Trópico de Capricornio/ Henry Miller

Otra de estas grandes adquisiciones en la tienda de siempre. ¡Una espinita clavada pendiente menos!

Años ha tuve la inquietante experiencia de leer «Trópico de Cáncer» y la verdad es que flipé en colores. Creo que fue de los primeros libros de realismo sucio que caté, y me quedé algo prendada. Luego seguí investigando con otros autores a los que Henry Miller había influído y descubrí a los beatnicks. Así que, además de casi sentirme obligada a terminar con los trópicos, y como agradecimiento a esa revelación de autores, me sentía en deuda con Miller. Sin embargo continuaba pendiente el leer más de él. Sólo he tardado… ¿Nueve, ocho años?. No lo sé. [«El sistema de calefacción y refrigeración es un mismo sistema, y Cáncer está separado de Capricornio sólo por una línea imaginaria.»]

En Trópico de Cáncer narra sus idas y venidas en París, mientras que aquí nos relata su juventud en Nueva York. Aunque «relatar» quizás no sea la expresión más adecuada, o al menos no durante todo el libro.
Viene dividido en tres partes.
Una primera en la que, sí, podemos decir que nos relata parte de su vida familiar (su mujer e hija) y laboral (su trabajo en el departamento de personal de una compañía de telégrafos). Destacaría la amalgama de personajes e historias que pasan por su despacho (en su mayoría gente con pocos recursos), el desprecio que despierta en él su patria (América, claro), sus escarceos sexuales y la obsesión de Miller con (literalmente): coños, ovarios y matrices. Impresionante cómo los personifica. También queda patente la profunda admiración que siente por Dostoievski. Véase «fue un acontecimiento en mi vida más importante incluso que mi primer amor.»

La segunda parte (Interludio) deja atrás el estilo narrativo más directo o lineal, y empieza a volverse todo más caótico. Símbolos en forma de imágenes que te van abofeteando conforme vas leyendo. Encuentras partes en las que resulta sencillo interpretar qué es lo que pasaba por la cabeza (ojo al uso de «interpretar») y otras en las que dices: ¿pero qué cojones me estás contando, tronco?. Y sientes que estuvieras leyendo «El almuerzo desnudo» (Burroughs)
Es el momento en que se encuentra a punto de explotar toda esa incomprensión que siente recibir resto de la humanidad, y decide dar el cambio definitivo en su vida, proponiéndose firmemente el convertirse en escritor y esperando a escapar desesperadamente del alcance de su mujer e hija.
La tercera parte (Coda) recupera claridad (que ya a finales del Interludio va reapareciendo) y habla directamente de cómo escapa de Nueva York y conoce a Mara (June), la que en un futuro sería su segunda mujer y con la que viviría en París.

No recuerdo de Trópico de Cáncer si se menciona mucho a Dios o no, pero aquí tiene bastante protagonismo y me parecen más que interesantes las reflexiones de Miller, gran humanista. He aquí un par de ellas:
«Tenía tan poca necesidad de Dios como Él de mí, y con frecuencia me decía que, si Dios existiera, iría a su encuentro tranquilamente y le escupiría a la cara.»
«Sé lo que significa ser humano, su debilidad y su fuerza. Sufro de saberlo y al mismo tiempo me deleito. Si tuviera la oportunidad de ser Dios, la rechazaría. Si tuviese la oportunidad de ser una estrella, la rechazaría. La oportunidad más maravillosa que ofrece la vida es la de ser humano. Abarca todo el universo. Incluye el conocimiento de la muerte, del que ni Dios goza
El misticismo de Miller se recrea en el sexo.

Me han gustado mucho las descripciones que hace de las calles y los ambientes (nocturnos casi siempre). Desde luego los Beats aprendieron de los mejores (y alguno dirá ¡lo trataban de imitar! ¡claramente! -Yo no entro al trapo-). Incluso la importancia que se le da a la música (años depués podremos encontrar cientos de referencias en muchos otros círculos beats y no-beats), ya forma parte de la vida de Henry. La supremacía de las artes que profesa a lo largo de todo el libro no podía dejar de incluir a la música:
«Irradiar bondad es maravilloso, porque es tónico, vigorizador, vivificador. Pero ser simplemente es más maravilloso todavía, porque es inacabable y no requiere demostración. Ser es música, que es una profanación del silencio en provecho del silencio, y, por tanto, está por encima del bien y del mal. La música es la manifestación de la acción sin actividad. La música no incita ni defiende, no busca ni explica. La música es el sonido silencioso que produce el nadador en el océano de la conciencia. Es una recompensa que sólo puede conceder uno mismo. Es la dádiva del dios que uno es porque ha dejado de pensar en Dios. Es un augurio del dios que todo el mundo llegará a ser a su debido tiempo, cuando todo lo que es supere la imaginación.»

