Jakob Von Gunten / Robert Walser

Estoy en racha, amigos.
La lectora acaba de doblar a la transcriptora. Tendré que ponerme las pilas, que he finiquitado el siguiente y no aún he empezado a transcribir.

El libro que hoy nos ocupa es Jakob Von Gunten, y una vez más, la entrada viene con dedicación. Es lo que pasa cuando haces la lista de reyes con referencias de blogs. En esta ocasión quien hizo que me fijara en él fue Bárbara (de Les Machines Célibataires y Fermé la bouche). Que por cierto, acabo de caer en que seguro que coincidimos en extractos… así que me podría haber ahorrado trabajo, joder, y lo veo ahora. Muchas gracias Bárbara, un puto placer, te lo digo.
Acabo de ver el comentario que hice cuando leí la entrada «parece uno de esos autores atormentados que tanto me gustan». Sí, señor.

El señor Robert Walser (autor, 1878-1956) al parecer fue un Suizo, que fue rulando de curro en curro alo buscavidas hasta que a los 50 se metió en un psiquiátrico (porpropia voluntad) y no salió más. Lo que yo decía: un atormentado de esos que tanto me gustan.
Al parecer murió el 25 de Diciembre del 56 paseando por la nieve. Curioso.

Es una de esas muchas historias de un adolescente en un colegio privado, estilo internado. Con la diferencia de que ha sido él quien ha pedido ingresar para hacerse un «hombre» y no un niño de papá inútil. Porque sus papis están forraos.
En cuanto a la trama, poca historia. Aquí lo que impera son (desde mi punto de vista, claro está):
los personajes (las personalidades y fantasmas de cada uno) y, sobretodo, los pensamientos de Jakob. Acojonante el chorbito, mazo espabilao, reflexivo, frío… y cómo trata al resto de personas… ¡menudo jefazo!
Es de estos que miran a la peña y ya sabe de qué pie calzan.
Luego hay otros 3 personajes principales dentro del colegio, harían las veces de: el mejor amigo, el padre y la madre-complejo-de-edipo. Teniendo en cuenta que el que hace el papel de padre es el director del colegio, la que hace del papel de madre una de las profesoras (y hermana del director) y el que hace de papel de mejor amigo… es un chaval al que tiene hasta los cojones. Todo el día tratando de alterarle. Pero claro, en el fondo le quiere.
El amigo, me parece un personaje COJONUDO. Y la forma de describirlos que tiene Jakob es de una psicología que flipas. Además que es un tipo educadísimo, me cae que te cagas. Me gusta la gente educada. El -Disculpe, caballero no tiene precio.
La maestra y su pasado, cómo va descubriéndose, en primera persona. Tremendo.
El maestro y su futuro… tres cuartos de lo mismo.

Recalco de nuevo las reflexiones de Jakob. Junto con la forma que tiene de dorar algunos capítulos tristes, o alguna escena asín un poco cerda para la época, ¡es brillante! Hay que leerlo con lamente sucia para comprenderlo todo, no he llegado a transcribirlo entero porque me… daba pereza. Iba aponer que me parecía excesivo pero, visto lo visto, creo que mehe pasado de cualquier modo.
Sus dejo el final.

«Esto es la libertad, dijo la maestra, algo invernal, algo que no se puede soportar mucho tiempo. Hay que moverse siempre, como lo hacemos ahora, hay que bailar en la libertad. Es fría y hermosa. Pero no te enamores de ella. No harás más que entristecerte, pues sólo por breves momentos, y no más, podemos detenernos en las moradas de la libertad. Ya llevamos demasiado tiempo aquí. Mira cómo esta maravillosa pista sobre la que nos deslizamos empieza a derretirse lentamente. Ahora, si abres los ojos, podrás ver morir la libertad. Este angustiante espectáculo te será ofrecido varias veces más en el transcurso de tu vida

En resumidas cuentas, creo que de este autor en cuanto me dé por comprar compulsivamente… caerá alguno más.
Gran,gran descubrimiento.
Ah, y ahí donde lo ven, con tanto extracto: son 126 páginas sólo. El total del libro. Sí. Me ha dado mucho de sí.

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«La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores? A mí me encantaría ser rico, pasear en berlina y malgastar dinero.»

«Sopla algo de viento y uno piensa en su casa. Sí, pienso en mamá. Se pondrá a llorar. ¿Por qué nunca le escribo? No logro comprenderlo, me es totalmente inexplicable y, sin embargo, no puedo decirdirme a escribirle. Ocurre que no me gusta dar noticias. Lo encuentro demasiado tonto. Lástima, no debería tener padres que me quieran. En general, no me gusta ser amado ni deseado. Tendrán que acostumbrarse a no ver más a su hijo.»

«Hacerle un favor a un desconocido que no nos importe nada es algo fascinante; nos permite echar una mirada en paraísos divinamente nebulosos. Y además, pensándolo bien, todos -o al menos casi todos- los hombres nos importan de algún modo. Estos que ahora pasan a mi lado me importan, es innegable, hasta cierto punto. En última instancia se trata de algo personal. Estoy paseando, el sol brilla y de repente veo a mis pies un perrito que gimotea. En seguida advierto que al animalito de lujo se le han enredado las patas en el bozal. No puede correr. Me inclino y pongo remedio al enorme, enorme infortunio. En ese momento se acerca la dueña. Observa lo ocurrido y me da las gracias. Me quito un instante el sobrero en honor de la dama y sigo mi camino. Y ella, detrás de mí, se queda pensando en que aún hay jóvenes bien educados en el mundo. Pues bien, he hehco un favor a los jóvenes en general. ¡Y cómo ha sonreído esa mujer, por lo demás nada agraciada! ‘Gracias, señor’. Si hasta me ha dicho señor. Sí, cuando uno sabe comportarse es un señor. Y al que se le agradece, se le tiene respeto. Quien sonríe es guapo. Toda mujer merece cortesías. Toda mujer tiene cierto refinamiento. He visto lavanderas moverse como reinas. Es divertido todo esto, ¡vaya si lo es!.»

«Nada logra conmover tanto como oler y ver algo bueno y honesto. Las sensaciones de maldad y de bajeza se agotan muy pronto, pero comprender algo nombre y honrado es muy difícil y a la vez muy atrayente. No, los vicios me interesan mucho, pero mucho menos que las virtudes

«¡Ah, qué simpática me cae la gente enojadiza! Kraus se enfada a cada instante.¡Qué cosa tan estupenda, tan divertida, tan noble! ¡Y los dos nos complementamos tan bien! A un enojado tiene que oponerse siempre un pecador, si no faltaría algo. Cuando por fin me levanto, me hago que estoy Babia. ‘Ya está el muy gandul papando moscas, en vez de arrimar el hombro’ , dice entonces. ¡Fabuloso! Los gruñidos de un renegón me parecen más melodiosos que el murmullo de un arroyuelo en el bosque, encendido por el espléndido sol de una mañana de domingo. ¡Hombres, sí, nada más que hombres y más hombres! Lo siento intensamente: amo a los seres humanos. sus locuras y enojos súbitos me son más queridos y preciosos que los grandes prodigios de la naturaleza.»

«lo que cuenta es siempre el cómo, la manera. Por muy necio e ignorante que alguien sea, si sabe adaptarse un poco, si da pruebas de flexibilidad y ligereza, no andará tan perdido, sino que quizá encuentre su camino en la vida con más facilidad que los listos y sabelotodo. Sí, sí, es cuestión de maneras…»

«Esos que no hacen sino estudiar, pintar y hacer observaciones son una tira de trápalas. Vivamos primero, que las observaciones vendrán luego

«Sus clases de religión sólo le sirven para perder tiempo. Hoy en día, ¿comprende?, la religión no tiene ningún valor. El sueño es más religioso que toda su religicón. Acaso durmiendo es cuando estamos más cerca de Dios. ¿Qué le parece?«

» ‘Por ahora, querido hermano, eres como quien dice un cero a la izquierda. Pero cuando se es joven hay que ser un cero a la izquierda, pues no existe nada más perjudicial que destacar pronto, prematuramente, en cualquier cosa. Cierto es que algo significas para ti mismo. Bravo. Estupendo. Pero para el mundo todavía no eres nada, y esto es casi igualmente estupendo. sogo esperando que no me entiendas del todo, pues si me entendieras…’. ‘Sería un ser monstruoso’ (…) La marginación, hermano, no existe, ya que en este mundo tal vez no haya nada, absolutamente nada digno de desearse. Y, no obstante, has de tener aspiraciones, y hasta diría que apasionadamente. Aunque para no consumirte de deseos, métete esto en la cabeza: no existe nada, nada lo cual valga la pena aspirar. Todo está podrido. ¿Entiendes esto? Como ves, aún espero que no puedas entenderlo del todo. Me preocupa.»

