Nota: reseña escrita originalmente como Rocío Palomino para la extinta Negra y Mortal (DEP) y publicada en marzo de 2021.
Cuando Dirty Works publica algo nuevo es motivo de jolgorio para muchos, entre los que me incluyo. Las expectativas siempre son altas, no sabes por dónde van a salir pero confías en que te va a gustar. Esta vez nos sorprenden con Letra torcida, letra torcida de Tom Franklin (Dickinson, Alabama, 1963), escrita originalmente en 2010 y no traducida al castellano hasta ahora, gracias a Javier Lucini.
El autor de Furtivos (libro de relatos, que tras terminar Letra torcida he añadido inmediatamente a mi lista de libros pendientes) trae una novela de suspense desarrollada en una pequeña población al sur de Mississipi, donde están teniendo lugar una serie de crímenes. La investigación policial y el curso de los acontecimientos obligarán a Larry y Silas, dos viejos amigos desde la infancia -actualmente distanciados-, a retomar el contacto.
Larry y Silas, ¿amigos para siempre minyulolgüeisbimaifrend?
En esta novela no hay un único protagonista, comparten protagonismo Larry Ott y Silas Jones (alias 32), quienes estoy segura de que despertarán simpatía y comprensión en la mayoría de los lectores. Uno es negro, el otro el blanco; uno de familia pudiente, otra con necesidades; uno está en el lado que investiga, el otro en el del investigado. Estoy convencida que habrá quien, una vez haya leído estos perfiles piense: bah, ya está, la típica historia del amigo negro pobre encerrado injustamente y el blanquito investigador. Pues, a los listillos: la primera en la frente, esta no es la típica novela con roles previsibles y llena de clichés.
A pesar de que dichas características les sitúen en planos casi opuestos, la superficie en la que han echado raíces y de la que se nutren es la misma. Además, los une un vínculo de amistad forjado en la infancia cuando ambos, rechazados por los compañeros en el cole, aunaron fuerzas para sobrevivir. Sin embargo, a raíz de la desaparición de Cindy Walker sus vidas cambian y terminan distanciados hasta que, pasados los años, llegan casi al olvido. Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos, así que, más de veinte años después, la desaparición de otra chica y la aparición de un cadáver forzarán el reencuentro de los amigos.
Prejuicios, racismo, secretos y mentiras
Además de la intrigante trama que se plantea en el libro respecto a las desapariciones y asesinatos (que incluye a polis, periodistas y otros elementos habituales en dichas historias) Letra torcida, letra torcida pone de manifiesto algunos problemas sociales, con especial hincapié en el racismo y la educación. La marginación se representa de diferentes formas y cada personaje la afrontará a su modo. Desde las familias, que no admiten que dos niños de diferentes razos puedan ser amigos, pasando por el trato que le dispensan a Larry (el Tenebroso) solo porque le gustan las novelas de terror y, sobretodo, Stephen King.
Todos los personajes tienen que enfrentarse a este entorno, que es un caldo de cultivo para dedos acusadores. Sus reacciones y las estrategias que empleen para sobrevivir irán tejiendo una red de estupideces humanas plagadas de secretos, mentiras y silencios.
Letra torcida, letra torcida: una novela adictiva y completa
Decir que Letra torcida, letra torcida me ha gustado creo que es quedarme corta. En primer lugar, respecto al clásico ¿engancha?, ya lo creo. Ni el estilo narrativo fluido, ni los personajes ni los detalles de la trama que se van revelando dan respiro alguno. El desarrollo del argumento y la forma en que encaja el final de cada hilo me ha fascinado.
Por otro lado, es un buen ejemplo de literatura sureña. Franklin dibuja un retrato magnífico tanto del entorno cultural (repleto de crítica) como del natural. Además de descripciones meramente visuales sobre las casas, caminos, bosques o los ríos, también nos traslada sus olores y sonidos. De esta forma, consigue teletransportarte con mucha ligereza al escenario en que se desarrolla la historia, lo cual acrecenta esa sensación de no poder dejar el libro (no poder salir de Mississipi).
Definitivamente se trata de una novela que recomendaría a casi cualquier perfil de lector, estoy convencida que de un modo u otro todo el mundo le sacará bastante jugo. En mi caso, lo he dejao seco.
«Silas supo que su madre reiría todo lo que hiciera falta, porque era lo correcto y porque vivía en un mundo en el que no le quedaba más remedio que ser amable todo el tiempo».
Es genial, me encantó, me lo prestó más hija y me gustó mucho.
Gracias
Totalmente de acuerdo, es de los que se devoran solos. Un saludo y gracias a ti 🙂