En fin, que no puedo dejar de recomendarlo si disfrutan con esos escritores antipuritanos, sobre todo aquellos que vivieron en épocas en las que no era tan fácil romper las reglas morales y que le siguieran respetando a uno y viéndolo como otra persona más. Por ello es por lo que se exilió en Francia. Por ello es que estuvo vetado en Estados Unidos durante años. En algunas fuentes (pero no pondría la mano en el fuego sobre la credibilidad que me ofrecen) viene que la primera vez que entró Trópico de Cáncer en Estados Unidos, fue bajo la portada de Jane Eyre (Charlotte Brönte).

Y ahora, para terminar, el marujeo. Como muchos sabréis andaba enrollado con Anaïs Nin, formando Henry, June y Anaïs un trío amoroso que acabaría impreso en forma de libro (con títulos como «Henry Miller, su mujer y yo») a partir de diarios de la Nin. Una mujer pionera dentro del erotismo escrito. Vamos, que le iba la marcha como al Henry y así hicieron sus buenas migas.
Pueden buscar por internet la película de «Henry y June» para descargar.

Sin más, me despido… y para la próxima toca clásico [aclaro que no, no me refiero a clásico perteneciente a la época clásica].

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«Desde el principio mismo debí de haberme ejercitado en no desear nada demasiado ardientemente. Desde el principio mismo, fui independiente, pero de forma falsa. No necesitaba a nadie porque quería ser libre, libre para ser y dar sólo lo que dictaran mis caprichos. En cuanto esperaban algo de mí o me lo pedían, me plantaba. Ésa fue la forma que adoptó mis independencia

«Pues sólo existe una gran aventura y es hacia dentro, hacia uno mismo, y para esa ni el tiempo ni el espacio ni los actos, siquiera, importan.»

«El caso es que el día comenzaba siempre con confusión, quejas, estreñimiento y vacantes. También empezaba con pedos sonoros y malolientes, malos alientos, nervios hechos polvo, epilepsia, meningitis,salarios bajos, pagas atrasadas sin cobrar, zapatos gastados, callos y juanetes, pies planos, billeteros desaparecidos y estilográficas perdidas o robadas, telegramas flotando en la alcantarilla, amenazas del vicepresidente y consejos de los directores, riñas y disputas, aguaceros e hilos telegráficos rotos, nuevos métodos de eficacia y antiguos que se habían desechado, esperanza de tiempos mejores y una oración por el plus que nunca llegaba.»

«Oí pedir trabajo a hombres que habían sido egiptólogos, botánicos, cirujanos, buscadores de oro, profesores de lenguas orientales, músicos, ingenieros, médicos, astrónomos, antropólogos, químicos, matemáticos, alcaldes de ciudades y gobernadores de estados, guardianes de prisiones, vaqueros, leñadores, marineros, piratas de ostras, 40 estibadores, remachadores, dentistas, pintores, escultores, fontaneros, arquitectos, vendedores de mandanga, abortistas, tratantes de blancas, buzos, deshollinadores, labradores, vendedores de ropa, tramperos, guardas de faros, chulos de putas, concejales, senadores, todos los puñeteros oficios que existen bajo el sol, y todos ellos sin blanca, pidiendo trabajo, cigarrillos, un billete de metro, ¡una oportunidad, Dios Todopoderoso, tan sólo otra oportunidad!«

«Cuando pienso en algunos de los persas, los hindúes, los árabes que conocí, cuando pienso en el carácter de que daban muestras, en su gracia, su ternura, su inteligencia, su santidad, escupo a los conquistadores blancos del mundo, los degenerados británicos, los testarudos alemanes, los relamidos y presumidos franceses«

«Siempre te ríes cuando no debes; te consideran cruel y despiadado, cuando no eres, en realidad, sino resistente y duradero. Pero, si te ríes cuando los otros ríen y lloras cuando los otros lloran, en ese caso tienes que prepararte para morir como ellos mueren y vivir como ellos viven. Eso significa tener razón y llevar la peor parte a un tiempo. Significa estar muerto en vida y vivo sólo en la muerte.»

«Quien, por un amor demasiado grande, cosa al fin y al cabo monstruosa, muere de sufrimiento, renace para no conocer ni amor ni odio y disfrutar. Y ese disfrute de la vida, por haberse adquirido de forma innatural, es un veneno que tarde o temprano corrompe el mundo entero.»

