Pauline. Memorias de la Madama de Clay Street / Pauline Tabor

Portada de «Pauline. Memorias de la Madama de Clay Street», de Pauline Tabor. Ed. Grijalbo, 1974. Trad. Diego Arias
Portada de «Pauline. Memorias de la Madama de Clay Street», de Pauline Tabor. Ed. Grijalbo, 1974. Trad. Diego Arias

Este es el tipo de entradas que me gusta escribir, cuando además del contenido resulta que el ejemplar físico conlleva algo de historia. O eso me gusta creer. Ya van tres autobiografías de profesionales del gremio que me leo. Al final me voy a hacer experta en el bussiness. ¡Aprendí de los mejores! (podré decir). La trilogía del pimpineo la componen: Pimp (Iceberg Slim), Memorias de una madame americana (Nell Kimball) y este, «Pauline. Memorias de la Madama de Clay Street», de Pualine Tabor.

En la entrada de Memorias de una madame americana, un tal «señor khadder» puso el siguiente comentario:  

«recomiendo otro libro escrito por una madama un poco mas contemporanea gringa se llama la madama de clay street es lo unico que recuerdo, es digamos menos escabroso que pimp y que el de nell kimball la madama de clay street es mas o menos contemporanea de iceberg slim digo mas o menos porque creo murio en los 70 s y berg en los principios de los 90s divertido…»

En busca de un ejemplar de Pauline y sus memorias

Lo busqué y no fue fácil conseguirlo, está descatalogado. No pasa nada, para esto estaba el omnipotente google y nuestros libreros madrileños, tan internautizados ellos. Los de librería de viejo y de 2ª se han modernizado muchísimo, tienen catálogos en internet, reciben petitios, … está muy bien eso. Y nada, por 10€ tuve en casa el libro en menos de quince días.
Es de los que no están cosidos y ya se está desmontando en bloques. Se le nota que ha vivido mucha tralla, así con las hojas gruesas y amarillentas. ¡Tiene impreso hasta colofón! Se publicó e imprimió en México en 1975 [«se terminó de imprimir el blablabla en los talleres gráficos blablabla»] y se hizo una tirada de 4000 ejemplares.

[Nota revisión 2020: ¡pues ya quedan 3998 que no han pasado por mis manos! Tuve que comprar otro ejemplar doce años después porque el primero lo presté y ¿sorpresa? ¡no volvió!. Por otro lado, al ir a revisar la entrada he visto que algunos enlaces de entonces hoy en día no funcionan, así que al final me he liado y he añadido alguna referencia más actualizada]

Pauline Tabor: real como la vida misma

Después de leer el libro me vi obligada a cerciorarme de que esto de verdad había ocurrido, que Pauline existía. ¡Y vaya si existió! Hay muchísima información suya en Kentucky Library Museum

¡Esta piva es parte de la historia de la zona! Murió en 1992. La casa de Clay Street existió, he encontrado un artículo en inglés con muchas fotos cedidas por el museo de Kentucky en el que cuentan su vida y me ha parecido muy recomendable: http://wkutalisman.com/the-brothel-of-bowling-green/. Se venden hasta dibujos del burdel:

Memorias sencillas (y seguramente algo edulcoradas) de la madama de Clay Street

Está escrito con la mayor sencillez y claridad posible. Es verdad que a lo largo de las memorias repite algunos conceptos pero se le perdona. Te imaginas a Pauline un poco abuelizada ya, escribiendo del tirón, vomitando sus memorias ¿quién no repetiría cosas? Su única intención fue dejar constancia de lo que hizo, y de intentar justificarlo o dignificarlo quizás.

Así, Pauline. Memorias de la Madama de Clay Street se convierte, sin quererlo, en un valioso testimonio de lo que era la vida en esa época.

«Mucho se ha escrito sobre los Felices Veinte -una década de contrabando, de moral fácil, de vestidos extravagantes, cabellos sueltos, labios pintados, mejillas coloreadas y faldas escandalosamente cortas que dejaban ver quién sabe qué. Durante aquellos años, la vida de las grandes ciudades podía ser desenfrenada, salvaje y sin ley. Pero, a lo largo y a lo ancho de Norteamérica, mucha gente de pueblo todavía trabajaba duramente. Gente temerosa de Dios que nunca había estado en una taberna clandestina, gente cuya vida nunca había sido tocada por la exótica corrupción de los gangsters, por el juego, por el amor libre ni por los frenéticos movimientos del charlestón

Pauline deja escrito cómo la mafia, la corrupción del funcionariado y la hipocresía conservadora (entre otros) se encontraban a la orden del día. Igual tendría que poner se encuentran, en términos generales sospecho que no ha cambiado mucho el asunto.

