El jugador / Fiodor Dostoyevski

Portada - El jugador - Dostoievsky

¡Sí, joder, sí! «El jugador» es el tercero de Dostoyevski (¿o Dostoievsky como pone en la portada?) que cae, me gusta irle leyendo cada cierto tiempo desde que me terminé Crimen y Castigo. Lamentablemente no tengo creadas aquí las reseñas de Memorias del subsuelo y Crimen y Castigo, puesto que los leí antes de empezar con este rollo del blog. Quizás algún día traslade los extractos que tengo por ahí archivados.

Edit: sí hay entrada de «Los demonios».

Las raíces de El jugador en Dostoyevski

Por lo que cuentan, en la época en que escribió El jugador, Dostoyevski, andaba hasta las cejas de deudas (heredadas de su hermano) y padeciendo la reciente muerte de su primera esposa; es por ello que se comprometió con una editorial para escribir una novela. El problema era que si no la terminaba en el plazo establecido, dicha editorial adquiriría todos los derechos de sus obras publicadas previamente. Nota: como cotilleo comentaré que se casó con la mujer que le mecanografió y revisó el estilo de esta obra.

El jugador profesional de Dostoyevski

Como muy claramente indica el título, y ya he adelantado, la trama gira entorno a un jugador de ruleta. Podría decirse que se trata de un auténtico profesional al que rodean otros tantos profesionales del azar. En su mayoría, personas pertenecientes a la burguesía o aspirantes a pertenecer a ella: bien por motivos matrimoniales, bien por herencias recibidas.

El protagonista es Alexéi Ivánovich, un tipo atormentado por sus pasiones: el juego y Polina. Piolina es una aristócrata pendiente de recibir herencia por parte de su yaya, la anciana (y bastante porculera) Babulinika, cuya muerte se espera en el hotel donde se alojan los personajes como agua de Mayo. Todo sea por tener más pastaca para jugar.

Pero hete aquí que va la yaya y aparece en escena, por sorpresa, para demostrar a la peña que más sabe el diablo por viejo que por diablo y que está fenomenal. Está tan bien que le da exactamente lo mismo el gastarse una fortuna en la ruleta desde el primer momento en que la prueba.

Los personajes obsesionados (en El jugador y otras novelas de Dostoyevski)

En «El jugador» de Dostoyevski lo mejor de todo es sentir las obsesiones de Alexei, o más bien, las reacciones que en él producen estas obsesiones. El autor nos lo dibuja como un hombre tremendamente observador e irreverente cuando la ocasión lo merece.

«Me habría entregado sin más al interés cómico en el próximo desenlace y me habría reido a mandíbula batiente»

Está empeñado en manejar la suerte a su antojo, pero desde los griegos ya sabemos que los designios de La Fortuna no hay forma de esquivarlos. Sin embargo, el resultado fallido de estos intentos no le amarga lo suficiente como para desistir en su empeño. Casi se diría que le resulta indiferente y, me atravería a aventurar, que incluso obtiene beneficio de perder.

Perder le permite depurar su técnica. Alexei hay ocasiones en las que reniega de las tácticas que adoptan los jugadores, en cambio otras veces da la impresión de que tiene su propio Manual del buen jugador, que continuamente va rectificando.

«Me pareció que los cálculos de combinaciones significaban bastante poco y no tienen, ni con mucho, la importancia que le atribuyen muchos jugadores. Se sientan con cuadernos que llenan de garabatos, apuntan las jugadas, hacen cuentas, deducen las probabilidades, calculan, por fin realizan sus posturas y… pierden igual que nosotros, simples mortales, que jugamos sin andar con tantos cálculos. Sin embargo, saqué una conclusión que me parece justa: aunque no hay, efectivamente, un sistema, existe, no obstante, una especie de pauta en las probabilidades, lo que, por supuesto, es muy extraño.»

Conclusiones de El jugador

En fin, no puedo dejar de recomendar «El jugador», novela no muy extensa, de Dostoyevski. No se puede dejar pasar la ocasión de conocer al peculiar Alexei y al resto de personajes que convergen en torno a la ruleta. A casi todo el mundo le hipnotiza la bolita saltando, pero Dostoievski es capaz de hacerte sentir en la piel de los que gozan con las carreras de caballos, la especial de las tragaperras ohacen cábalas con los números de los cartones del bingo.

«Por lo visto esperaba encontrarme triste y abatido.
-Me alegra mucho, de todos modos, ver que conserva plenamente su independencia espiritual y hasta su jovialidad -dijo con tono algo desagradable.
-Es decir, que está usted rabiando por dentro porque no me ve deprimido y humillado -dije yo, riendo.»

Ya sabéis, siempre se gana al principio pero luego se termina perdiendo el doble. Qué peligroso es…

Y aquí que me despido, ¡hasta siguientes!

Fragmentos de El jugador

«El caballero auténtico, aunque pierda cuando tiene, no debe alterarse. El dinero debe ser una cosa tan despreciable para un caballero, que casi no vale la pena preocuparse por él. Sería muy aristocrático, por supuesto, no darse cuenta de la cochambre de toda esa chusma y de ese ambiente. A veces, sin embargo, no es menos aristocrático y refinado darse cuenta, es decir, observar con cuidado, examinar con impertinentes, como si dijéramos, a toda esa chusma, pero sólo viendo en esa cochambre de toda esa muchedumbre una forma especial de pasatiempo, un espectáculo organizado para divertir a los caballeros.»

«¡Qué demonio! Ese rostro diabólico sabía transfigurarse en un segundo. ¡En ese momento tomó un aspecto tan suplicante, tan atractivo, se sonreía de una manera tan candorosa y aun tan pícara! Al terminar la frase me hizo un guiño disimulado, a hurtadillas de los demás; se diría que quería rematarme allí mismo. Y no salió del todo mal, sólo que todo ello era burdo y, por añadidura, horrible.»

15 comentarios en «El jugador / Fiodor Dostoyevski»

  1. Éste no lo he leído y además tengo pendiente una relectura de Crimen y Castigo y de Los hermanos Karamazov. Ahora lo recuerdo, gracias a tu entrada.

    Como siempre es un placer leer tus reseñas.

    Un beso

  2. Una vez vi una obra de teatro aficionado sobre la relación entre don Fiodor y su mecanógrafa cuando escribían esta novela, contaba lo que dices en la entrada: las deudas, el recuerdo de su mujer, la historia entre ellos…

    No he leído el libro, quizá por eso no me gustó mucho la obra, creo que se pasaba con la tensión sexual "maduro-jovencita" y no era muy creíble, jeje

    Bicos

  3. Muy interesante, me la voy a leer. Ya veo que vuelves a tu estilo de siempre…estas mejor asi.

  4. Hola, Katrina
    recuerdo que con este libro, en luga de irme con lo moral, me daban unas ganas de jugar a la ruleta!
    saludos

  5. Todos los libros de Dosto son una maza, toditos, Borges decía que los rusos ( Gorky, Tolstoi y Dosto), era lectura de adolescencia. Me parece que toda lectura realizada en la adolescencia te parte el mate.
    bueno, exagero, saludos, reseña genial

  6. Hola, Katrina: He leído muy poco de "Dosto" (y la última lectura hace muchos años), pero tengo ganas de leer este librito después de oír (¿en el blog de Mariano, quizás?) que era una especie de influencia sobre una parte de la novela "Cicatrices" de Juan José Saer. No tendré tiempo para las novelas gruesas de D hasta que acabo con la novela gruesa de Bolaño. De todos modos, gracias por la reseña (me encanta tu etiqueta de "vicio"). ¡Saludos!

  7. Pedazo de libro , yo lo lei en una edcion naranja de salvat.
    Mis Dostos preferidos:

    Humillados y ofendidos.
    Crimen y castigo
    Noches Blancas
    El jugador
    El principe idiota
    en fin buenas lecturas para el invierno , me gusta leer a los rusos en invierno

  8. Creo recordar que la novela fue escrita en 24 horas, o lo mismo me estoy tirando el pisto y fuerton tres días incluyendo el paso a máquina de escribir. Eso sí, fue una récord

  9. Leí este libro hace muchos años en un trastero (estaba en unas estanterías con libros viejos que mis padres habían apartado a ese retiro algo polvoriento).

    Sentado en un taburete lo devoré sin importarme la poca luz, el frío o los calambres en el culo.

    En fin, así era la lectura entonces, lo primero y más importante. Después he pensado varias veces en releerlo y tu entrada sólo me ha dado aún más ganas.

    Saludos.

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