Unamuno!
Sí! Otra vez. Soy consciente de que estoy dando mucho la barrila con el temita, pero es que este señor no me cansa. ¡Ojalá me cansase como otros autores! Eso supondría recuperar un trocito de libertad lectora. Gracias al descarte se encuentra tiempo para realizas nuevos hallazgos más estimulantes. Pero éste…. siempre tiene algo bueno que ofrecerme. Para los que estén algo hastiados de Don Miguel, lamento decirles que me espera otra novela en la pila-de-libros-para-leer (uno de sus bestseller), pero intentaré retrasarlo el mayor tiempo posible. Todo en su momento. Ahora estamos a lo que estamos (o a setas o a rolex, ostias).
En esta ocasión, como el propio título indica, se nos ofrece en un mismo volumen tres novelas cortas y un prólogo. El prólogo se estructura en siete partes en las que se vuelve al tema de los personajes de las novelas. Me quedo con el prólogo, de tú a tú, tipo ensayo, sobre las tres novelas. Ejemplares. Sí, como las de Cervantes. Que utilice la misma denominación que su tocayo tiene su explicación, que con mucho gusto nos da Don Miguel en el extenso (en relación con las novelas) prólogo.
«llamo ejemplares a estas novelas porque las doy como ejemplo -así, como suena-, ejemplo de vida y de realidad.
¡De realidad! ¡De realidad, sí!
Sus agonistas, es decir, luchadores -o si queréis los llamaremos personajes-, son reales, realísimos y con la realidad más intima, con la que se dan ellos mismos, en puro querer ser son puro querer no ser, y no con la que la den los lectores.»
Un ejemplo de vida y de realidad. En torno a la familia, parienta e hijos. Buen elenco de personajes locos, traumatizados. En cuanto al “puro querer no ser” ya empieza a enfocar el tema principal del prólogo, la realidad de las personas / personajes / conceptos, algo así como su esencia, que diría algún filósofo. Y ya entramos en un jardín propio de Erich Fromm o alguno del palo, el colega Miguel intenta diferenciar las partes del ser.
«Y digo que, además del que uno es para Dios -si para Dios es uno alguien- y del que es para los otros y del que se cree ser, hay el que quisiera ser. Y que éste, el que uno quiere ser, es en él, en su seno, el creador, es el real de verdad. Y por el que hayamos querido ser, no por el que hayamos sido, nos salvaremos o perderemos. Dios le premiará o castigará a uno a que sea por toda la eternidad lo que quiso ser.
Ahora que hay quien quiere ser y quien quiere no ser, y lo mismo en hombres reales encarnados en carne y hueso que en hombres reales encarnados en ficción novelesca o nivolesca. Hay héroes del querer no ser, de la voluntad.
Mas antes de pasar más adelante cúmpleme explicar que no es lo mismo querer no ser que no querer ser.
Hay, en efecto, cuatro posiciones, que son dos positivas a) querer ser; b) querer no ser; y dos negativas: c) no querer ser; d) no querer no ser. Como se puede: creer que hay Dios, creer que no hay Dios, no creer que hay Dios, y no creer que no hay Dios. Y ni creer que no hay Dios es lo mismo que no creer que hay Dios, querer no ser es no querer ser. De uno que no quiere ser difícilmente se saca una criatura poética, de novela; pero de uno que quiere no ser, sí. Y el que quiere no ser, no es, ¡claro!, un suicida.
El que quiere no ser lo quiere siendo.
¿Qué? ¿Os parece un lío? Pues si esto os parece un lío y no sois capaces, no ya sólo de comprenderlo, más de sentirlo y de sentirlo apasionada y trágicamente, no llegaréis nunca a crear criaturas reales y, por tanto, no llegaréis a gozar de ninguna novela, ni de la de vuestra vida. Porque sabido es que el que goza de una obra de arte es porque la crea en sí, la re-crea y se recrea con ella.«
Acojonante. Pero, acojonante. Me encanta.
Creo que esta ansiedad por diferenciar los egos de una persona es la misma que lleva a Augusto Pérez en Niebla a rebelarse contra su creador. Y lo que hace al cristiano rebelarse contra Dios. Creo que necesito leer La agonía del cristianismo para confirmar todo esto. Son suposiciones. Además lo de “sentirlo apasionada y trágicamente” tiene pinta de pesquisa en toda regla. ¿Un guiñito de autor quizás?
Y volvemos a Cervantes.Después de referirse a sus novelas ejemplares, menciona a los personajes de Don Quijote y Sancho en relación a su novela Vida de Don Quijote y Sancho. Está convencido de que se trata de figuras con una vida propia de la que los autores sólo cuentan parte y el resto se queda fuera, pero ahí está. Es lo que ocurre con los “Don Quijote y Sancho” que conoció el Miguel que nos ocupa: no tienen nada que ver con los que conoció su tocayo.