«En mi negocio me he encontrado con unos cuantos poderosos maleantes, y, sin excepción, han sido la escoria de la humanidad. Pero, por muy odiosos que sean, no lo son tanto como los funcionarios públicos que aceptan sus sobornos. (…)
Sea como fuere nuestra policía siempre parece estar dispuesta cuando se trata de destruir burdeles o casas de juego, o hacer redadas en fiestas de hombres o en descubrir ventas de licor en horas no permitidas. Pero cuando hay en juego millones de dólares de contrabando de valiosos objetos, de estafas de pequeños inversionistas en falsos terrenos o en comercio de existencias, de extorsiones, de la invasión de narcóticos y de pornografía en gran escala, y una gran cantidad de empresas canallescas entran en juego, nuestra ley y nuestros funcionarios resultan por alguna razón, increíblemente ineptos.»

Lecturas contextualizadas, otros tiempos

Pauline. pertenece a esa clase de libros no se pueden leer con la piel demasiado fina respecto a temas feministas, hay que tener bien claro el contexto, la época, la finalidad con la que se escribieron y con la que se leen hoy en día.

«Las chicas son siempre chicas, y esto quiere decir que, muy en el fondo, bajo su caparazón civilizado, instintivamente se resienten y sospechan unas de otras. Típicamente, estos celos femeninos salen a la superficie bajo forma de cosas estúpidas e insustanciales.»

«Creo que la confianza en sí mismo es un ingrediente básico en el carácter de cualquier hombre triunfador. Y la confianza en sí mismo es un producto de las relaciones de este hombre con una mujer. Si la mujer es capaz de hacer que el hombre se sienta un hombre de verdad, este hombre se siente capaz de dominar el mundo, capaz de hacer todo lo que se proponga. Quizás es pueril, pero así está hecho el animal masculino. Por eso una esposa inteligente puede hacerle pensar que es un ser especial, y así le convierte en un real ganador.»

Es muy curioso leer acerca de ésa época y cómo nuestra protagonista pudo ser capaz de levantar un imperio solo con tozudez. Pura tozudez. Es que lo piensas y, pfff, menudo fregao. La madera, los chungos, los jaleos con gente pasadísima, las chicas… y una escopeta que acojonaba bastante.

La Madama de Clay Street no mató a nadie, no, era buena tía. Era mamá pero mantenía a su familia lejos, se la cuidaba su madre, ella pagaba tooodos sus gastos y los de los demás. Todo por una granja. el sueño de Pauline por una granja.


Fragmentos de Pauline. Memorias de la Madama de Clay Street

«-Una puta y una prostituta son dos cosas completamente diferentes. Una puta es un gorrión con comezón que mueve las piernas por nada sin pensar qué conseguirá a cambio. Pero una prostituta es una profesional. Sabe lo que hace y por qué lo hace. Tiene confianza en sí misma y en sus habilidades; espera ser pagada, bien pagada, por sus servicios. Si te dedicas a este negocio, ten cuidado de que no entre ninguna vulgar ramera en tu casa. No traen más que complicaciones y hacen bajar el prestigio de tu establecimiento.»

«Podría seguir y no terminar nunca: todas mis historias hablarían de mujeres que aceptaban la vida de prostitutas sólo porque no había otra clase de trabajo que pudieran hacer que les proporcionara las mismas oportunidades de ganar dinero.»

«Una de las cosas que más me irritan es la pornografía que ha invadido nuestro país en los últimos años. No soy una puritana y no veo nada malo en la razonable representación gráfica del sexo en la literatura, en el cine o en la escena, si forma parte legítima de la historia. Sin embargo, la creciente ola de pornografía a secas que está invadiendo nuestra nación hoy en día, desde todos los rincones del mundo, es perversión en su peor forma. (…)
Encuentro irónico y alarmante considerar el hecho de que nuestros funcionarios públicos apoyen la circulación de este pervertido material (…) y todavía se nieguen a considerar la cuestión de la legalización de la prostitución (…). Tenemos restaurantes para nuestra hambre, tenemos bares para nuestra sed, pero cuando se trata de otros apetitos básicos no tenemos ningún lugar de abastecimiento legal, como no sea el matrimonio. Y esto no tiene sentido».

«Los clientes problemáticos -los borrachos, los hampones, los machos con instintos brutales- son una de las mayores preocupaciones que acosan la vida diaria de una madama. (…) siempre me aseguré de que mis clientes esponjosos supieran que no permitiría ninguna borrachera en mi casa. La razón de tantas precauciones es sencilla: Uno o dos borrachos sin freno pueden crear el caos en una casa».

3 comentarios en «Pauline. Memorias de la Madama de Clay Street / Pauline Tabor»

  1. HOla, Katrina!

    ME gusta mucho esa parte de la historia del libro. Últimamente me entretengo leyendo los autógrafos y dedicatorias cuando voy a las librerías de viejo.
    Bueno, cuando necesites socio para emprender un negocio, ¡avisame!
    SAludos

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