La otra orilla de la droga / José Luis de Tomás García

Volviendo a mi temática preferente y agradeciéndole el descubrimiento (y préstamo) a Pil, he aquí un libro argot de los 80 con ambiente delictivo.

Va de yonkos de jaco (y lo que se tercie), robo, extorsión, venganzas, trena,…

Antonio y Maica, son la pareja de protagonistas que viven en Valencia: unos yonflas de mucho cuidao. Pero bueno Maica resulta que va a ser mamá y ya como que no le va tanto el rollo. Cronológicamente el libro está descolocado:

-Invierno de 1981
-El invierno anterior
-Primavera 1982

En la primera parte se produce una vendetta… y claro, el señor autor tiene que explicarnos de dónde viene. La segunda parte se desarrolla previamente, en la cárcel.

La tercera y última es el desenlace, con la madera pisándoles los talones.

 

Los diálogos, molan, sobretodo por la jerga que utiliza: muchas palabras se siguen usando hoy en día, otras han variado el significado, y otras ya casi no se oyen. Esas son las mejores pa mi gusto. Lo de la muí lo quiero rescatar del olvido.

 

Hay escenas bastante cachondas, en plan cuando el Antonio una noche se mete como 2 tripis, nosecuantas anfetas, etc. Y monta una buena. Pero “pasaus de rosca” salen unos cuantos. Engancha de la ostia, Welsh castizo. Bueno, tampoco tanto; está contada en tercera persona, no es como los del Welsh que según el personaje que narre habla de una manera.

 

BUEEEEEEENA PILPIL!!!!!!

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“A trabajar, Maica. Y recuerda: no somos putas, sino enfermeras del amor.”

 

 

 

 

“Era como si, por primera vez, estuviera viviendo hacia dentro. Allá afuera, no se piensa. Se camina, se hacen cosas, se habla con gente. Aquí, todo era encierro y soledad. Algo penetrante que envuelve a la persona y se coge a la propia piel. Es el distintivo de la cárcel.

 

 

 

 

 

“-¡Vaya coloqueta más Pili! –exclamó Serafín.
-Déjalo ahora. No te comas el coco –le animó Antonio.
-Pero si es verdad, nano. Esta vez me han ligado por el morro. Para conducir no tengo papeles. Vale. Pero cuando me ligaron estaba aparcado, con una tía dentro del raca. Total, porque llevaba en el bolsillo una piedra de costo. Lo que yo te diga. Por el morro.
-Te habrán metido la conducción sin papeles.
-Eso es una cabronada, tío. Porque ellos se ponen ciegos de chocolate. Lo tienen por la cara, todo el que quieren. De lo que nos cogen a nosotros, se afanan más de la mitad. Eso lo sé fetén.”

 

 

 

 

 

 

“Se entretuvo observando la bandada de palomas que surcaban, al vuelo, repetidamente, el cielo de la cárcel. Se habían detenido en el alero del tejado y parecían formar un clan heterogéneo. Las había de plumaje blanco, y otras de un tono apizarrado, con reflejos verdosos en el cuello. Movían la cabeza, constantemente inquietas. En el extremo, un palomo enamoraba con sus arrullos a la hembra. Eran libres y no lo sabían.
Ese pensamiento le obsesionaba. Era sorprendente comprobar, de pronto, la cantidad de vidas que poblaban la tierra, en libertad, y ajenas a los problemas que le agobiaban a él.”

 

 

 

 

 

 

“-Si continúa usted por este camino –le dijo-, afrontando valientemente la realidad de su problema, tiene la batalla ganada. Posiblemente sea ése el único mal de nuestra sociedad: que no somos sinceros. Si tuviéramos la honradez de la sinceridad, este mundo sería perfecto. ¿No le parece?”

 

 

 

 

 

«BREVE DICCIONARIO DE ARGOT:

  • Baré: Cinco pesetas; moneda de duro.
  • Boniato: Billete de mil pesetas; a veces, moneda de duro.
  • Coloqueta: detención.
  • Confite: confidente.
  • Chantar la muí: callar
  • Güil: Dinero
  • Manola: Jeringuilla
  • Queo (Dar el…): Avisar la llegada de la policía.
  • Trincar la burda: Abrir la puerta con palanqueta»

2 comentarios en «La otra orilla de la droga / José Luis de Tomás García»

  1. Lo leí hace años, creo que el autor era comisario de policía o algo así, por eso sabe del tema.

    ¿Welsh castizo? jaja…

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