Sobre la vanidad y otros ensayos / Michel de Montaigne

Bueno, bueno. Menudo descubrimiento.
Queda situado entre mi top-autores-muertos. Comparte méritos con Gracián, Plutarco y Aristóteles. Asín.

En esta edición se incluyen tres ensayos:

  • Sobre la amistad
  • Sobre el arrepentimiento
  • Sobre la vanidad
Así que el Miguel de Montaña se pone a escribir y a explayarse respecto a dichos temas de una forma muy natural. Parece que escribe conforme le van llegando las ideas sin ningún plan trazado. El tío me cae bien, le veo moderado, reservado, respetuoso y reflexivo. Lo que mola es que no da la impresión de que con sus palabras trate de obligarte a seguir sus indicaciones, ni siquiera que porque no las sigas te tenga menos respeto (aunque probablemente en su pensamiento sí que ocurra). Así lo manifiesta el prologuista:

«Montaigne pretende ser un moralista sólo en el sentido etimológico del término (lat. mores, costumbres), sin tratar de imponer un modelo; sólo quiere comunicar (a sí mismo y a los demás) su observación continuada de la complejidad y lo contradictorio de su persona en cada instante. Ciertamente, tiene sentido ético, y valora la fe, la bondad, la justicia, el honor, la verdad. Pero, sobre todo, su ética se basará en seguir sus impulsos naturales (los propios y los de su grupo social) de un modo libre, lo que le proporcionará calma y, sonre todo, placer. En este relativo abandono a su naturaleza íntima, tanto corporal como psíquica, consistirá el placer que supone para él su bien particular

Pues eso, la búsqueda de la calma, el placer, todo tranqui. Tú no me tocas las pelotas y yo a tí tampoco, déjame hacer. La experiencia que aporta la vida hace llegar a ciertas conclusiones. Las reafirma con citas de los clásicos romanos y griegos. Le encanta Cicerón.
Sobre la amistad tiene un punto de vista similar al mío que, a su vez, viene por un lado de las enseñanzas de mi madre «Hija, no te fíes nunca de una amiga mujer, la envidia siempre media en ese tipo de relaciones. Aunque parezca que no» y por otro de mi propia experiencia.
«La capacidad habitual de las mujeres no está hecha para responder a estas relaciones y a esa intimidad, nodriza de esa santa unión, y su alma no parece lo bastante firme como para soportar el abrazo de un nudo tan grande.» [la amistad]

La búsqueda de paz que mencionaba antes, puede ser una consecuencia de la falta de compromiso, el aislamiento es la única manera de no implicarse con nadie (evitando arrepentimientos, preocupaciones) ni nada y que esa paz sea posible.

«me resulta un placer no estar involucrado en los asuntos de los demás y estar liberado de su protección
«Las empresas que son enteramente mías y libres, si digo su objeto, me parece que me lo prescribo, y que llevarlo al conocimiento ajeno es imponérmelo por adelantado: cuando lo digo tengo la impresión de que lo estoy prometiendo. De manera que divulgo poco mis proyectos.«

Coincido totalmente con el señor Miguel. Una protección revestida de orgullo, como dice en la parte dedicada a la vanidad:
«Algo de orgullo natural, la incapacidad para soportar el rechazo, la moderación de mis deseos y de mis proyectos, la falta de habilidad para toda clase de negocios, y mis cualidades favoritas: el ocio, la libertad. Por todas estas razones he concebido un odio mortal por la obligación hacia los demás o por la obligación de otro hacia mí.«

La importancia de los viajes, conocer otras culturas es otra de las formas de aprendizaje más útiles para Montaigne.

«Si me dicen que entre los extranjeros puede haber tan poca salud como aquí, y que sus costumbres no valen más que las nuestras, yo contesto: en primer lugar, que eso es difícil,

Tam multao secelerum facies! [¡con tanas formas como han tomado los crímenes!/ Virgilio, Geórgicas]

en segundo lugar, que siempre se gana algo al cambiar un estado malo por un estado incierto y que los males de los demás no deben acuciarnos tan dolorosamente como los nuestros»

