz, así que le pusieron en contacto con Pinilla y, tras un mes de conversaciones contándole toda su vida, Ramiro le dio forma. Seguramente haya algún pasaje que esté inventado por el propio autor, pero la mayor parte sucedió tal cual (si queréis ampliar información, está interesante este artículo publicado en la revista Argutorio).

El prota de la novela nació en Las Piedras, un pueblo de La Cabrera Baja (León), perdido de la mano de Dios y paupérrimo.

«Aquí no se ve dinero, porque nadie lo tiene ni se puede ganar en ninguna parte».

Además, hace un frío de cojones, y cuando comienza la novela está gestándose la guerra civil. El entorno, de partida, no es muy amigable. Antonio es un niño de 6 años que vive con su madre y con su hermano, algo mayor que él; su madre volvió con ellos desde Argentina tras haber emigrado hace años. Solo tienen para comer sus berzas sembradas, y muchas veces ni eso.

«Me quedo mirando a madre, sin comprender. Ya le he dicho que no hay berzas. Ella también me mira y me llamo tonto porque sé que me está diciendo algo. A todas horas me pregunto si madre me quiere. Oigo decir a la gente que en Las Piedras resulta difícil quererse unos a otros. De pronto empiezo a comprender la mirada de madre y un rato después ya sé lo que me está diciendo. Salgo por tercera vez, cruzo el camino que atraviesa el barrio y miro a mi alrededor para que nadie me vea robar en el campo del tío Cayetano».

La madre tiene que prostituirse por dos patatas. No hay ni alimento ni calzado ni prácticamente ropa con la que cubrirse. Lo que hay son piojos, eso sí. Así que Antonio, el Rojo (le llaman así por lo rubio que es ?¿?¿), comienza a robar y a pescar truchas, sin respetar los tiempos de veda. El hambre es el hambre.

Lo cazan, claro, robando y pescando. Lo pillan los guardias y lo apalizan con el verdajo, y esto se repetirá muchas veces durante muchos años, cada vez de forma más salvaje. Nadie le da trabajo, puesto que lo convierten en «el ladrón oficial» del pueblo, magnífico chivo expiatorio para cualquier cosa. Y así pasan los años, de ruina en ruina, intentando huir del pueblo, viviendo como Mowgli y regresando antes o después. Pasará por cárceles y penales, hasta por el manicomio. El Rojo seguirá teniendo hambre de comida, pero ahora además de venganza. Odiará a «los guardias» con toda su alma, toda su vida.

El 90% de la novela trata sobre la ruina de Antonio, el 10% restante sobre su salida del fango. No os estoy jodiendo el final, lo pone en todos los sitios. Acompañas a Antonio desde que es un niño y ves cómo le van robando la inocencia, que queda tirada hecha harapos, conforme avanzas páginas, hasta llegar a su madurez total. Es una historia muy cruda no apta para estómagos sensibles, porque vas todo el rato con el corazón encogido. Aun así, tiene cierto tono irónico, de humor negrísimo, que te hace sonreír. Antonio es un pícaro, un buscavidas, y si algo tiene esa gente es ingenio y es capaz de alumbrarte en los momentos más insospechados.

Pero esta biografía de Antonio B… «El Rojo» le sirvió a Ramiro Pinilla para realizar una crítica feroz a esa «España, España…» que termina con puntos suspensivos por no ser explícito. No hace falta, basta con leer la novela y ver cómo está retratada la sociedad rural y aislada de mediados del siglo pasado. La iglesia, «los guardias», los jueces. Es una historia cargada de abuso, podredumbre y pobreza; pero también de supervivencia, perseverancia y aprendizaje.