«Has de esperar sin esperar al mismo tiempo nada. Apunta hacia algún objetivo, pues siendo tan joven como eres, Jakob, tan escandalosamente joven, no cabe duda que te conviene; pero no dejes de repetirte que desprecias aquello a lo cual apuntas repetuosamente.»

«No, nunca aceptaré una ayuda (dinero) de estos padres a los que tan tiernamente venero. Mi orgullo herido me postraría en una cama de hospital, y ¡adiós sueños de una posición conquistada con mis propias manos, adiós para siempre a todos los proyectos de autoformación que hierven en mi pecho!»

«así, pues, me veo obligado a suponer -y a mantener esta suposición como una firme certeza- que el reglamento plantea la existencia y quizás hasta la dora, en pocas palabras: que la llena de atractivos. Pues lo que ocurre con esta encantadora risa prohibida seguro que ocurre con casi todas las cosas y apetencias. La prohibición de llorar, por ejemplo, engrandece el llanto. Carecer de amor significa, en realidad, amar. Si me prohíben amar, amaré diez veces más. Todo lo prohibido vive de cien maneras distintas; de modo que sólo vive más intensamente lo que debería estar muerto. Y esto vale para lo pequeño no menos que para lo grande. Muy bien dicho, y con palabras de lo más cotidianas, pero es en lo cotidiano donde residen las verdades auténticas.»

«El poder que ejercía, ese poder con el que podía jugar a mi antojo como el viento con las hojas, empezaba a oprimirme penosamente, de modo que me reí y le ordené al tipo que se alejara. Parecía haber perdido la razón: una alegría bestial se abrió paso a través de sus ojos y su boca, balbuceó ¡Gracias, gracias!, y desapareció de mi vista. Nosotros nos abandonamos, hasta muy entrada la noche, a toda suerte de excesos en el comer y el beber; a la mañana siguiente -aún seguíamos con la francachela- recibí al enviado del Papa con una dignidad y una solemnidad que a punto estuvo de arrancarme, incluso a mí, una sonrisa.»

«Cuando quiero, cuando me lo ordeno, puedo adorar cualquier cosa, hasta la mala conducta, siempre que rebose oro. Los malos modales deben ir dejando tras de sí monedas de veinte marcos para que yo me incline a su paso, o incluso cuando hayan pasado.»

«es joven y tampoco tiene por qué creerse con derecho a rangos, ventajas, tratamientos y diferencias especiales. Acaba de vivir su primera decepción, y estoy convencido de que vivirá otras veinte seguidas. La vida, con sus feroces leyes, no es para algunos sino una cadena de desalientos y de impresiones malignas y aterradoras

«¡La de cosas que llegué a imaginarme! Un parque, por supuesto. Sin un parque no podría yo existir. (…) Y muchas cosas más. Cenas, partidas de caza. Bailes nocturnos en el salón de ceremonias, de cuyas altas paredes, recubiertas de madera oscura, colgaban retratos de los ancestros familiares. ¿De qué familia? Aquí empiezo a balbucear, pues la verdad es que no sabría decirlo. Y no me arrepiento de haber soñado y fantaseado tanto. También veía nevar en el patio del castillo: caían grandes copos húmedos cuando empezaba a clarear, y eran siempre invernales y oscuros.»

