Hoy traigo una breve reseña de un librito de divulgación científica: «De grandes científicos, plantas y bichos», de Jorge Poveda Arias. Es el tercer libro suyo que leo, indicativo de que los dos anteriores (Algunas de las más sorprendentes enfermedades causadas por pequeños organismos. Historias para no dormir y De «bichos», plantas y vacunas, ambos reseñados en su día) me gustaron mucho. El que nos ocupa en esta reseña no se queda atrás, es una recopilación de veintisiete artículos en los que se tratan asuntos relacionados con los términos incluidos en el título. Como siempre, me ha resultado interesantísimo por la cantidad de información que contiene y, además, es de agradecer la forma tan amena con que se explica el autor.
Sobre el autor: Jorge Poveda Arias
Hace ya casi un año que publiqué la reseña del primer libro suyo que leí, por entonces acababa de retomar el blog y aún no estructuraba las entradas para facilitar su lectura. En dicha entrada hice una pequeña introducción sobre el autor que replico aquí por si a alguien le pica la curiosidad.
El autor es un joven biólogo (nacido en 1991 pero ya tiene sus doctorados, másters y posgrados correspondientes) salmantino interesado especialmente en entomología (estudio de los insectos, como Grisom en CSI), microbiología, fitopatología (enfermedades de las plantas), biotecnología vegetal y en la alimentación. La dedicación que conlleva escribir un libro de este tipo le convierte, a mi parecer, en un divulgador nato. Una de las frases que reflejan esto y que corresponden a Poveda Arias es
«La ciencia que no es divulgada hacia la sociedad, es como si no existiera»
Reconocimiento a algunas científicas y científicos
En esta ocasión, Poveda Arias se centra en los tres temas que aparecen en la portada del libro. Cada uno de los artículos (de muy corta extensión) tiene un título muy descriptivo y deja claro qué vas a encontrar en su interior. En cuanto a los científicos, nos habla de Lynn Margulis o de Francis Mojica, español cuyo nombre resuena como candidato al Nobel por sus investigaciones sobre las CRISPR.
El sistema CRISPR/Cas funciona como un «sistema inmune» bacteriano que les confiere inmunidad adquinda: la bacteria es atacada por un virus, guarda la información del atacante y la une a un arma contra él.
También sobre Bárbara McClintock (la mujer que descubrió los genes «saltarines») o sobre el más que conocido Ramón y Cajal. Cito sobre este último:
Ramón y Cajal (…) fue un ejemplo de humildad y honestidad digno de tener muy en cuenta, rebajándose los sueldos que se le asignaban a las cifras que consideraba que su trabajo realmente valía, rechazando cualquier puesto político con remuneración económica, pero aceptando los libres de asignación monetaria, y no favoreciendo la carrera investigadora de su hijo (también científico), aún siendo él mismo quien concediese las becas.
Lo que queda: plantas y bichos
Si bien otro de sus libros se titula De «bichos», plantas y vacunas, los artículos que contiene el que nos ocupa no te resultan repetitivos. En De grandes científicos, plantas y «bichos» nos habla de algunas especies invasoras, nos cuenta curiosidades sobre algunos bichos (por ejemplo el bicho palo) o plantas, menciona algunas enfermedades que padecen ciertas plantas (el «ébola de los olivos»), aplicaciones médicas de estas, etc.
También habla mucho de genética, lo que incluye a los transgénicos. Resulta muy útil leer las explicaciones de científicos de verdad para no creerte lo primero que te cuente alguien o que leas en Internet. En ocasiones, además de estar recurriendo a una fuente no fiable, a partir de lo que has leído empiezas a hacer deducciones que están muy lejos de la realidad. Sobre esto, Poveda Arias intenta arrojar luz sobre el asunto de los transgénicos y los falsos mitos relacionados con estos. No tienen por qué ser malos. Y no todo lo que parece «alterado» es transgénico, por ejemplo: las sandías sin semillas no son transgénicas (aunque más de uno pueda pensarlo).
La sandía sin semillas, aunque no hace mucho tiempo que podemos adquirirla en nuestros mercados, fue desarrollada en Japón en el año 1939, resultado simplemente de un proceso de hibridación entre plantas con juegos de cromosomas incompatibles. En concreto se utiliza el polen de la flor masculina de una planta de sandía con dos juegos de cromosomas (2n) y se cruza artificialmente con la flor femenina de una sandía con cuatro juegos de cromosomas (4n).
Conclusiones de De grandes científicos, plantas y «bichos», de Javier Poveda Arias
Del mismo modo que me ocurrió con los otros dos libros suyos que he leído, De grandes científicos, plantas y «Bichos» me ha encantado. El mensaje global que Poveda Arias quiere transmitirnos por medio de este compendio de artículos se muestra en la contraportada y es el siguiente:
Estudiar la naturaleza nos hará descubrir sus apasionantes secretos y llegar a amarla como se merece
Esa frase es lo que desprende cada libro suyo que he leído. Este no es un libro enfocado a filólogos ni literatos, es posible que encuentres algunas erratas o errores gramaticales, pero no por ello su contenido se hace menos interesante. Es un libro con el que cualquier persona curiosa puede disfrutar. Si te gusta ver documentales y aprender (o recordar) una gran cantidad de curiosidades relacionadas con la ciencia (y por tanto, con la naturaleza) este libro te resultará muy ameno.
Por mi parte, seguiré leyendo más de Poveda Arias. Es más, tengo ya en la pila de libros pendientes (hablo de la pila física, no la imaginativa compuesta por desideratas) su libro Genes y plantas. Como me gusta ir variando de temáticas y géneros aún tardaré un tiempo en meterle mano, pero estoy desando que llegue ese momento.
Lo más importante para avanzar es creer en uno mismo
Algunos extractos de De grandes científicos, plantas y «bichos»
El fuego bacteriano representa una enfermedad vegetal de gran importancia a nivel mundial, muy contagiosa e incluida en el grupo de cuarentena, provocando su identificación en una parcela un grave problema para el agricultor al estar obligado a destruir muchos individuos productores.
La primera imagen que nos viene a la cabeza cuando pensamos en insectos son las típicas moscas molestas y avispas peligrosas que nos llegan a amargar las tardes de verano, pero, tal y como dijo el microbiólogo descubridor de la primera vacuna contra la polio, Jonas Salk: «Si desaparecieran todos los insectos de la tierra, en menos de 50 años desaparecería toda la vida. Si todos los seres humanos desaparecieran de la tierra, en menos de 50 años todas las formas de vida florecerían».
Interesante para leer y aprender. Gracias