El segundo de este señor que me leo. Así en resumidas cuentas: un bodrio.
Va sobre un chaval obsesionado con temas astronómicos, durante la época en que el hombre pisó la luna por primera vez. El chavaluco, más de pueblo que las amapolas, es de los pocos que a pesar de su nivel económico continúa estudiando, algo incomprensible en su ambiente donde para ser persona ya tienen que estar trabajando. El menospreciar el cultivo de la mente en beneficio del cultivar del campo.
Lo bonito de la historia es la relación del padre y el hijo, difícil en muchas ocasiones por falta de comunicación y empatía entre ellos.
El resto… psé. No me extenderé mucho más, quien quiera que se lo lea, aunque sí les diría algo:
Si por casualidad no han leído nada deMuñoz Molina, olvídense de éste y escojan Invierno en Lisboa. Me encantó, puro cine del de jazz, humo y la femme fatale de rigor.
Ya sabemos que los libros suelen venir en blanco y negro (lo de la tipografía en rojo queda reservada para grandes ediciones) pero en ése la historia también la sientes en dichos colores. Una delicia.
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«No hay ningún adulto cuya figura no proyecte hacia atrás la sombra perpetua de lo que hizo o de lo que le sucedió en otro tiempo.»
«La mayor parte de las cosas que me gustan son inaccesibles: las miro tras un cristal, o desde una lejanía a la que ya me he acostrumbrado porque es una de las dimensaiones naturales de mi vida (…) un deseo que carece de explicaciones igual que de asideros con la realidad, y que me convierte en un perseguidor secreto, en un don Juan obstinado y sonámbulo»
«Presencias benévolas me habían llevado de la mano, alzado en brazos, protegido la boca con una bufanda de lana antes de salir al frío, levantado el embozo hasta la barbilla antes de apagar la luz para que me durmiera, me habían traído al dormitorio en penumbra tazas de leche caliente con cacao y zumos de naranja cuando estaba enfermo, permitido que prolongara unos días más una convalecencia sin volver todavía a la escuela, me habían contado cuentos y cantado canciones, leído libros infantiles y tebeos (…) confortado en la oscuridad, rescatado de las pesadillas de la fiebre, dejado tras la cortina del balcón, en las madrugadas de los Reyes Magos, regalos modestos que me sobrecogían de dicha por el efecto mágico de la simplicidad (…)»
«De pronto soy más alto que él, y mis manos y las suyas hace ya mucho que dejaron de encontrarse. Debería uno coservar el recuerdo de la última vez que caminó de la mano de su padre.»
«–Y quién sabe –dijo el amigo–. Lo mismo se desengaña de los libros y de los estudios y se te vuelve una persona normal. ¿Tú has notado algo raro, aparte de ese vicio de tanto leer?
–Ahora parece que le ha dado por los viajes a la Luna.
–Pues eso ya es más raro.»
Parece su autobiografia, vamos…como para dar brincos de alegria.
Menudo planchazo que te has pegao.
No todo va a ser días de vino y rosas Katrina, aunque no estaría mal si lo fuese.
Pues si, un segundo es algo bastante relativo e incluso ilusorio. Tal vez haya por ahi gente de otro tiempo en éste…eso explicaria algunas cosas.
No sé si me convence …