Hoy vuelvo con la última novela de aventuras que leí en 2020: «El Corsario Negro» (1898), de Emilio Salgari. El protagonista que da título a la novela es un filibustero temido y respetado a lo largo y ancho del Caribe. Atemoriza a cualquier barco mercantil que lo divise e inspira respeto y admiración entre los habitantes de la Isla de la Tortuga. Una novela con la que lo pasarás bien, muy dinámica y llena de acción, cuyo protagonista es un héroe con valores que sigue un plan y al que hasta le da tiempo a enamorarse.
Vestía completamente de negro, con una elegancia poco frecuente entre los filibusteros del Golfo de Méjico, hombres que se conformaban con unos calzones y que cuidaban mucho más de sus armas que de su indumentaria (…) sus facciones eran bellísimas. La nariz, regular; los labios, pequeños y rojos como el coral; la frente, ancha y surcada por una ligera arruga que daba a su rostro cierta expresión melancólica; los ojos, perfectos, negros como el carbón y coronados por espesas cejas, brillaban de tal forma que sin duda podrían turbar hasta a los más intrépidos filibusteros que navegaban sobre las aguas del gran golfo.
Emilio Salgari, Sandokán y El Corsario Negro
Emilio Salgari (Verona 1862 – Turín 1911) fue uno de los creadores de aventuras del S.XX más conocidos, aunque lamentablemente no disfrutó de este éxito en vida. Fue un autor muy prolífico que escribió más de ochenta novelas y numerosísimos relatos. Lo que tienen en común la mayoría de sus libros es que narran hazañas y viajes en muy diferentes entornos por todo el globo: Caribe, Malasia, África, los Polos, India, China, Rusia, el Far West o su Italia natal entre otros.
Su obra más conocida es Sandokán, novela muy popular, de la cual se han hecho diversas adaptaciones cinematográficas y de animación. Los de mi generación seguramente se recuerden merendando mientras veían la serie de dibujos animados producida por BRB Internacional (productora que también creó D’Artacan, La vuelta al mundo de Willy Fog o David el Gnomo) a principios de los 90.
Como comentaba al principio, el éxito no le llegó en vida. A pesar de que consiguió bastantes ventas de sus novelas, esto no le proporcionó los ingresos correspondientes.
Su existencia estuvo rodeada de tragedias (véase el suicidio de su padre o la enfermedad psicológica de su mujer) y terminó por suicidarse haciéndose el harakiri. Como colofón, antes de morir, les dejó un mensaje a sus editores en una nota de suicidio:
A vosotros, que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndome a mí y a mi familia en una continua semimiseria o aún peor, sólo os pido que, en compensación por las ganancias que os he proporcionado, os ocupéis de los gastos de mis funerales. Os saludo rompiendo la pluma.
Emilio Salgari.
Nota de suicidio dirigida a sus editores, de Emilio Salgari.
El Corsario Negro (nuestro héroe y otros lobos de mar)
El Corsario Negro es nuestro héroe protagonista cuyo propósito está claro desde el principio de la novela: debe vengar el asesinato de sus hermanos (también corsarios), ahorcados por orden del gobernador Wan Guld. Está decidido a acabar con el gobernador y, así, hacer justicia.
Emilio de Roccaner es el nombre del temido Corsario Negro y, añadiré, no tiene nada que envidiarle a Jack Sparrow. Nuestro corsario es un pirata honrado con un código moral y unos valores que respeta por encima de todo, la muerte de sus hermanos (Corsario Rojo y Corsario Verde) no puede quedar así. Sangre por sangre, impulsado por su sed de venganza, tendrá que aventurarse en tierra para dar caza al gobernador y conseguir su propósito.
Cuando el corsario y sus dos compañeros, Carmaux y el negro, entraron en Maracaibo, las calles todavía estaban muy concurridas, y las tabernas, en las cuales se despachaban vinos del otro lado del Atlántico, veíanse llenas, pues los españoles ni en las colonias habían renunciado a beber un optimo vaso del jugo de las viñas de Málaga o de Jerez.
