La escala de los mapas / Belén Gopegui

Otro de esos libros que le marcan a una… porque vuelves a estar en él.
Un vocabulario delicioso y unas frases exquisitas que reflejan lo más profundos pensamientos y sentimientos de Sergio Prim, obsesionado por Brezo, una mujer con la que tuvo un idilio. En constante búsqueda de su «hueco», aquel sitio donde la relatividad del tiempo y del espacio se convierte en real…. teorías que utiliza para justificar sus comportamientos con las personas, especialmente con Brezo. Roza la locura el monólogo de Sergio Prim… pero supongo que todos (al menos yo) la hemos vivido; me gustaría poder expresarlo con ese estilo sublime de Gopegui.

Creo que con los fragmentos que he extraído es más que suficiente para convenceros…

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«Nunca hasta ahora he revelado mis estratagemas, me siento turbado, desearía borrarme con una goma de nata mientras ustedes toman conciencia del ardid.
Reaparecer en el párrafo siguiente. Siempre fui precavido. Dabas las gracias por aquello que no merecía gratitud y pedía perdón por gestos que en ningún modo podían comportar una ofensa.»

«Heme pues aquí. Réplica vana del genio de la estrategia que hubiera debido desempeñar esta misión, preparo la distribución de mis tropas con el celo exquisito de quien sabe que perder o ganar no está en su mano.«

«Pero si yo soy un escéptico, pero si yo he instaurado mi soledad como un salvo conducto, qué hizo de mí aquel rostro bellamente enajenado por causa de mi cuerpo. Yo era lo ajeno y ella me habitaba cuando la oía decir estoy desfallecida, labios rientes, qué me hiciste, loca, qué me estás haciendo»

«A mí no me fue dado el don de esbozar un gesto de afecto detrás de otro, un gesto correctamente elegido, que no parezca inseguro ni tampoco forzado. Mi mano siempre divaga y se retira antes de haber conseguido alcanzar el codo del otro, su espalda o su cadera. Manos en retirada soy, cuerpo en retirada, separado en medio del tráfago de cuerpos, porque no me enseñaron a besar las mejillas ni a aferrar brazos ajenos«

«Óyeme, loca, muchacha que acaricia las tazas como si fueran gatos y a un hombre como si fuera una banda de música, óyeme: yo ya no tengo ímpetu. Han pasado los años y me he instalado en el retraimiento. Vivo como ese pequeño país autárquico que ponían de ejemplo en los colegios, soy Albania. Mi medio natural es sobrio, retazos de llanuras insalubres, mesetas desiguales y un complejo de montañas abruptas. En mi república se practica la anarquía de repliegue: producir para autoabastecerse y permanecer inmodificado, al abrigo de influencias extranjeras. Porque habitar con los otros es la guerra y me destruye, he preferido rodearme de una difusa constelación afectiva. Sus luces están lejos y aunque apenas iluminan, también me dañan poco. Vivo casi a oscuras. Vivo en mi casa breve de lecho breve y breves visitas al exterior. Y no puedo ilusionarme, porque soy un escéptico.«

«El hombre no puede levantar su amor por el cielo durante más de dos meses y cómo hacérselo saber sin causar daño, retardando los días, espaciando el número de ocasiones en que habríamos de vernos para alargar el cómputo«

«Decidido a mantener un sigiloso grado de distancia, yo nunca le daba mi opinión, no siquiera cuando me la preguntaba. La discreción es una forma de cobardía, sentenció una mañana, y aquel preludio de reproche me entristeció

«Sergio Prim, caballero de edad provecta, honorable, abnegado, prudente, paladín de la cortesía, había decidido aparecer ante Brezo como un mandarín huraño, en su escudo esta sola divisa: negación y deseo, no quiero regalos, no quiero viajes, no me llames pero por favor bésame aquí«.

