Kafka en la orilla / Haruki Murakami

Cuando voy en el metro o en el autobús veo a la gente devorando este libro y me pregunto si lo que les hizo elegirlo fue el título. Esa fue mi razón al menos de que me interesara en él, la referencia a Kafka me tiraba. Pero el tamaño del tocho me tiraba… patrás; con tremendos mamotretos hay que andarse con cuidado.

Aparece la Bea (barrio de la Pili) con el mismo bajo el brazo, oh sí.
-¿De qué va?
-De gatos y de bibliotecas.

Más que suficiente. Además teniendo en cuenta que:

  • De Murakami ya me había leído Tokio Blues y habían aspectos que me hustaron.
  • Bea ha acertado con más recomendaciones que me ha hecho (véase El misterio del solitario,) había de fiarme de ella.

¡Premio!

 

Vale, no es un libro de esos con un lenguaje “exquisito”, ni extensos monólogos-ensayo, ni de yonquis, ni sobre barrios chungos. Va de japonesitos, con un rollo espiritual de no te menees. Y a mí como me va, pues me ha absorbido. Estás deseoso de que se mezclen ya los hilos de la trama.

Vayamos por partes.

 

El libro empieza con una serie de documentos militares que relatan un suceso extraño (con entrevistas, opiniones de expertos, etc.) que ocurrió en una de las montañas de Japón durante la guerra con Estados Unidos. Un grupo de colegiales que iba de excursión con la profesora cayó inconsciente durante un par de horas, para despertarse todos simultáneamente sin ningún tipo de alteración física/psíquica aparente. La profesora no daba crédito. Sólo uno de los niños, Nakata, permaneció 2 meses en coma para después despertar.

Años más tarde comienza la historia del libro.

Nakata que había perdido facultades psíquicastras el “accidente” no puede relacionarse con la gente su vive con un subsidio del estado. Con quien sí que se relaciona es con los gatos, con los que incluso mantiene conversaciones. Por ello, para sacarse un sobresueldo, se dedica a recuperar a los gatos perdidos del vecindario a cambio de una pequeña recompensa por parte de los vecinos.
Un día, llevado a una situación extrema, mata a Jhonnie Walken, estrafalario artista y padre de Kafka Tamura. Kafka Tamura (Kafka en la orilla) el día antes se había escapado de casa con 15 años de edad. Un chaval fuerte y amante de la lectura.

 

Y con esos tres hilos ponte tú a enmadejarlos hacia delante y hacia atrás, para poder ver el tapiz entero. Que se entiende como el final del libro.

 

Espiritualidad, recuerdos, sangre, azar y destino, GATOS Y BIBLIOTECAS.

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“-(…) Ya sabes, ‘aún el encuentro más casual…’. Se dice así, ¿no?
-‘… está predestinado’ –concluyo.
-Eso, eso –dice ella-. ¿Y qué significa?
-La predestinación. Que ni siquiera las cosas más triviales suceden por casualidad.

 

 

 

“Vuelvo al a sala de lectura, me siento en el sofá, regreso a Las mil y una noches de Burton. Y el mundo real a mi alrededor se va borrando poco apoco igual que las imágenes de la pantalla en un fade out. Me quedo solo. Me adentro en el mundo que late entre las páginas. No hay nada que me guste más.”

 

 

 

 

 

“En mi vida hay espacio para el aburrimiento, pero no lo hay para el hastío. La mayoría de la gente no sabe discernir entre ambas cosas.”

 

 

 

 

“Temes a la imaginación. Y a los sueños más aún. Temes a la responsabilidad que puede derivarse de ellos. Pero no puedes evitar dormir. Y si duermes, sueñas. Cuando estás despierto, puedes refrenar, más o menos, la imaginación. Pero los sueños no hay manera de controlarlos.”

 

 

 

 

-En todo, Nakata, hay que seguir un orden –explicó Johnnie Walken-. No se puede mirar demasiado lejos. Porque si miras demasiado lejos pierdes de vista el suelo y puedes tropezar. Pero tampoco debes distraerte con los pequeños detalles que están a tus pies. Porque si no miras de frene, acabarás topando con algo. Total, que hay que mirar un poco hacia delante, seguir un orden determinado e ir despachando las cosas. Eso es fundamental. En cualquier cosa que hagas.

 

 

 

 

“-Por la experiencia que tengo, cuando una persona busca algo desesperadamente, no lo encuentra. Y cuando alguien lo rehuye, ese algo le llega de manera espontánea. Claro que no es más que una teoría general.”

 

 

 

 

“Me da la impresión de que no hay que confiar demasiado en la distancia.”

 

 

 

“Preguntar es vergüenza de instante; no preguntar es vergüenza de una vida.”

 

 

 

 

 

“Una persona vacía es igual que una casa deshabitada cuya puerta no esté cerrada con llave. Cualquier persona es libre de entrar en ella, cualquier cosa que desee hacerlo.”

 

 

 

“-Lo que yo deseo, la fuerza que yo busco, no es aquella que te lleva a ganar o perder. Tampoco quiero una muralla para repeler las fuerzas que lleguen del exterior. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior y resistirlo. Fortaleza para resistir en silencio cosas como la injusticia, el infortunio, la tristeza, los equívocos, las incomprensiones.”

 

 

 

 

“Según los conocimientos actuales, los primero que imaginaron el concepto del laberinto fueron los antiguos mesopotámicos. Éstos les arrancaban las tripas a los animales, o, a veces, los intestinos a los seres humanos, y, según la forma que tuvieran, predecían el futuro. Sentían admiración por lo complejos que eran. Así que la forma del laberinto remite a las entrañas. Es decir, que el principio del laberinto reside en tu propio interior. Y éste se corresponde con el laberinto exterior.”

 

 

 

 

“Tú ahora estás inmerso en algo maravilloso. Quizá no vuelvas a experimentar algo semejante en toda tu vida, de lo maravilloso que es. Pero sin embargo, ahora eres incapaz de apreciar esta maravilla en todo lo que vale. Y la inquietud que te produce el ser incapaz de comprenderlo, te conduce, a su vez, a la desesperación.”

 

 

 

 

“-¿No lo entiendes? En ningún lugar del mundo existe una lucha que acabe con las luchas –dijo el joven llamado Cuervo-. La guerra nace de la guerra misma. Se alimenta lamiendo la sangre vertida a causa de la violencia. La guerra es un ser vivo perfecto. Y eso tú tienes que saberlo.”

 

 

 

 

 

“-Cada uno de nosotros sigue perdiendo algo muy preciado –dice cuando el teléfono deja de sonar-. Oportunidades importantes, posibilidades, sentimientos que no podrán recuperarse jamás. Esto es parte de lo que significa estar vivo. Pero dentro de nuestra cabeza, porque creo que ahí es donde debe estar, hay pequeño cuarto donde vamos dejando todo esto en forma de recuerdos. Seguro que es algo parecido a las estanterías de esta biblioteca. Y nosotros, para localizar dónde se esconde algo de nuestro corazón, tenemos que ir haciendo fichas catalográficas. Hay que limpiar, ventilar la habitación, cambiar el agua de los jarrones de flores. Dicho de otro modo, tú deberás vivir hasta el fin de los días en tu propia biblioteca.

 

5 comentarios en «Kafka en la orilla / Haruki Murakami»

  1. Hola Phibs! Para mí eres Phibs, jeje. A mí me regaló este libro mi novio para nuestro aniversario y sin saberlo seguro que ha acertado porque si es de gatos y bibliotecas…que bonito! Ambos me encantan! Te felicito porque me gusta mucho tu blog, siempre me paso y si hay algo nuevo me encanta leerte, tienes un arte!

    Deu! Vero.

  2. Muitas gracias, reina!
    ME alegra que te pases por aquí de vez en cuando.

    Dices que te lo regaló tu novio por tu aniversario… pues curiosamente la persona que me lo dejó (Bea) también lo recibió como regalo por parte de su novio por el aniversario; a sabiendas que iba de gatos y bibliotecas, que a ella también le encantan.

    Así que casi casi seguro que te gusta. Demasiadas coincidencias… y en el libro este lo de las coincidencias no cuela.

    Graciñas y un saludo!

  3. Vuelvo a ver que tenemos coincidencias en las lecturas.
    Kafka en la otra orilla me lo devore en 7 días y me alucino, antes había leído la caza del carnero salvaje y Tokio Blues, pero este libro termino por sentir mi total apego a la narrativa de Murakami
    Sigo revisando tu blog y encuentro entradas de Kareauc , Auster y otros . Escritores que también están dentro de mis favoritos. Pronto te daré mi impresión sobre esos autores.

    Me dan ganas de que vivamos en la misma cuidad y nos juntemos en un café a hablar de nuestras lecturas y nuestras vidas.
    Saludos

    Pd . Yo me quedo con la segunda frase

  4. Ya me lo acabé, Phibs!!
    Y es lo más raro que he leído nunca, pero atrae, eh? Me ha parecido adictivo a pesar de que lo que leía era extrañísimo, qué cosas!!

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