Menciona y puntualiza las leyes de Platón (que por mi parte desconocía) respecto al hecho de viajar:
«las leyes de Platón prohíben viajar antes de los cuarenta o cincuenta años, para que el viaje sea más útil e instructivo; yo estoy de acuerdo más bien con el segundo artículo de esas mismas leyes, que lo prohíbe después de los setenta. ‘¡Pero con la edad que tenéis, seguro que no volveréis de tan largo periplo!’ ¡Y qué importa! No lo emprendo ni para volver de él ni para concluirlo; sólo me pongo en movimiento mientras me gusta el movimiento. Y paseo por pasear. Los que corren tras un beneficio o tras una liebre no corren; corren quienes corren en el juego de barras y para ejercitarse en la carrera.»
Habla de filosofía de forma abierta y clara. Sueltas perlas como:
«En todas las escuelas filosóficas de la antigüedad se encontrará esto: que un mismo autor publica en ella reglas de templanza y, al mismo tiempo, escritos amorosos y licenciosos

En otro de los momentos en que el autor se dedica a desgranarse a sí mismo, se define como cree que la sociedad puede ver a una persona como él, que, a estas alturas de la obra, no tiene misterio alguno para el lector.
«Mis formas de vida, que difieren sólo un ápice de las corrientes, me presentan ante mi época un poco huraño e insociable. No sé si me siento injustamente disgustado de la gente a la que frecuento,pero sí sé que sería injusto si me quejase de que estuviera disgustada de mí más de lo que yo estoy de ella.»

Defiende la diferencia entre lectores y Lectores. Todo mi apoyo.

«¿Quién no prefiere no ser leído a ser leído dormido o a la carrera? -Nihil est tam utile, quod transito prosit- [No hay nada, por muy útil que sea, que pueda servir si se ve de pasada/Séneca, Epístolas] Si coger libros fuera aprenderlos, y si de verlos fuera mirarlos, y, recorrerlos, hacerse con ellos, me equivocaría al hacerme pasar por un ignorante, como acostumbro.»

Y con esto me despido, con los retrasos habituales, pero no pienso estar con el rollo de siempre…
Eso sí. Leed a éste tío. Es un crack y no se complica la vida para demostrarlo.

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AMISTAD

«la lucha del hombre que se busca será la de detener ese tiempo ladrón que le priva de sí mismo, que le mata a cada momento para convertirle en otro.»

«Desde luego, no podemos comparar con la amistad el afecto por las mujeres, aunque nazca de nuestra elección, así como tampoco clasificarlo dentro de esa categoría. Su fuego, lo confieso,

neque enim est dea nescia nostri
Quae dulcen curis miscel amaritiem

[pues no somos un desconocido para la diosa que mezcla una dulce amargura a las cuitas del amor]

es más activo, más ardiente y más rudo. Pero es un fuego desconsiderado y voluble, tornadizo y versátil, un fuego febril, sujeto a accesos y retrocesos al estado normal y que sólo nos sujeta por un extremo. En la amistad hay un calor general y universal, por lo demás, igual y templado, un calor constante y tranquilo, que es todo dulzura y suavidad, y en absoluto rudo ni picante. Más aún, en el amor hay sólo un loco deseo de lo que nos rehúye:
Come segue la lepre il cacciatore Al freddo, al caldo, alla montagna, al lito; Ne piu l’estima poi che presa verde, Et sol dietro a chi fugge affretta il piede.
[como persigue el cazador a la liebre, con frío, con calor, en la montaña y en el valle; y ya no le hace más caso cuando la ve atrapada; sólo cuando la presa huye es cuando él se precipita en su persecución.]«
«Ninguno de sus actos podría serme relatado, tuviera el aspecto que tuviera, sin que yo encontrara de inmediato su móvil. Nuestras almas han caminado tan unidas en el mismo tiro, se han contemplado con un afecto tan intenso, con tal afecto se han descubierto la una a la otra hasta lo más recóndito de sus entrañas, que no sólo yo conozco la suya como la mía, sino que, sin la menor duda, me habría fiado más de él que de mí en todo lo relacionado conmigo.»

«la unión de amigos semejantes, al ser verdaderamente perfecta, les hace perder el sentimiento de tales deberes, y detestar y expulsar de entre ellos estas palabras de división y diferencia: favor, obligación, reconocimiento, ruego, gratitud y sus iguales.»
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ARREPENTIMIENTO

«Yo no puedo fijar el objeto de mi estudio. Avanza confuso y tambaleante, con una ebriedad natural. Yo lo tomo en esa situación, tal y como es, en el instante en que me ocupo de él. No pinto el ser. Pinto el pasar: no un paso de una edad a otra o, como dice el pueblo, de siete en siete años, sino de día en día, de minuto en minuto. Tengo que adaptar mi historia al momento. En breve puedo cambiar no sólo de suerte,sino también de intención

