Simón / Miqui Otero

Portada de «Simón», de Miqui Otero. Ed. Blackie Books, 1ª ed. sep. 2020. Blackie Books, v.144
Portada de «Simón», de Miqui Otero. Ed. Blackie Books, 1ª ed. sep. 2020. Blackie Books, v.144

Hoy vengo con la reseña de uno de los libros que más lo petaron el año pasado: «Simón», de Miqui Otero. A esta novela le acompañan muy buenas críticas y, cuando esto ocurre, suelo afrontar la lectura con mucho tiento y una pizca de desconfianza. Sin embargo, Simón ha derribado mis murallas en un santiamén gracias a su inocencia y su amor por las novelas (y en especial las de aventuras): ha sido un auténtico placer seguir sus pasos desde el verano de 1992 hasta la primavera de 2018. No cabe duda de que se trata de un gran libro, muy completo y lleno de guiños novelescos que tanto nos gustan a los lectores de larga trayectoria.

Yo no solo quiero que vivas los libros. Quiero que vivas en ellos.

Simón, de Miqui Otero.

Sobre el autor: Miqui Otero

Miqui Otero es un escritor barcelonés descendiente de gallegos, nacido en 1980, novelista, periodista y profesor universitario. Como periodista ha trabajado para El País, la Vanguardia o para el Periódico de Catalunya. Su faceta de profesor la ejerce en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde imparte clases de literatura y periodismo creativo.

En cuanto a sus novelas, Simón es ya la cuarta en diez años. La primera fue Hilo Musical en 2010 (editada por Alpha Decay y desatalogada actualmente) y le siguieron La cápsula del tiempo (2012) y Rayos (2016) , ambas editadas por Blackie Books (igual que Simón). Sus novelas atesoran un par de premios y en 2020 se le conceció el premio Ojo crítico de RNE de Literatura. Se está construyendo un muy buen currículum.

Sabiendo que tiene otras tres novelas además de Simón, me iré haciendo con ellas. Rayos tiene bastantes puntos para ser la siguiente que lea.

No había estudiado para escribir, pero es que para eso no se estudia. Para eso se lee y, a veces, se vive.

Simón y compañía

En esta novela se narra la vida de Simón, al que conoceremos con ocho años y acompañaremos durante más de un cuarto de siglo. Su infancia está ligada al bar de sus padres: el Baraja, típico de barrio, de los que vienen con su «parroquia» de serie (si no fuera porque se desarrolla en Barcelona y no en Canillejas, podríamos encontrar algún personaje de novela de Gómez Escribano acodado en la barra).

A Simón lo que le gusta es estar con su primo, Rico, un poco más mayor que él y que alimenta su espíritu lector como nadie sabe hacerlo. Sin embargo, un buen día, Rico desaparece y Simón se queda sin su idolatrado primo mayor, estrella guía de su comportamiento y camello de libros. Este es el momento en que comienza el tortuoso camino de nuestro héroe por el mundo real.

Era el pasatiempo predilecto de Violeta, que adoraba los libros más manoseados: con garabatos, los lomos tronchados, manchas de café. No estaba, pues, de acuerdo con san Benito, que imponía a sus monjes un cuidado exquisito hacia sus libros: debían leerlos con la mano izquierda envuelta en el hábito, el tomo descansando sobre sus rodillas. Estaba más de acuerdo con Rico, que siempre le había dicho a Simón que si de verdad disfrutas de un libro, dejarás marca en él.

Evolución y contexto en Simón

Simón retrata la Barcelona de los últimos casi treinta años empleando como límites temporales dos acontecimientos muy notables en la historia de la ciudad: los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y el atentado de las Ramblas de 2017 (si bien la historia termina en 2018). El tiempo que separa ambos acontecimientos es el tiempo durante el que veremos a Simón crecer, pasar del colegio a la escuela de cocina y al mundo laboral después.

Las cocinas y los ambientes que frecuentará Simón aparentemente nada tienen que ver con el bar de sus padres, El Baraja. En los de ahora hay lujo y pijos, en el bar de sus padres había escasez y humildad. Por eso le veremos hacer el pijoaparte y conoceremos los entresijos de todos esos ambientes. Sin perder de vista su origen, Simón se adapta, se adapta como ha visto hacer a los héroes en sus novelas de aventuras.

Hay fallos que no se perdonan, solo que hay que jugar a que se han perdonado, porque si no el mundo sería un lugar lleno de hemofílicos desangrándose porque sus heridas no han cicatrizado. Olería muy mal y el suelo estaría aún más sucio de lo que está.

En general, esta novela está escrita con un tono amable, pero no está exenta de momentos en los que golpea la cruda realidad. No se muerde la lengua el escurridizo narrador al hablar de muchas de las lacras que nos rodean y cuando tiene que ponerse fiero lo hace. Si tiene que sacarse de la manga un poco de jerga o expresiones del lumpen, pues las saca. Que para eso se han movido en los billares.

Conclusiones de Simón, de Miqui Otero

Simón es una novela magnífica con un narrador bastante juguetón (gusta de ir cambiando de posición y de interlocutor) y un protagonista heróico, honrado y humilde que te caerá simpático. La evolución de los personajes y la trama es gloriosa, igual que la forma en que se van incorporando jergas y ambientes sociales a la incial Barcelona de barrio.

Una historia de nobleza y lucha fantástica, con personajes muy literarios, que viven y trazan planes, algunos de ellos como venganza para hacer justicia. De ahí lo de que Simón sea considerado un héroe: cocinero en la vida real, mosquetero en su imaginación (y consigue que también lo sea en la del lector).

Es una novela extensa, pero ninguna de sus 447 páginas se me atragantaron. Me incorporo al grupo de las que la consideran una muy buena obra: acompañar a Simón y disfrutar de sus hazañas ha sido apasionante.

Nuestro héroe no había sido educado para batallar contra tanto silencio; en su casa y en la calle, una sopa viscosa de silencio. Todo era tan feo, nadie apreciaba el talento.
Simón había descubierto en una novela, en la adaptación juvenil de un clásico que jamás leería, que todo héroe debía pasar por un episodio transitorio de locura. Eso infundía miedo a los enemigos y servía para ganarse la atención de la amada.


Fragmentos de Simón

-¿Qué te pasa?-Nada.

A nadie se le escapa que cuando alguien contesta «Nada» a esta pregunta es que algo sucede. Simón había aprendido a leer en las notas de Candela, también en las breves conversaciones que los espacios libres de cámaras y los horarios intempestivos les permitian, que era el tipo de persona que prefiere fingir que nada pasa para que no pase nada.

-Tienes un regalito en el baño.

Si hubiese querido hacer un ranking con las frases que más había escuchado esos meses, ésa habría ocupado el lugar número uno. Los clientes que usaban el Oasis como oficina intentaban pagar a menudo sus copas y cervezas con un tiro dispuesto sobre la cisterna del baño.

ella también podría escribir la novela: es lista, le van los arrebatos líricos y los estallidos cómicos y a estas alturas sabe más que nadie sobre esta historia, incluso la tiene medio escrita en todos esos mails. Incluso la podría escribir Simón, si bien jamás reconocería que es él quien anda detrás de estas líneas: siempre habló de sí mismo en tercera persona. O incluso Rico, que ahora tendrá tiempo. O quizá no la cuente nadie, aunque cómo explicaríamos entonces que ahora, justo ahora, alguien esté leyéndola a pocas páginas del final.

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