Con la ayuda de otros filibusteros deberá burlar y enfrentarse a aquellos enemigos que pretendan cortarle el paso: su determinación y reparar el honor de su familia estarán por encima de todo.
El corsario aminoraba la velocidad de su paso. Con el sombrero calado hasta los ojos, envuelto en su ferreruelo, aun cuando la noche era bastante calurosa, con la mano izquierda puesta fieramente en las guardas de su espada, miraba con gran atención calles y casas, cual si quisiera que le quedasen impresas en la mente.
Conclusiones de El Corsario Negro de Emilio Salgari
Mi primer contacto con Salgari por medio de El Corsario Negro ha sido un placer. Es una novela muy entretenida y rápida que cuenta las hazañas de un héroe pirata, gustará a quienes disfruten con estas historias de bucaneros. Además, no me cabe duda de que, a lo largo de más de cien años, esta novela ha contribuido a crear jóvenes lectores entusiastas del género de aventuras. Mientras la leía tenía un pensamiento recurrente: ¿pero qué hace todo dios viendo las pelis de Piratas del Caribe y no leyendo esta novela? ¡Apagad la tele y coged este libro!
Quizás el argumento sea algo previsible (¿cómo no va a serlo con la cantidad de pelis que, a estas alturas, se han hecho de este tipo?) pero ir de la mano de Emilio (Salgari o de Roccaner) ofrece una lectura que servirá de divertimento para todos los públicos. Si leíste «La isla del tesoro» y te gustó, esta novela casi seguro que también. En cuanto tenga oportunidad seguiré haciéndome con más novelas de Salgari, ansío saber cómo continúan las peripecias de El Corsario Negro y su compañero El Olonés.
Lo ansío, lo estoy deseando mucho mucho, ¿sabéis por qué? Porque, joder, ¡esta edición solo incluye la mitad de la novela! ¡Menudo tongo! La edición (ed. Molino) que compré en la librería de segunda mano resulta que contiene solo la primera parte, la segunda está editada en esa misma colección con el título «La venganza». Imaginad mi cara cuando leí la palabra FIN: un cuadro. Haciendo la reseña he visto que otras editoriales han publicado esta historia en un solo tomo, vaya ojo que tuve, maldita sea.
Fragmentos de El Corsario Negro
-¿Eres tú, Pedro? -preguntó el Corsario.
-¡El Olonés en carne y hueso!
En efecto: aquél era el famoso filibustero, el más formidable depredador del mar y el enemigo despiadado de los españoles. Aquel corsario, que, como hemos dicho, terminó su magnífica carrera entre los dientes de los antropófagos del Darién, huyendo de los españoles, no tenía en aquella época más de treinta y cinco años. Nacido en Olonne, en el Poitou, fue en un principio marinero contrabandista de las costas de España. Una noche le sorprendieron los aduaneros. Perdió su barco, su hermano murió en la lucha, y él mismo quedó gravemente herido de bala, permaneciendo largo tiempo entre la vida y la muerte. Curado, pero sumido en la miseria más espantosa, se vendió como esclavo a Montbars el Exterminador, por cuarenta escudos, que destino a socorrer a su madre. Primeramente fue siervo; después pasó a filibustero, demostrando poseer un valor excepcional y una fuerza de espíritu extraordinaria, con lo cual logró obtener del gobernador de las Tortugas el mando de un barco.
Entró por otro sendero e internóse en el bosque que se extendía por detrás de la ciudadela ocupando una buena parte de la isla. Entrelazan sus ramas las magníficas palmeras llamadas maximilianas, las gigantescas mauritias, cuyas hojas están dispuestas en abanico, y las rígidas, como si fuesen de cinc, de los jupati o bossu, y bajo estos colosos de la familia de las palmeras crecían profusamente los arbustos, preciosos por su aspecto, que producen ese líquido picante y dulzón conocido en las orillas del Golfo de Méjico con el nombre de aguamiel, y de mezcal si está fermentando la vainilla silvestre de largas pepitas y el pimiento.
Ya nos terminarás de informarnos del resto de la novela cuando la leas. Vaya geta los de la editorial.
Seguiré atenta.
Gracias