Quizá Ramiro Pinilla, sabiendo que estaba escribiendo una historia novelada, podría haberse ahorrado algunos capítulos, porque a veces resulta algo repetitivo (¿otra vez las palizas por robar truchas? van como diez, ya —y las que te rondaré—); pero claro, dile tú a alguien que te está contando su puto drama al detalle, con cada una de las veces que le han reventao en un cuartel, que a ver si corta un poco, que ya se está repitiendo. ¿¿QUE ME ESTOY REPITIENDO?? ¡¡LOS QUE REPETÍAN ERAN ESOS MALDITOS HIJOSDEPUTA!! Vale, vale, perdona, sigue, sigue desahogándote. PUES ESO.

Nota: Sé que hace mucho que no publico nada y que tengo esto abandonado. Solo os diré que quien mucho abarca poco aprieta, y ahora mismo estoy en otras movidas. Ya os contaré. Gracias a quienes sigáis por aquí.

«Los criminales y los ladrones son buena gente. Me dan de su comida, me ayudan, me defienden cuando alguien se mete conmigo. Sobre todo el Pinocho.

—Oye, Rojo, tú y yo somos uña y carne hasta la tumba. Yo haré de ti un hombre de provecho cuando salgamos de aquí me dice.

Estos presos de Ponferrada me tratan por primera vez en mi vida como a una persona. He tenido que venir a la prisión para encontrar amigos. Hablo con ellos en el patio de la mañana a la noche, pues es lo único que podemos hacer aquí. Pasan las semanas y los meses y todo igual. Te sacan de la colchoneta a la ducha, luego el agua sucia del desayuno, patio, agua con patatas para comer, o agua con lentejas, o vainas duras de habas, y un panecillo para todo el día, y por la noche agua con granitos de arroz. A los presos de Ponferrada nos sacan adelante con agua».

«Desde hace tiempo tenía echado el ojo al puesto de ordenanza de la puerta principal, pues al preso que lo ocupa le faltaba poco para dejar el penal. Y resulta que hoy ha cumplido y yo pregunto a un funcionario qué hay que hacer para que me den el puesto, y me dice que eche una solicitud al director. Corro a la celda de mi amigo el abogado y me da dinero para comprar en el economato papel de barba, y vuelvo a escape y en seguida se pone a escribir sobre una mesita que tiene en su celda: ‘Señor director: el recluso Antonio B. solicita la plaza de ordenanza en la puerta principal de este penal. Es gracia que espera alcanzar de usted, cuya vida guarde Dios muchos años para bien de la población reclusa.’

—¿Hay que poner siempre todas esas tonterías? —digo.

—Sí, Antonio. En nuestro país, lo más importante son las tonterías».

6 comentarios en «Antonio B… «El Rojo» / Ramiro Pinilla»

  1. Eres genial en tus comentarios sobre tus lecturas.
    ¡¡Siempre admirable!!
    Para gustos los colores o a veces depende del momento o de la misma obra. Yo nunca recomendaría, por ejemplo, «Verdes valles, colinas rojas» de Ramiro Pinilla. Fue empezar a leerlo y empezar a dormirme. ¡Qué más hubiera querido yo que me enganchara! En fin…

    1. jajaja, muchas gracias, Juan José. He de decirte que no eres el primero que al mencionarle «Ramiro Pinilla» se le escapa un bostezo, pero en todos los casos, como dices, mencionaban otros libros, pero ninguno este.
      Así que yo también os haré caso y doy por satisfecha con este Antonio B… y a otra cosa (autor) mariposa.

  2. Te echaba de menos. Vaya tela lo que nos reseñas, interesante para leer, aunque agarrándote los machos.
    Gracias

    1. Muchas gracias 🙂 Sigo aquí, pero estoy con otros proyectos… que ya os contaré 😉

    1. ¡Muchas gracias! La verdad es que no conocía al autor (hasta leerme este, claro), pero de «un libro que habla del oficio de escribir y además lo hace sin darse la nota de listillo como un Vila-matas cualquiera» en tu reseña, me ha molao bastante, jajaja. Si repito con Pinilla lo tendré en cuenta.
      Un abrazo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *