Ética y Psicoanálisis – Erich Fromm

Sí… sigo con exámenes, y parece que no terminara nunca. Ya sólo me quedan 2, uno mañana y otro el viernes. El de mañana es de una asignatura de crítica literaria (manda webos) tednría que mandar a la pava un anónimo con la dirección del blog, pa que vea lo que curra una, sin que nadie le tenga que decir lo que tiene y no tiene que leer. Pero esa es otra historia.

Aquí nos encontramos frente a Fromm, y menudo descubrimiento para mí. Estoy dándome cuenta de que la ética y la moral son dos cosas que me pirran; pensé que también traería algo de psicoanálisis en plan Freud, enfocado desde el punto de vista del sexo, pero al parecer no todas las teorías psicoanalíticas lo utilizan como clave.
He hecho tantísimas anotaciones que me he visto incapaz de transcribirlo todo, en primer lugar por el curro que esto conlleva y en segundo lugar porque creo que os aburriría soberanamente ver tanto extracto.

Así que os resumo más o menos algunos de los temas que más me han llamado la atención.

  • La explicación acerca de la Ética Humanista y la Ética Autoritaria.
  • El análisis respecto a la naturaleza humana, tales como: el temperamento y el carácter (orientaciones productivas e improductivas) junto con la forma de relacionarnos con el resto.
  • Los problemas de la ática humanista: el egoísmo, la conciencia, el placer, los medios y los fines, la Fe.
  • La bondad/maldad innata del hombre, la represión y el juicio moral.

Todo explicado desde varios puntos de vista, incluyendo la evolución de las diferentes posturas frente a cada tema a lo largo de la historia; es decir, citando a otros (en su mayoría filósofos): Aristóteles (cómo no), Freud, Niezsche, Schoppenhauer, Spinoza, etc. Junto con muchos otros nombres que no conozco, en su mayoría estudiosos del tema del que esté hablando.

Me ha ENCANTADO. Y aquí van algunas (muchas) perlas.

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«En verdad, hay menos razones para asombrarse por el hecho de que haya tanta gente neurótica que por el fenómeno de que la mayoría de las gentes estén relativamente sanas a pesar de las muchas influencias adversas a las que se ven expuestas.»

«el conocimiento es el alimento del alma; y algo hemos de cuidar, amigo mío, que el sofista no nos engañe cuando alaba lo que vende, como el mercader que al por mayor o al menudeo vende el alimento para el cuerpo; porque ellos alaban sin dicriminación todas sus mercaderías, sin saber lo que es realmente beneficioso o dañino (…). De igual manera aquellos que pregonan las mercaderías de la sabiduría recorriendo las ciudades y vendiéndolas a cualquier cliente que tenga necesidad de ellas, las alaban a todas por igual; aunque no me sorprendería, ¡oh amigo mío!, que muchos de ellos ignoren (…) Si, por lo tanto, tú conoces lo que es bueno o malo, puedes comprar confiadamente sabiduría a Protágoras o a cualquier otro; pero de no ser así, entonces, ¡oh amigo mío!, detente y no arriesgues tus más queridos intereses en un juego de azar. Es una aventura mucho mayor comprar sabiduría que comprar carne y bebida…«

«el hombre mismo. Ha llegado a ser el amo de la naturaleza y al mismo tiempo se ha transformado en el esclavo de la máquina que construyó con su propia mano. A pesar de todos sus conocimientos acerca de la naturaleza, permanece ignorante en cuanto alos problemas más importantes y fundamentales de la existencia humana: lo que el hombre es, cómo debe vivir, y cómo liberar las tremendas energías que existen dentro de él y usarlas productivamente.»

«La creciente duda sobre la autonomía humana y la razón ha creado un estado de confusión moral en el cual el hombre ha quedado sin la guía de la revelación ni de la razón. El resultado es la aceptación de una posición relativista que propone que los juicios de valor y las normas éticas son exclusivamente asunto de gusto o de preferencia arbitraria, y que en este campo no puede hacerse ninguna afirmación objetivamente válida. Pero por supuesto que el hombre no puede vivir sin normas ni valores, este relativismo lo convierte en una presa fácil de sistemas irracionales de valores y lo hace regresar a una posición que el racionalismo griego, el cristianismo, el Renacimiento y la Ilustración del siglo XVIII habían ya superado. Las exigencias del Estado, el entusiasmo por las cualidades mágicas de líderes poderosos, las máquinas potentes y los triunfos materiales se han convertido en fuentes de sus normas y juicios de valor

«Sin embargo, no solamente la medicina, la ingeniería y la pintura son artes; el vivir es en sí mismo un arte: de hecho, el más importante y a la vezel arte más difícil y complejo practicado por el hombre. Su objeto no es tal o cual complejo practicado por el hombre sino la conformación de vivir, el proceso de desarrollar lo que cada uno es potencialmente. En el arte del vivir, el hombre es al mismo tiempo el artista y el objeto de su arte; es el escultor y el mármol, el médico y el paciente.»

