La Dama de las Camelias / Alejandro Dumas (hijo)

Portada de «La Dama de las Camelias» (1848), de Alejandro Dumas (hijo). Editorial Espasa Calpe, 2001. Colección Centenario.
Portada de «La Dama de las Camelias» (1848), de Alejandro Dumas (hijo). Editorial Espasa Calpe, 2001. Traducción: M. T. de Llanos. Colección Centenario.

Hoy vuelvo con la reseña de un clásico: «La Dama de las Camelias» (1848), de Alejandro Dumas (hijo). Como sabréis, mis gustos están en el extremo opuesto donde se ubican las novelas románticas o rosas, ¿y por qué te lees este libro entonces? os preguntaréis. En primer lugar, porque estaba en la estantería de «Clásicos» en la librería y ese día iba buscando alguno; en segundo lugar, porque quería leer a Dumas (hijo); y, en tercer lugar, porque ignoraba completamente el contenido de esta historia. Lo sé, a veces parece que vivo en otro planeta.

Para mi sorpresa, a pesar de tratarse de una historia de amor, me ha gustado mucho. Supongo que esto se debe al tipo de romance que es: un notas bastante dramático que se enamora de una lumi (gremio al cual respeto, aunque ojalá no existiera). No obstante, sigo prefiriendo las aventuras que narra el padre.

Dumas (hijo) y La Dama de las Camelias

Este Alejandro Dumas es hijo del creador de Los Tres Mosqueteros y de una modista llamada Catherine Laure Labay con la que su padre mantuvo «contacto muy estrecho» durante un tiempo. No obstante, hasta los seis o siete años su padre no reconoció al pequeño Álex como legítimo. Una vez que el asunto de la paternidad quedó claro, fue separado de su madre y finalmente, tras los estudios, fue a vivir con el escritor. Este le aseguró una vida mucho más acomodada.

Alejandro Dumas (hijo)

Sin embargo, el dinero y las facilidades no lo son todo y el joven Alejandro añoraba el amor maternal. Además, en las instituciones donde estudiaba, sus compañeros se metían con él: por haber sido hijo ilegítimo (malditos críos) y por su bisabuela haitiana y negra (fuck racistas). Estas circunstancias marcaron profundamente su vida e influyó en su obra, algo moralizante, donde aprovechó para defender los derechos de las mujeres y de los niños y a criticar la hipocresía de alta sociedad parisina.

Dos de estos temas se abordan en la obra que nos ocupa: La Dama de las Camelias. Obra conocidísima, de la que se han hecho infinidad de interpretaciones: la Traviata, de Verdi, está inspirada en esta obra; Greta Garbo hizo de Margarite Gautier en la gran pantalla (Camille); hay adaptaciones de teatro para dar y tomar, etc. Pues, de todas estas cosas no tenía ni idea hasta hace solo unos días, una vez terminado el libro ✌️
Así que aquí os dejo toda esta información, por si vivís en la misma galaxia que yo.

PD: a estas alturas también me he visto la peli protagonizada por la Garbo. Me ha gustado mucho más el libro que la adaptación al cine, pero me he quedado maravillada con la actuación de Greta.

La Dama de las Camelias: Margarite Gautier y los dos narradores

La Dama de las Camelias se llama Margarite Gautier y es una joven cortesana, de facciones angelicales, de la cual se enamora perdidamente Armando Duval, el otro protagonista del romance. Armando es un burguesito parisino (sin oficio alguno, vive del dinero que le ofrece su padre) que dedica el día a pasear, acudir a teatros, fiestas en casas y poco más. Un día, mientras zanganea por ahí, ve a Margarite y se vuelve loco por ella, así que se dedica a buscar la forma de conseguir que se la presenten para conquistarla. Esta historia de amor se la irá relatando poco a poco Armando al verdadero narrador de la historia, cuyo nombre no se menciona.

Margarita era bella; pero así como la vida de estas mujeres es agitada, hecha de escándalos, así su muerte es humilde. Son como soles, que se ponen como nacen, calladamente. Su muerte, cuando mueren jóvenes, es sabida por todos sus amantes al mismo tiempo, pues en París casi todos los amantes de una mujer conocida viven en intimidad. Algunos recuerdos se cambian sobre ese asunto, y la vida de unos y de otros continúa, sin que este incidente la altere una sola lágrima.

Resulta que un buen día, llegó a los oídos de este narrador la noticia de que, tras el fallecimiento de una famosa cortesana (como adivinaréis, se refiere a Margarite), se iban a subastar sus enseres con la finalidad de pagar las deudas que en vida dejó. El desconocido narrador acudió entonces a la subasta y adquirió cierto libro, libro que Armando también desea tener: este será el nexo necesario para que Dumas vaya desvelando los entresijos de la historia de amor mientras nos muestra las costumbres y la vida de la alta sociedad parisina de mediados del siglo XIX.

