Empezaré agradeciendo el préstamo del ejemplar por parte de rata con alas. Aunque no estoy muy segura de que le vaya a gustar la entrada, sorry.
Sé que no les tengo acostumbrados a éste tipo de lecturas rápidas y humorísticas, pero de vez en cuando no vienen mal. Aunque ya tengo unas ganas de ralentizar el ritmo y darle más vueltas a las frases… que lo flipas.
No sé, me he reído a veces (bueno, tampoco han sido carcajadas) pero creo recordar que menos que con El laberinto de las aceitunas. Al menos, a juzgar por la reseña que hice, debió ser así porque, es lo malo de estos libros, no recuerdo nada en absoluto de la trama. Al contrario de Sin noticias de Gurb, del sí que me acuerdo. Tremendo TRUÑO. Quizás en forma de artículos, semanalmente, puede estar bien, pero todo seguido… menudo tostonazo a mi parecer.
En este caso la trama tiene lugar en un contexto de ciencia ficción con naves y estaciones espaciales en un futuro lejano. Escrito en plan cuaderno de bitácora por parte del Capitán de la nave en la que se encuentran nuestros protagonistas (Horacio Dos,) el cual está a punto de recibir la Jubilación aunque sospecha que la última misión que se le ha encomendado es una especie de prueba para ver si le jubilan con el 100% del sueldo o no, depende de lo mal que lo haga.
Por ello le embarcan con una tripulación bastante dada a las conspiraciones y las juergas, y una serie de viajeros divididos en tres grupos principales: los Delincuentes, las Mujeres descarriadas, y los Ancianos improvidentes. Tres grupos de los que Mendoza utiliza sus clichés para exprimir el lado cómico, personificándolos en 4 personajes: Garañón (delincuente), la Srta. Cuerda (mujer descarriada) y dos yayos de cuyos nombres, si es que los dice en algún momento, no me acuerdo.
A destacar otro ocupante de la nave: el médico. El repartidor de priva oficial.
Y ahí que se lanza el torpe de Horacio al espacio sideral a la espera de instrucciones que les facilitarán sobre la marcha. Poco a poco descubres lo cutre del escenario, y otros escenarios aún más cutres representados en forma de Estaciones Espaciales y sus habitantes, embaucadores y trapicheadores por norma. Aquí nadie se libra de llevar máscaras. Como la capacidad de relacionar es bastante limitada para Horacio, no hace más que tropezar una y otra vez con los mismos errores basados en la «confianza ciega» que deposita en sus anfitriones. Con lo que una y otra vez pone en peligro a la nave y sus ocupantes teniendo que urdir planes improvisados para salir de los aprietos.
La forma de escribir del Mendoza pues como siempre, fiel a su estilo. Lo que más me ha gustado y me ha parecido novedoso (creo que en los otros dos libros que me he leído de él no lo utilizaba, aunque también es posible que no me acuerde) es la forma de adjetivizar algunos conceptos. Algo así como si digo que la novela me ha parecido dos puntos por encima de graciosa y 3 puntos por debajo de desternillante.
En resumidas cuentas: quizás el contexto ci-fi no haya sido el más adecuado para volver a Mendoza y me hubiera ido mejor siguiendo con la Cripta embrujada o alguna de esas novelas detectivescas. Las naves, los marcianos y el humor surrealista combinados no me gustan. El humor surrealista en otras condiciones, sí (aunque tampoco sea el tipo de humor que más me llene, al menos de forma escrita), pero es que mezclado con estos rollos… ufffff. No le pillo el tranquillo.
Incluso me ocurrió con Pulp, de Bukowski. Que también llevaba un rollo detectivesco-surrealista-cómico y encima con extraterrestres de por medio.
Nada, nada, que no es lo mío.
Así que a otra cosa, mariposa…
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«El sector de las Mujeres Descarriadas es por definición levantisco, pero su potencial para alterar el orden público interno de la nave y, en general, cualquier orden público, es inconmensurable.»
«La deplorable carestía ha dado origen, como era de esperar, a un incipiente mercado negro a bordo de la nave. Según rumores que me llegan, por una suma elevada de dinero se puede conseguir un botellín de agua potable o una garrafa de agua pestilente, así como algunos fármacos. No son rumores fiables, porque procede, como siempre, de personas envidiosas o fantasiosas o estúpidas, o las tres cosas a la vez, pero el mero hecho de que a estas personas se les haya ocurrido semejante infundio indica que la verdad no debe de andar muy lejos de la mentira.»
haha, DEJA SEA LA PRIMERA!! YO PRIMER, yo primeerr
No tiene la menor importancia no te haya causado la misma impresión que a mi, es el fundamento de esta relación; te imagino con cara póker siguiendo sin gana las líneas de la nava espacial y no puedo evitar carcajearme. Pásame el de PULP, y cuando acabe con ellos te pasaré la nueva remesa de libros que capturé ayer, que serán sin duda de tu agrado literario
Confraternité,
Mendoza escribió también varios artículos entre ellos uno polémico sobre la muerte de la novela, otro sobre la desazón que le produjo la lectura de EL Quijote a edad temprana, otro sobre la miseria de Poe.
De sus libros el que más me divirtió fue Aventuras en el tocador de señoras, El caso Savolta digamos que se dejó leer y en El laberinto de las aceitunas experimenta con el lenguaje que da calambre. Algunos lo encolumnan dentro de la nueva picarezca.
Trataré de leer este, saludos
Yo me leí solo el de Gurb, que no llegaría a calificar de truño, pero que tampoco me animó a seguir probando con Mendoza.
En cambio, aunque llego tarde a comentarlo, la entrada anterior sobre Ribeyro me maravilló, qué bueno parece… otro que me apunto.
Unha aperta!
Yo ni noticias del autor pero parece que no fue una lectura imperdible, no?
Con Eduardo Mendoza tengo un problema: algunos libros suyos me gustan, otros no, y no logro encontrar el patrón… si lo encuentro en la biblioteca le echo un ojo.
Siempre que sé de él me viene un sentimiento agridulce. Para mi constituye el paradigma de lo que pudo haber sido y no fue, o, al menos, no está siendo. No sé si es un problema de falta de exigencia y rigor, de cansancio, de falta de inspiración, o de todo un poco, pero la realidad es que no levanta cabeza.
Tiene una novela extraordinaria, La ciudad de los prodigios y una muy buena, La verdad sobre el caso Savolta. Todo lo demás es mediocre. No pretendo ser tajante, pero estamos ante un caso de escritor de talento, del que cabe esperar mucho (pues lo ha demostrado), y que se conforma con parodias más o menos humorísticas y de preocupante falta de sustancia.
Empleando el modo de hablar taurino, sigo esperando que «recupere el sitio» y que sus frecuentes aportaciones al absurdo debate de la “muerte de la novela” no reflejen su perspectiva sobre su propia obra.
De este señor a mí lo que me gusta es la saga de El misterio de la cripta embrujada y su protagonista sin nombre.
Aunque el mejor es el primero. Los otros dos van perdiendo fuelle por momentos.
Lo de la lata vacía era por lo de mear.
Estoy aquí.
Dejo pendiente para ya leerte en condiciones. Oye, que eché de menos todo el rollo.
Un papel.
Hola Katrina…
Di con tu espacio y la verdad me ha parecido muy interesante… aquí estaré consultándolo seguido, tienes lecturas muy interesantes, que bien vale la pena sentarse, una tarde sin muchos pendientes y disfrutar de este espacio tan entretenido…
Un saludo desde México,
A mi Mendoza, siempre me divierte..