«Brezo, yo te traicionaré muchas veces. Me dirán tu nombre y te negaré, te ignoraré, pondré cara de sorpresa y así nadie sabrá que te conozco. Son palabras de camarada viejo, de amante clandestino. Es el miedo a nombrar, el miedo a decir Esto es un árbol, o bien Ella ha venido, Ella se irá. Guardaré silencio

«Brezo, aléjate de mí. ¿Pero es que necesito prevenirte? ¿Deberé empujarte contra las sombras? Me obligarás a profanarlo todo, esta dicha y los parajes, la cordialidad, todo para que quedes libre, para que en ti se encarne el nuevo Swann, el amador escéptico, avisado, clarividente.»

«Hay seres hoscos en el mundo. Hombres inhábiles para la proximidad, taciturnos, un poco cabizbajos, y perturbarlos es discordia. Me dirás que carezco de arrestos para comprometerme, pero ¿acaso cabe decir del pájaro que carece de arrestos para correr, del topo que no tiene arrestos para la luz?

«La realidad pone, bajo las almohadas, cardos que nos arañan el rostro. Ella es maligna como un ama de llaves, es poderosa y fría y vendrá con sus designios. ¿Adónde, entonces, te llevaré?.»

«El hueco huye de las corrientes del tiempo, ignoras las ranuras de los buzones, los mensajes inoportunos del contestados. El hueco nunca impone una risita. Le basta con saber que durante los insomnios se entrecruzan celdas, habitáculos, y también a lo largo del día el ensueño se mueve por un panal de cuartos suspendidos»

«Pensé en decirte: hazme un hueco en tu pasado. Las edades perdidas del otro, sin embargo, no nos pertenecen; jamás conoceré la materia prima de tu nostalgia, el domingo tapiado de canciones, la cara del amigo que llamó por teléfono. El pasado no puede ser tocado y el futuro es una conjugación aguda y áspera: yo me equivocaré, tú viajarás, ella nos perseguirá, nosotros tropezaremos.«

«Que no me nieguen mi penumbra. Mis sombras indecisas. Porque quiero mi vida en blanco y negro, siluetas que prometen cuerpos posibles, todos los cuerpos; quiero una estancia en penumbra para limpiar rasguños y cicatrices, para sumar indicios, figuras, brillos, perfiles, franjas. Quiero, Brezo, el albedrío de oscurecer. Mi cuarto se nubla. El contorno indeciso de mi mano limita con su sombra que en la tiniebla avanza y se funde con la tiniebla menguada y venida de tu sombra, pareciendo no tener fin«.

 

 

6 comentarios en «La escala de los mapas / Belén Gopegui»

  1. Hola, soy estudiante de magisterio y me ha tocado leer el libro. De genialidad literaria o de sublime composición de las frases con un vocabulario esquisito ná de ná. Hay un par de palabras que en mi humilde opinión describen el libro:
    – La 1ª «TRANQUE»
    – La 2ª «INFUMABLE»
    No pasa nada, la narración es monótona y reiterativa. Es imposible concentrarse en el libro a la hora de leerlo.
    Me siento profundamente estafado por los 6€ que he tenido que pagar para esta tremenda «mierda», «basura literaria».
    Y tal…

  2. El libro es precioso, sublime, sólo apto para sensibilidades especiales, una joya no conocida, como las mas especiales…

  3. Creo que no puedo estar más de acuerdo con el segundo Anónimo. Tanto en el fondo como en las formas.

    En cuanto a la forma tan despectiva de hacer la crítica de una obra literaria, viniendo de un futuro profesor de primaria y secundaria, que utiliza expresiones como «mierda» o «basura literaria» para designar una obra, me da qué pensar. Desde luego brilla por su ausencia el manejo de la lengua. De vocabulario «esquisito» [sic] ná de ná….
    Le recomiendo El código Da Vinci.

  4. Lo he comenzado a leer hoy, al principio si me pareció un tanto plano, pero a medida que fui avanzando cada vez me costó más dejar de leerlo. Aún no lo termino, pero creo que no tardaré demasiado en leerlo.

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