«Desde Times Square hasta la Calle Cincuenta aparece incluido todo lo que Santo Tomás de Aquino olvidó incluir en su magna obra, es decir, entre otras cosas, bocadillos de hamburguesa, botones de cuello, perros de lanas, máquinas tragaperras, bombines grises, cintas de máquina de escribir, pirulíes, retretes grasientos, paños higiénicos, pastillas de menta, bolas de billar, cebollas picadas, servilletas arrugadas, bocas de alcantarilla, goma de mascar, sidecares y caramelos ácidos, celofán, neumáticos de cuerdas, magnetos, linimento para caballo, pastillas para la tos, pastillas de menta, y esa opacidad felina de eunuco histéricamente dotado que se dirige al despacho de refrescos con un fusil de cañones recortados entre las piernas. La atmósfera de antes de comer, la mezcla de pachulí, pecblenda caliente, electricidad helada, sudor azucarado y orina pulverizada te provoca una fiebre de expectación delirante. Cristo no volverá a bajar nunca más a la tierra ni habrá legislador alguno, ni cesará el asesinato ni el robo ni la revolución y, sin embargo… y, sin embargo, uno espera algo, algo terroríficamente maravilloso y absurdo«

«La música está espolvoreada con raticida, con el veneno de la serpiente de cascabel, con el fétido aliento de la gardenia, con el esputo del yak sagrado, con el sudor de la rata almizclera, la nostalgia confitada del leproso. La música es una diarrea, un lago de gasolina, estancado con cucarachas y orina de caballo rancia. Las empalagosas notas son la espuma y la baba del epiléptico, el sudor nocturno de la negra fornicadora jodida por el judío«

«me transformó profundamente, como sólo un libro raro, una personalidad rara, una experiencia rara, pueden transformarlo a uno. «

«Que la gente pudiera hacer promesas sin tener nunca la menor intención de cumplirlas era algo inimaginable para mí. Aun cuando me engañaban de la forma más cruel, seguía creyendo; descubría que algo extraordinario y totalmente ajeno a la voluntad de la otra persona había intervenido para dejar sin efecto la promesa.»

«Cuando la mujer ríe, lo mejor que puede hacer el hombre es largarse al sótano refugio contra ciclones. Nada quedará en pie ante la carcajada vaginal, ni siquiera el hormigón armado. Cuando se le despierta la capacidad de reír, la mujer puede superar en risa a la hiena o al chacal o al gato montes. De vez en cuando se la oye en una reunión de linchadores. Significa que se ha quitado la tapa, que todo vale. Significa que va a salir de caza… y ten cuidado, ¡no te vaya a cortar los cojones!«

«¿Cómo te llamas?, grita alguien. ¿Que cómo me llamo? Hombre, pues, llámame Dios simplemente… Dios, el embrión; sigo navegando. A alguien le gustaría comprarme un sombrero. ¿Cuál es tu talla, imbécil?, grita. ¿Qué talla? Hombre, pues, ¡la talla X! (¿Y por qué me gritan siempre? ¿Acaso creen que estoy sordo?) El sombrero se pierde en la próxima catarata. Tant pis… para el sombrero. ¿Acaso necesita Dios un sombrero? Lo único que Dios necesita es llegar a ser Dios, cada vez más. Todo este navegar, todos estos escollos, el tiempo que pasa, el paisaje, y sobre el paisaje el hombre, trillones y trillones de cosas llamadas hombre, como semillas de mostaza. Ni siquiera en el embrión tiene memoria«

«el significado de un libro radica en que el propio libro desaparezca de la vista, en que se lo mastique vivo, se lo digiera e incorpore al organismo como carne y sangre que, a su vez crean nuevo espíritu y dan nueva forma al mundo«

«Si había tomado la dosis adecuada de coca, lo vomitaba como un oráculo, todo lo que le había ocurrido durante el día, ayer, anteayer, el año antepasado, todo, hasta el día en que nació. Y ni una palabra era cierta, ni un solo detalle. No se detenía ni un momento, pues si lo hubiera hecho, el vacío que creaba su arranque habría provocado una explosión capaz de partir el mundo en dos. Era la máquina de mentir del mundo en microcosmos, engranada al mismo miedo inacabable y devastador que permite a los hombres emplear todas sus energías en la creación del aparato de la muerte.»

«Cada mañana parecía llevarse a las alturas esa desesperada esperanza del último instante; se marchaba con dignidad tranquila y grave, como algo que estuviera a punto de bajar a la tumba. Ni una sola vez daba vueltas en torno a la pista de salida; ni una sola vez lanzaba una mirada hacia aquellos a los que estaba abandonando. Como tampoco dejaba el más leve rastro de personalidad tras sí; se lanzaba al aire con todas sus pertenencias, con el menor vestigio que pudiera atestiguar el hecho de su existencia. Ni siquiera dejaba tras sí el aliento de su suspiro, ni siquiera la uña de un pie. Una salida sin tacha como la que podría hacer el propio Diablo por razones personales. Te quedabas con un gran vacío en las manos. Te quedabas abandonado, y no sólo abandonado, sino también traicionado, traicionado de forma inhumana. No sentías deseo de detenerla ni de gritarle que volviera; te quedabas con una maldición en los labios, con un odio negro que oscurecía el día entero«