«Eres de esos que, aunque no valgan nada, se creen por encima de los buenos preceptos. Calla, que lo sé perfectamente. Pretendes haber descubierto en mí a un pedagogo ácido, a uno que quiere tener razón a toda costa. ¡Por favor…! ¿Qué sabéis tú y los fanfarrones de tu calaña sobre lo que realmente significa ser serio y estar alerta? Seguro que tu frivolidad de saltimbanqui y bailarín te lleva a imaginar, con no menos razón sin duda, que posees reinos enteros, ¿verdad que sí? Oh, bailarín, te he calado a fondo. Burlarte todo el tiempo de lo que es justo y decente, eso sí que sabes hacerlo, ¿eh?, en eso eres un experto: ¡sí,sí, en eso sois auténticos maestros tú y tus hermanos de raza! Pero cuidado, ¡cuidado! Por amor a vosotros no se han abolido aún las tempestades, rayos, truenos y reveses de fortuna. No es debido a vuestra gracia de artistas -pues eso sois, despues de todo- por lo que al hombre que trabaja y está vivo se le han de presentar de pronto menos dificultades. Aprende de memoria lo que debiera servirte de lección en vez de querer demostrarme que puedes reírte de mí. ¡Valiente señorito! Quiere probarme que es capaz de ir por ahí pavoneándose cuando le conviene. (…) ¡Déjame en paz! Sal a hacer conquistas. Estoy convencido de que a tus pies caerán unas cuantas y tú no tendrás sino que recogerlas. Ya sabes que todo son halagos para vosotros, mequetrefes, que todo os sale bien. ¿Qué, sigues con las manos en los bolsillos? Claro, lo comprendo. Si a uno le presentan la mesa ya servida, ¿para qué tomarse la modestia de actuar como el posible destinatario de una tarea, de algún trabajo o esfuerzo manual? ¡Ánimo! Bosteza un poco más, por favor, que luego se trabaja mejor. Así, tu aspecto es demasiado sereno, disciplinado y modesto. ¿O acaso quieres dictarme un par de preceptos? Hazlo. Soy todo oídos. Venga, vamos, desaparece de mi vista. Que si no tu estúpida presencia me hará perder los estribos, tú…, por poco te suelto una gorda. ¡Estos malditos escandalosos que te hacen decir palabrotas! Aléjate de mi visual o ponte a hacer algo. En presencia de los directores pierdes todo el recato, tú, sí, tú. Lo tengo comprobado. Pero ¿qué hago yo hablando con semejante tarambana? Confiesa que serías muy simpático si no fueras tan loco. Si me lo confiesas me echaré a tu cuello

«Llevo una extraña doble vida, una vida ordenada y otra desordenada, una controlada y otra descontrolada, una sencilla y otra complicadísima.»

«Si perezco es debido a la incomprensión de quienes hubieran debido verme y comprenderme, a la obcecación de los prudentes y juiciosos, a la falta de amor que hay en las vacilaciones y los no-acaba-de-gustarme. Un día alguien creyó amarme y desear que fuese suya, pro dudó y me abandonó; también yo dudé, pero yo soy una doncella, me era imposible no dudar, tenía que hacerlo y estaba en mi derecho. Ah, cómo me engañó la infidelidad, cómo me torturaron la vacuidad e insensibilidad de un corazón en el cual creía, porque lo creía lleno de sentimientos verdaderos y apremiantes. Lo que es capaz de reflexionar y distinguir no es sentimiento. Te estoy hablando del hombre en el que mis sueños más dulces y alegres me impulsaron a creer sin ningún escrúpulo. No puedo decirte todo. Más bien permíteme que calle.»

«Como ves, Kraus te habla con dureza. Aunque quizá, hermano Risueño, en el fondo te desee mejores cosas que quienes quisieran colmarte de felicidades por los cuatro costados. Trabaja más, desea menos, y otra cosa: olvídame por completo, te lo ruego. Me irritaría pensar que me tienes reservado algún recuerdo distante, viejo y deslucido, algún escarceo de tipo si-no-voy-hoy-iré-mañana

«Odiaba el mundo, sí, lo odiaba, lo odiaba. Aborrecía y evitaba toda esta existencia, esta agitación y esta vida a un grado indescriptible. Y en eso llegaste tú, fresco, necio, maleducado, atrevido y floreciente, perfumado de incorruptos sentimientos, y yo, por supuesto, te traté groseramente, aunque desde que te ví supe que eras una joya de chico, alguien que me caía del cielo, según me imaginé, como un regalo enviado por un dios omnisciente. Sí, te necesitaba justamente a ti, y sonreía para mis adentros cada vez que venías a importunarme con tus deliciosas insolencias y torpezas, que por cierto me hacían pensar en cuadros muy logrados. Pero qué digo importunarme. No: a fascinarme

«Cuando nos desesperamos y afligimos, mi querido Jakob, nos volvemos penosamente pequeños y las pequeñeces se nos van echando encima en número cada vez mayor, como rápida y voraces sabandijas que nos devorasen lenta, muy lentamente, y lentamente también supieran asfixiarnos y deshumanizarnos.»