«Hipócrates distinguió cuatro temperamentos: el colérico, el sanguíneo, el melancólico y el flemático. El temperamento sanguíneo y el colérico son modos de reacción que se caracterizan por una excitabilidad fácil y una rápida alternancia del interés, siendo los intereses débiles en el primero e intensos en el último. El temperamento flemático y el melancólico, al contrario, se caracterizan por una persistente pero lenta excitabilidad del interés, siendo éste débil en el flemático e intenso en el melancólico. Estos diferentes modos de reaccionar, según Hipócrates, están conectados con diferentes fuentes somáticas. (Es interesante observar que en el uso popular sólo se recuerdan los aspectos negativos de estos temperamentos: hoy en día, colérico significa fácilmente irascible; melancólico significa deprimido; sanguíneo, ser un super-optimista y flemático ser demasiado lento)»

 

«A pesar de que los objetos amorosos difieren y, en consecuencia, la intensidad y la cualidad del amor mismo también difieren, algunos elementos básicos pueden ser considerados como característicos de todas las formas de amor productivo. Son éstos: el cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento

 


«La objetividad no requiere únicamente ver el objeto tal como es, sino también verse a sí mismo como uno es: vale decir, ser consciente de la constelación particular en que uno se encuentra como un observador relacionado con el objeto de la observación. El pensamiento productivo, por consiguiente, se determina por la naturaleza del objeto y la naturaleza del sujeto, quien se vincula con su objeto en el proceso del pensamiento.»

» «No seas egoísta» ha llegado a ser uno de los instrumentos ideológicos más poderosos para suprimir la espontaneidad y el libre desarrollo de la personalidad. Bajo la presión de este lema se pide al individuo cualquier sacrificio y una completa sumisión: se consideran «desinteresadas» solamente aquellas acciones que no sean de utilidad para el individuo, sino para alguien o algo fuera de él»

«Quienquiera que habla y reflexiona sobre una mala accción que ha hecho, está pensando en la bajeza que ha cometido, ya a aquello que uno piensa se está sujeto -se está sujeto absolutamente con toda el el alma a lo que se piensa- y, de tal modo, quien así lo haga, sigue sujeto a la baje4za. Y seguramente no será capaz de cambiar, porque su espíritu se tornará ordinario y su corazón se corromperá y, además de eso, podrá invadirle un humor de tristeza. ¿Qué deseáis? Quitar la corrupción de esta o aquella manera. Mas seguirá siendo siempre una corrupción. Haber o no pecado, ¿qué provecho nos reportará en el cielo? Durante el tiempo que estoy meditando sobre esto podría estar ensartando perlas para el gozo del cielo. Por eso es por lo que está escrito: «Apártate del mal y obra bien», desvíate completamente del mal, no medites sobre él y obra bien. ¿Has obrado mal? Entonces equilíbralo obrando bien.» (Isaac Meier de Ger)

«Tanto la felicidad como la infelicidad son algo más que un estado de la mente. En efecto, la felicidad y la infelicidad son expresiones del estado del organismo entero, de la personalidad total. La felicidad va unida a un aumento de la vitalidad, de la intensidad del sentimiento y del pensamiento y de la productividad; la infelicidad va unida a una disminución de estas capacidades y funciones

«La gente trabaja pra hacer dinero; hace dinero para poder disfrutar con él de cosas agradables. El trabajo es el medio y el goce el fin. Empero, ¿qué es lo que acontece en realidad? Los individuos trabajan con el fin de hacer más dinero; emplean este dinero con el fin de hacer más dinero aún, y el fin verdadero -el goce de la vida- se pierde de vista. Los individuos viven de prisa e inventan cosas para poder disponer de más tiempo. Entonces emplean el tiempo ganado para abalanzarse de nuevo a la tarea de ganar más tiempo, hasta hallarse tan exhaustos que no pueden emplear el tiempo que han ganado.«

«¿Puede el hombre vivir sin fe? ¿Es que, acaso, la criatura no debe terner «fe en el pecho de su madre»? ¿Es que, acaso, no debemos tener fen en nuestros semejantes, en aquellos que amamos y en nosotros mismos? ¿Podemos vivir sin fe en la validez de ciertas normas de nuestra vida? En verdad, sin fe el hombre se vuelve estéril, desesperado y medroso hasta lo más profundo de su ser.
(…)
consideramos a la fe como una actitud básica de la persona, un rasgo de carácter que matiza todas las experiencias del individuo, que capacita al hombre parta enfrentarse con la realidad sin ilusiones y, no obstante, para vivir con fe.«

«la destructividad es el resultado de la vida no vivida«

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