«Una persona erudita no es erudita en todas las cosas, pero un hombre con talento es capaz en todos los campos, incluso en el de la ignorancia

«Especialmente nosotros, los que vivimos una vida privada que nadie más puede ver, debemos tener establecido en nuestro interior un modelo que nos sirva de piedra de toque en nuestras acciones y, según ese modelo, unas veces tendremos que felicitarnos y, otras, que castigarnos. Yo tengo mis leyes y mi tribunal para juzgar sobre mí, y me dirijo a él más que a los demás. Restrinjo mucho mis acciones en función de los demás, pero sólo las extiendo en función de mí mismo. Sólo vosotros sabéis si sois cobarde y cruel, o leal y devoto; los demás no os ven, os adivinan mediante conjeturas inciertas; ven no tanto nuestra naturaleza como nuestro arte.»

«El valor del alma no consiste en subir muy alto, sino con paso regular.»

«no la tomo conmigo: acuso a mi suerte, no a mi obra: a eso no se le llama arrepentimiento. (…) En lo que respecta a mis faltas y mis fracasos, apenas tengo ocasión de tomarla con alguien más que conmigo. Pues, en realidad, rara vez recurro a los consejos de los demás, a no ser por una cortesía puramente formal, salvo cuando necesito una información precisa o el conocimiento del hecho en cuestión. «

«Si no estoy en mí, siempre ando cerca.«

«no abandonamos los vicios tanto como los cambiamos y, en mi opinión, para peor. Además de un orgullo tonto y frágil, un parloteo aburrido, estos caracteres desagradables e insociables, y la superstición, y una preocupación ridícula por las riquezas cuando ya se ha perdido la capacidad de usarlas, encuentro en la vejez más envidia, injusticia y maldad. Nos pone más arrugas en el espíritu que en la cara; y no se ve -o se ve rarísima vez- alma que al envejecer no huela a agrio y a moho. El hombre camina entero hacia su crecimiento y también hacia su declive.»
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VANIDAD

«Pero debería existir alguna corrección de las leyes contra los escritores ineptos e inútiles, así como la hay contra los vagabundos y holgazanes. Así nuestro pueblo se libraría de mí y de otros cien. No es ninguna broma. (…) La corrupción del siglo se hace con la contribución particular de cada uno de nosotros: unos aportan la traición, otros la injusticia, la interreligiosidad, la tiranía, la codicia, la crueldad, en función de su mayor o menor poder; los más débiles aportan la estupidez, la vanidad, la ociosidad: entre éstos me encuentro yo. Parece que cuando nos ahogan las desgracias corren buenos tiempos para las cosas vanas

«Mi necesidad verdadera no ocupa con tanta exactitud todo mi haber como para que la fortuna no tenga dónde morderme sin tocar lo esencial.»

«Los problemas más pequeños e insignificantes son los más agudos; y así como la letra pequeña daña y agota más la vista, así los pequeños asuntillos son los que más nos molestan.»

«Ése es nuestro defecto, que la vista de lo que está por delante de nosotros nos disgusta más de lo que nos alegra el ver lo que tenemos detrás.»

«Nada me resulta tan costoso como lo que me es dado y como aquello por lo que mi voluntad queda hipotecada a título de gratitud, y recibo con más agrado los servicios que están en venta.»

«Hay más tormento que consuelo en despedirse de los amigos. Yo olvido gustoso ese deber cívico, pues, de entre los deberes de la amistad, ése es el único desagradable, de modo que con gusto olvidaría decir ese gran y eterno adiós»

«La confesión noble y libre debilita el reproche y desarma la injuria.»

«Estoy aprendiendo a ver a los hombres sin aferrarme a ellos: sería un abuso, es un paso tan escarpado. Es hora de volver la espalda a la compañía.»

«Sí, lo confieso, no veo nada, ni siquiera en mis sueños o en mis deseos, por lo que pueda sentir un verdadero apego: sólo la variedad me satisface, y la posesión de la diversidad, si es que algo me satisface.»

«La marca más honrosa de virtud en una situación tan difícil es la de reconocer libremente la falta propia y la de los demás, resistirse con todas las fuerzas al declive hacia el mal y retrasarlo, seguir resistiendo a esa pendiente, esperar y desear cosas mejores.»

Un comentario en «Sobre la vanidad y otros ensayos / Michel de Montaigne»

  1. Me ha gustado sobre todo el ensayo sobre el arrepentimiento. Montaigne es una de mis asignaturas pendientes, ya lo iré conociendo poco a poco. ¡Saludos!

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