Burguesía parisina, hipocresía y libertad

Se dice que Alejandro Dumas (hijo) tuvo su época de desfase en la que se conocía todos los teatros, garitos y burdeles de París. En sus andanzas conoció a Marie Duplessis, una prostituta, quien -al parecer- le inspiró a Margarite Gautier. En La Dama de las Camelias, Dumas aprovecha y aplica su conocimiento basado en años de experiencia en dichos ambientes.

Por poco que se haya convivido con mujeres del género de Margarita, se sabe el placer que tienen en echárselas de listas y en fastidiar a la gente que ven por primera vez. Es, sin duda, una revancha de las humillaciones que están forzadas a sufrir a menudo por parte de quienes ven a diario.

En esta obra se intenta descosificar a las meretrices y se critican los prejuicios respecto a las mismas. Nuestro protagonista forma parte de una historia bastante conocida, la del «te quiero, yo te sacaré de la calle, tenemos dinero para vivir sin que ejerzas tu profesión…», pero Margarite tiene sus cosas y la presión social tiene otras tantas. Estas circunstancias junto a lo intensito que es Armando desde el primer momento, te dejan plantado ante un personaje casi tan dramático y atormentado como los de las novelas de Dostoyevski.

La Dama de las Camelias, de Alejandro Dumas (hijo): amor, deseo y tormentos

Si antes de escoger este libro entre los cientos de opciones que había en la estantería de «Clásicos» llego a leer alguna reseña o sinopsis que comenzase con: «la historia de amor» o «novela romántica» seguramente nunca lo habría leído. Esto es lo que hoy en día se llama salir de la zona de confort, en mi caso por pura ignorancia. Pero no ha estado mal, me ha gustado, ofrece una lectura cómoda, tiene pocos momentos pastelosos y los personajes molan mucho, tan dramáticos ellos como ellas.

Margarite Gautier, la dama que siempre lleva un ramo de camelias del mismo color en el palco del teatro, es genial. Me he reído más de una vez con su mordacidad y franqueza (esto último en momentos puntuales, casi todo el rato vive de cara a la galería, ya sabéis). Y ¿qué decir sobre Armando? Es un bobo enamorado, abnegado, ingenuo y un poco baboso en ocasiones, aunque respetuoso en general, eso hay que reconocérselo. Resulta muy divertido (finales fatídicos al margen) seguir la pista de los dos protagonistas y el mundo que les rodea (véanse alcahuetas, cortesanas, aristócratas o burgueses).

Puedo concluir que toparme por casualidad con La Dama de las Camelias ha resultado ser una buena experiencia, ya me he quitado la espinita de no haber leído más que al padre. Me ha resultado muy entretenida, la he devorado en pocas sentadas, consigue mantenerte expectante a pesar de conocer el final de la protagonista desde el primer momento. Un clásico muy ameno de leer incluso para los que huimos de novelas románticas, muy buena la historia entre Armando y Margarite Gautier y muy buen retrato del entorno.


Algunos fragmentos de la novela

-Entonces, ¿por qué me has engañado?

-Amigo mío, si yo fuese la duquesa tal o cuál, si tuviese doscientas mil libras de renta, si fuese tu querida y tuviese otro amante distinto de ti, tendrías derecho a preguntarme por qué te engaño; pero como soy la señorita Margarita Gautier, tengo cuarenta mil francos de deudas, ni un céntimo de fortuna y gasto cien mil francos al año, sobra tu pregunta y mi respuesta resulta inútil.

-Adiós, mi querido conde -le dijo-; ¿se va usted ya?
-Sí; temo aburrirle.

-No me aburre usted hoy más que otros días. ¿Cuándo le volveremos a ver?

-Cuando usted lo permita.
-Entonces, adiós.
Fue una crueldad, convendrá usted en ello.

A veces se alegra uno de una niñería, y es una perversidad destruir esta alegría cuando, dejándola subsistir, puede hacerse más feliz aún al que la tiene.

La única persona ante la cual había creído comprender enseguida que podía pensar y hablar con libertad

4 comentarios en «La Dama de las Camelias / Alejandro Dumas (hijo)»

  1. Pues mira, a mí también, por ignorancia probablemente, se me encrespa la nuca al pensar en echarle horas a títulos como este. Leer tu entrada me ha abierto los ojos un poco y, sabiendo que a alguien con tu criterio le ha gustado, estoy un poco más cerca de conocer la historia de la señorita Gautier. ¡Gracias por sacarnos contigo de la zona de confort!

  2. La leí hace muchos años y me gustó, tampoco soy fan de novelas románticas, pero tienes razón, no es muy pastelera y es muy ágil para leerla.
    Gracias

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