El laberinto de las aceitunas / Eduardo Mendoza

Bueno… otro autor que tenía pendiente volver a leer para dar un último veredicto al respecto.
El único libro que me había leído hasta día de ayer era “Sin noticias de Gurb”. Que me pareció horripilantemente repetitivo. Lo que se me quedó de este fue: “va de un marciano… que se transforma”. Va adoptando diferentes aspectos…desde el de el Conde Duque de Olivares hasta el de Marta Sánchez, pasando por muuuuchos más.
Escrito a modo de diario (días y horas). Me pareció una puta chusta. Aunque creo que alguien me explicó que en un principio fue apareciendo a modo de publicación periódica (no sé ni periódico/revista/semanal) y finalmente se publicó como novela. Puede ser que por eso se me hiciera un PUTO COÑAZO.

Pero vamos a por “El laberinto de las aceitunas”.
COJONUDO!!!!!! El protagonista (Pepito Purulencias) es un personaje salido de un manicomio y que sin comerlo ni beberlo (como le suele pasar a ese tipo de personajes) se ve envuelto en un lío de tres pares de cojones. El trabajo debía ser bastante sencillo puesto que el ordenante era un Ministro(¿?) y símplemente debía hacer entrega de un maletín con money en Madrid….

Pero claro, como pasa en este tipo de novelas, la cosa se tuerce.

Otros personajes interesantes son:
-El comisario Flores (viejo conocido del protagonista al parecer)
-La Emilia (nueva conocida del prota… y cojonudo personaje introvertido. Hay una escena con Pepito que me descojonaba)
-Plutarquete (un abuelo vecino de La Emilia y que les echa una mano… bastante sabio y literato el abuelo. Supongo que de ahí lo de “Plutarquete”).

ENORMES RISAS QUE ME HE PEGADO. De esto que te miran en el metro u “ortobú” con cara rara….

– Así que ahora me tendré que leer “El misterio de la cripta embrujada”, escrito antes que éste y con el mismo protagonista…

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«La vida me ha enseñado que tengo un mecanismo insertado en algún lugar impermeable a la experiencia que me impide hacer cuanto pudiera redundar en mi provecho y me fuerza a seguir los impulsos más insensatos y las más nocivas tendencias naturales..

«A todos nos cuesta reconocer que en un instante ya irrecuperable lo apostamos todo a una sola vuelta de la ruleta antes de aprender las reglas del juego. Yo también creí que la vida era otra cosa. Luego se sigue jugando, se gana y se pierde alternativamente, pero ya nada es igual: las cartas ya están marcadas, los dados están cargados y las fichas sólo cambian de bolsillo mientras dura la velada. La vida es así y es inútil calificarla de injusta a posteriori.«

«Creía que quienes me querían mal no asarían atentar contra mi integridad a plena luz y en lugar concurrido, sino que tratarían de atraerme a donde pudieran llevar a cabo sus nocivos propósitos con toda discreción. Tenía, por lo tanto, que evitar la soledad y la noche. Lo primero me había de resultar relativamente fácil y lo segundo absolutamente imposible, de no mediar un milagro celestial que ni mis creencias ni mi conducta pasada me autorizaba a impetrar«

«De mis errores y pecados no he salido ni sabio ni cínico, ni arrepentido ni escarmentado. Dejo mil cosas por hacer y otras mil por conocer, de entre las que citaré, a título de ejemplo, las siguientes: ¿por qué ponen huevos las gallinas? ¿Por qué el pelo de la cabeza y el de la barba, estando tan juntos, son tan diferentes?, ¿por qué nunca he conocido a una mujer tartamuda?, ¿por qué los submarinos no tienen ventanas para ver el fondo del mar?, ¿por qué los programas de televisión no son un poco mejores? Ítem creo que la vida podría ser más agradable de lo que es, pero es probable que esté equivocado, o que no sea tan mala, sino sólo una pizca banal. Tonto, indolente y desinformado he llegado a ser lo que soy; tal vez si hubiera sido más cerril habría llegado más lejos. Nadie elige su carácter y sólo Dios sabe quién y cómo juzga nuestros méritos. Si tuviera estudios lo entendería todo. Como soy un asno, todo es un enigma. No sé si me pierdo gran cosa.»

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Un comentario en «El laberinto de las aceitunas / Eduardo Mendoza»

  1. no me puedo creer que nadie te dejara comentario al respecto. Me pareció un libro, como tú dices, cojonudo. Es uno de mis escritores favoritos y me parto con él. Sin noticias de gurb es, para mi gusto, un descojone. En fin, un saludo, katrina

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