«Hoy le diré adiós a mi hermano. Aquí no pienso dejar nada. Nada me ata, nada me obliga a decir: ¿Qué pasaría si yo…?. No, ya no hay qué-pasarían ni síes que valgan.»

Y para cerrar el listóoooooooooon

«Un apretón de manos, un adiós… y a la calle. Muy probablemente para no volvernos a ver más. ¡Qué breves son los adioses! Uno quiere decir algo, pero como se le olvida la frase apropiada, no dice nada o bien suelta alguna tontería. Despedir y despedirse es horroroso. Son momentos en los que la vida humana se estremece y uno siente vivamente su propia nada. Las despedidas rápidas son desamoradas; las lentas, insoportables. ¿Qué hacer? Pues soltar cualquier simpleza»

Hasta la próxima…
Saludos.

8 comentarios en «Jakob Von Gunten / Robert Walser»

  1. Gracias por la dedicatoria! Un librazo, qué bueno si tuve que ver en que lo hayas disfrutado. Un placer por aquí también. Y ya quisiera ver esa lista de reyes en algún post, debe estar jugosísima.

    Voy a colaborar con la compra walseriana compulsiva, te paso algo de «Los hermanos Tanner», imperdible:

    «La verdad es que somos dos bichos raros, tú y yo. Nos movemos por este planeta como si en él sólo viviéramos nosotros dos y nadie más. Hemos entablado en realidad una amistad descabellada, como si entre el resto de la gente fuera imposible encontrar otro ser digno de llamarse amigo. No somos, a decir verdad, hermanos, sino amigos, como dos que un buen día se encuentran en el mundo. Yo francamente no estoy hecho para la amistad y tampoco comprendo qué es aquello tan fabuloso que descubro en ti y me obliga a creerme siempre a tu lado, casi diría a tus espaldas. Pronto tu cabeza me parecerá la mía, a tal punto estás ya dentro de ella; tal vez de aquí a un tiempo, si la cosa sigue así, acabaré cogiendo cosas con tus manos, corriendo con tus piernas y comiendo con tu boca.»

    «Era la copistería para desocupados, el sitio donde recalaban todos aquellos que, por alguna circunstancia, habían llegado a esa situación en la que resulta absolutamente impensable encontrar un puesto de trabajo en algún establecimiento (…)la oficina no permitía que nadie progresara, de lo contrario habría errado sus objetivos y toda razón de ser (…) Era más o menos como cuando una traílla de perros adiestrados salta en pos de una salchica atada a un hilo que alguien sube y baja todo el tiempo, y cada uno se imagina que el otro no tiene derecho a intentar atraparla, aunque no pueda alegar motivos en favor de su tesis. Y así se gruñían también allí unos a otros por el privilegio arrebatado al vuelo, exactamente como en el gran mundo del comercio, la cultura, el arte y la diplomacia, donde las cosas no ocurren de modo muy distinto, aunque sí con un grado más de astucia, presunción y refinamiento.»

    «Estaría dispuesto a realizar cualquier acción, siempre que fuera una acción temeraria y requirirera la intervención de un hombre impávido»

    ¿Y? ¿Mordió?
    Abrazos!

  2. «Disculpe, Caballera» es Ud. una GEAK de cojones (y me encanta). Disfruto enormemente de su escaparate y del interior del inmueble.

    «Al parecer murió el 25 de Diciembre del 56 paseando por la nieve. Curioso.»

    Lo que me recuerda se te acumula el trabajo con nimias aportaciones de mi estantería… Me voy a poner tontorrona diciendote warradas, así que me las guardo paluego (eres la ostia en prosa).

  3. Anónimo: por supuesto que sí, estas noches de invierno (sobretodo si se trata de un fin de semana) es un puto coñazo ponerse a leer. E incluso ponerse en el ordenador.
    Peor aún.

    Me encantaría saber qué es lo que no le parece un coñazo o una historia cutre. Al margen de Mendoza, con su ligereza y sus tramas detectivescas, claro está.

  4. Walser es uno de mis «autores pendientes de leer». Es que no doy abasto. Me encanta el final del post:

    «Las despedidas rápidas son desamoradas; las lentas, insoportables. ¿Qué hacer? Pues soltar cualquier simpleza.»

    «Hasta la próxima…
    Saludos»

    Jaja, genial… hasta la próxima…

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