«Vago sin rumbo, intentando conseguir un apoyo sólido e inconmovible desde el que pueda dominar una vista de mi vida, pero tras de mí sólo hay un cenegal de huellas entrecruzadas, una circunvalación incierta y confusa, el gambito espasmódico del pollo al que acaban de cortar la cabeza

«Siempre pensé que era compasión lo que me hacía volver, pero ahora, al caminar hacia ella y verle la mirada en los ojos, ya no sé lo que es, sólo que iremos dentro y nos tumbaremos juntos y ella se levantará medio llorando, medio riendo, y se quedará muy callada y me mirará, estudiándome mientras me muevo de un lado para otro, y sin preguntarme qué es lo que me tortura, nunca, nunca, porque ésa es la única cosa que teme, la única cosa que tiene miedo a conocer. ¡No te amo! ¿Es que no me oye gritarlo? ¡No te amo! Una y mil veces lo grito, con los labios cerrados, con odio en el corazón, con desesperación, con rabia impotente. Pero las palabras nunca salen de mis labios. La miro y me quedo mudo. No puedo hacerlo… Tiempo, tiempo, tiempo inacabable en nuestras manos y nada con que llenarlo salvo mentiras.» [BUAH]

12 comentarios en «Trópico de Capricornio/ Henry Miller»

  1. Si, a mi se me confunden los títulos, pero una historia pasa en París bastante miserable y otra en USA trabajando en una edificio grande en una ciudad que se traga todo. En ambas latitudes se la pasa follando alegremente y lo escribe. Deudor de Céline por propia confesión, también me gustó Sexus y uno que no recuerdo el nombre que habla sobre los libros que más le gustaron en su vida.

    muy buen post y genial lectura.
    saludos

  2. Este es uno de los libros que más disfruté. Lo presté a un amigo hace como 6 años y todavía pienso que lo recuperaré. Pensamiento mágico, que le dicen. Ojalá se cumpla.
    Buenísimo el post. Saludos

  3. Me has despertado un recuerdo bizarro: cuando era crío un amiguito me dejó uno de los dos Trópicos, con algunas páginas señaladas: las que hablaban de sexo, claro XD Luego intenté leerlo entero, pero no estaba preparado.

    Creo que ahora me gustaría, por esa forma de escribir tan visceral. Hay frases impagables, y mi favorita es: “Nada quedará en pie ante la carcajada vaginal”

    Bicos

  4. Hola Katrina!
    realmente no me gusta ni un poco Henry Miller, pero tus reseñas están siempre muy buenas, a veces me cuelgo y las leo, son largas pero valen la pena. Salut!
    go ahead!

  5. Ah!! Por fin el gran Henry Miller. Cuanto hace ya de los trópicos y del resto (Nexus, Plexus, Sexus fueron también grandes lecturas). Yo lo conocía a la vez que los beatniks, el gran Kerouac, Ginsberg y Burroughts y a la vez que Annais Ninn (aunque ya no recuerdo si fue primero uno u otro o todos en tropel devorando mis neuronas), y en medio de toda esta locura literaria otro de mis genios favoritos, tal vez el más grande, Bukowski.
    Tus referencias siempre son un acierto y tu manera de enfocarlas francamente un gustazo. A falta de leer los libros leerte a ti ya es un 50%. A tus pies 😉

  6. ¡Hola, Katrina! Aunque recuerdo haber sido un poco decepcionado con «Trópico de Capricornio» la última vez que lo leí (hace años), tengo que confesar que «Trópico de Cáncer» era mi libro preferido por muchos años después de descubrirlo. En cualquier caso, gracias por la reseña. Me encanta la variedad de librillos que se pueden encontrar en este blog. ¡Hasta la próxima!

  7. Me ha gustado mucho esta critica, Katrina. Que forma tan precisa y sencilla de presentarnos al Miller y como la encajas en este libro y la proyectas hacia el futuro: los beat.

    Apuntate otra caña.

  8. Leí Trópico de Cáncer hace un montón de años y tengo aún pendiente de lectura éste que comentas, y la verdad, con palabras como las tuyas apetece apartar la lectura actual y saltar a por Trópico de Capricornio. Enhorabuena.

    Un saludo.

  9. Me encerraba en el baño.
    A leerlo con una sola mano.
    Me quedaba flaccido y frio.
    Humedo.
    Pero seguía leyendo, fascinado por la fuerza de aquella literatura.
    Cada frase una losa.
    Aun lo recuerdo.
    Los golpes de mi madre.
    Hans, abre la puta puerta.

    Muy bueno el post, como siempre.
    Mis respetos.

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