«Aunque no falte acaso quien me salte diciendo que el Don Quijote y el Sancho de esa mi obra no son los de Cervantes. Lo cual es muy cierto. Porque ni Don Quijote ni Sancho son de Cervantes ni míos sino que son de todos los que los crean y recrean. O mejor, son de sí mismos y nosotros, cuando los contemplamos y creamos, somos de ellos.«
Y de nuevo vuelve a reivindicar la posibilidad de “querer ser” para cualquier concepto.
«Sí, ya sé la canción de los críticos que se han agarrado a lo de la nívola; novelas de tesis, filosóficas, símbolos, conceptos personificados, ensayos en forma dialogada… y lo demás.
Pues bien; un hombre, y un hombre real, que quiere ser o que quiera no ser, es un símbolo, y un símbolo puede hacerse hombre. Y hasta un concepto. Un concepto puede llegar a hacerse persona. Yo creo que la rama de una hipérbola quiere -¡así, quiere!- llegar a tocar a su asíntota y no lo logra, y que el geómetra que sintiera ese querer desesperado de la unión de la hipérbola con su asíntota nos crearía a esa hipérbola como a una persona, y persona trágica. Y creo que la elipse quiere tener dos focos. Y creo en la tragedia o en la novela del binomio de Newton. Lo que no sé es si Newton la sintió.»
En cuanto a las tres novelas que acompañan a este delicioso prólogo no voy a entretenerme mucho.
Las novelitas son: “Dos madres”, “El marqués de Lumbría” y “Nada menos que todo un hombre”. Podíamos decir que el denominador común a estas tres novelas es la interacción entre la familia (esposa/hijos) y el personaje principal, un pobre desgraciado (desgraciada en el caso de la última novela). El tema gira entorno a la capacidad de tener hijos y además que se mantenga la reputación social de la familia en cuestión.
Una que no puede tener hijos y embarca a su amante en otra aventura con final en boda para que pueda conseguirle un hijo para ella.
Otra en la que el prota tiene un bastardo con la hermana pequeña de su mujer y se entera a los años… de forma que tanto madre como hijo, desaparecidos durante años, regresan y acaban siendo los herederos legítimos de la fortuna de su esposo/padre.
Y la otra en la que el prota esta vez es el malo, mejor dicho el posesivo egocéntrico. Y la mujer la que no tiene voluntad propia alguna, sino que se rige por lo que le indica su marido, llegando prácticamente al borde de la locura. La piva empieza a tratarse con otro… y el marido al enterarse, en lugar de reconocer la evidencia, envía a la mujer a un psiquiátrico hasta que reconozca que esa historia dela posible infidelidad fue un delirio debido a su locura. Esta última tiene un final muy Esproceda. Sí, ya lo sé. Lo he chafado. Pero tampoco tiene demasiada importancia…
En resumidas cuentas, que para los apasionados de Don Miguel queda más que recomendada, sobretodo por el prólogo y por seguir completando la estantería con sus obras. Al resto, supongo que el prólogo pueden encontrarlo en algún rincón de Internet. Para los más torpes: búsqueda en google entre comillas de uno de los fragmentos que he puesto. Con media frase sirve. Esas búsquedas me ahorran muchas veces el tener que estar transcribiendo todo el contenido del libro.
Un saludito………
*****************************
«¿Es que soy mío? ¿Es que soy yo? ¿Por qué me has robado el cuerpo y el alma?»
“Y es que todo hombre humano lleva dentro de sí las siete virtudes y sus siete opuestos vicios capitales: es orgulloso y humilde, glotón y sobrio, rijoso y casto, envidioso y caritativo, avaro y liberal, perezoso y diligente, iracundo y sufrido. Y saca de sí mismo lo mismo al tirano que al esclavo, al criminal que al santo, a Caín que a Abel.”
Eres una clásica, Katrina. Un beso
Al final has conseguido cambiar el diseño, te ha quedado muy bien…
De Unamuno sólo me he leído la de Niebla, buenísima.
Y hablando de literatura española, esto me pareció interesante:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=14361
sigue por aquí:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=14450
katrina paso por su blog a invitarla a conocer el mio,hemos coincidiodo en el blog de leox y creo puede interesarle.mis saludos y respetos por sus dedicados(que no delicados, ni falta hace) analisis
Katrina; nunca leí Unamuno, me pierdo un trozo de lit. española, pero aún puedo y tengo tiempo. Por lo que cuentas son historias bastantes modernas de hijos bastardas y desgraciados. Acá en la biblioteca está la niebla.
saludos
Qué tal Katrina?
Me encanta tu blog, de verdad. No he encontrado otro similar, me parece fantástico.
Hace unos meses me leí Tropico de Capricornio de Henry Miller. Qué obra parecida a esta me recomendarías?¿?¡
Muchisimas gracias y sigue adelante con el blog…
¡Hola Katrina! De Unamuno, sólo conozco a Niebla, San Manuel Bueno, mártir, y un trozo de Del sentimiento trágico de la vida. Gracias por acordarme del escritor, porque ha sido mucho tiempo desde que leí algo por él (creo que trataré de releer Niebla este año). ¡Saludos!