El discreto / Baltasar Gracián

Bueno, otra delicia del siglo XVII. Este tío me encanta, he hecho un trabajo para filosofía sobre este libro (junto con El Héroe) y ahora ando con otro trabajo para Fondos bibliográficos antiguos acerca de el propio Baltasar.

Con su moral habitual, unas cuantas directrices que definen lo que debe ser un hombre coherente. Cómo blindarse ante los malos que nos rodean y sus artes, huir de la hazañería y ser hazañoso… en fin, una delicia.

Habla sobre el genio y el ingenio, siendo el genio aquello que viene «de fábrica», como quien dice, y el ingenio las capacidades que tenemos gracias al uso de la inteligencia y el lenguaje.
Sobre el señorío en el hacer y en el decir, que son cosas muy distintas.
Sobre la paciencia.

***


 

-“La detención sazona los aciertos y madura los secretos, que la aceleración siempre pare hijos abortivos sin vida de inmortalidad. Hase de pensar de espacio y ejecutar de presto; ni es segura la diligencia que no nace de la tardanza: tan presto como alcanza las cosas, se le caen de las manos; que a veces el estampido del caer fue aviso del haber tomado. Es la Espera fruta de grandes corazones y muy fecunda de aciertos. En los hombres de pequeño corazón ni caben el tiempo ni el secreto»”

 

 

 

“mi esfera es la generosidad, blasón de grandes corazones y grande asunto mío; hablar bien del enemigo y aun obrar mejor: máxima de la divina fe, que apoya tan cristiana galantería.”

 

 


-“No seas tú de aquellos que bárbaramente se envidian a sí mismos el gusto del saber, por deslucir al otro el aplauso del enseñar. ”

 

-“Si la desigualdad fuera de lo malo a lo bueno, fuera buena, y si de lo bueno a lo mejor, mejor; pero comúnmente consiste en deteriorarse, que el mal siempre lo vemos de rostro y el bien de espaldas. Los males vienen y los bienes van.”

 

 

-“Siempre fue hermosamente agradable la variedad, y aquí lisonjera. Hay algunos, y los más, que para una cosa sola los habéis de buscar, porque no valen para dos; hay otros que siempre se les ha de tocar un punto y hablar de una materia, no saben salir de allí; hombres de un verbo, Sísifos de la conversación, que apedrean con un tema. Tiembla de ellos con razón todo discreto,”

 

 

 

-“a pocas palabras, buen entendedor. Y no sólo a palabras, al semblante, que es la puerta del alma, sobrescrito del corazón; aun le ve apuntar al mismo callar, que tal vez exprime más para un entendido que una prolijidad para un necio.”

“El primer paso del saber es saberse.”

 

 

 

-El que siempre está de burlas nunca es hombre de veras (…)pero no hay mayor desaire que el continuo donaire.

-“Mucho vale una gracia en su ocasión. Suele ser el atajo del desempeño. Sazonó esta sal muchos desaires. Cosas hay que se han de tomar de burlas, y tal vez las que el otro toma más de veras. Único arbitrio de cordura: hacer juego del más encendido fuego.

 


-“ella es el complemento de la perfección, origen del acierto, sello de la felicidad, y donde ella falta, aunque sobre el artificio, el trabajo y las cosas, todo se desluce y todo se malogra.”

-“Nace, en primer lugar, del gusto propio, si es bueno, calificado con la prueba, con que se asegura el ajeno,” (si es bueno pa ti, lo será pa los demás)



-“al que le faltare el acierto búsquelo en el consejo o en el ejemplo, que se ha de saber o se ha de oír a los que saben para acertar.”

 

 

 

 

-“Gran defecto es ser un hombre para nada, pero también lo es ser para todo, o quererlo ser”

 

 

 

-¡Oh, gran extremo de la prudencia la atención a los extremos, al acabar bien, poniendo más la mira en la felicidad de la salida que en el aplauso de la entrada!

-“Es tal vez castigo de la intemperancia la desdicha, y gran gloria la del anticiparse. Consuelo es de sabios haber dejado las cosas antes que ellas los dejasen, y consejo el prevenirlas”

-“Nunca se ha de acabar con rompimiento, ya sea amistad, ya sea favor, empleo o cargo; que toda quiebra ofende la reputación, demás de la pena que causa.”

 


-Siempre fue vulgar la ostentación, nace del desvanecimiento, solicita la aversión y con los cuerdos está muy desacreditada. El grave retiro, el prudente encogimiento, el discreto recato, viven a lo seguro, contentándose con satisfacerse a sí mismos; no se pagan de engañosas apariencias, ni las venden. Bástase a sí misma la realidad, no necesita de extrínsecos engañados aplausos. Y, en una palabra, tú eres el símbolo de las riquezas; no es cordura, sino peligro, el publicarlas.

 

 

-Que alguna rara vez y con sobra de ocasión se destemple y aun se desazone uno, no será vulgaridad, que el nunca enojarse es querer ser bestia siempre. Pero la perennal destemplanza, y con todo género de personas, es una intolerable grosería

 

 

“si la prontitud en dichos fue siempre plausible, la misma en hechos merece aclamación. La presteza feliz en el efecto arguye eminente actividad en la causa; en los conceptos, sutileza; en los aciertos, cordura; tanto más estimable cuanto va de lo agudo a lo prudente, del ingenio al juicio.”

 

 

-Sábeles bien uno y alaban otro

-Sea el decir con juicio; el obrar, con decoro; las costumbres, graves; las acciones, heroicas, que esto hace a un varón venerable, que no fantásticas presunciones

 

 

– “favores de la naturaleza, cultura, estudiosidad y el continuo trato con los sabios, ya muertos en sus libros, ya vivos en su conversación; la experiencia fiel, la observación juiciosa, el manejo de materias sublimes, la variedad de empleos; todas estas cosas vienen a sacar un hombre consumado, varón hecho y perfecto; y conócese en lo acertado de su juicio, en lo sazonado de su gusto; habla con atención, obra con detención; sabio en dichos, cuerdo en hechos, centro de toda perfección.”

 

 

-Tuviste por madre a la Buena Disposición, (…)Tus hermanos fueron el Despejo, el Buen Gusto y el Decoro, que todo lo hermosean, y todo lo sazonan, no sola la corteza exterior del traje, sino mucho más el atavío interior, que son las prendas los verdaderos arreos de la persona. (…) Hijos son tuyos el Agrado y el Provecho”

 

 

 


-“extravagante reparo, ya la profunda observación, la sutil nota, la juiciosa crisis, el valiente concebir, el prudente discurrir, lo mucho que se les ofrece y lo poco que se les pasa.”

 

 

 

-“Gran diferencia hay de los hazañosos a los hazañeros, y aun oposición, porque aquellos, cuanto mayor es su eminencia, la afectan menos; conténtanse con el hacer y dejan para otros el decir, que, cuando no, las mismas cosas hablan harto (…)Aquellos dan las hazañas, estos las venden y aun las encarecen, inventando trazas para ostentarlas”

-“Pero que estos desvanecidos hagan hazañería de su nada, excusa tienen en su pasión, que al fin ella y su necedad, todo se cae en casa; pero que un gran necio de estos haga tantos y mayores, dándoles a beber hasta hartar con sus disparates, y que estos idólatras de ignorancia veneren sus desatinos, es una inexcusable vulgarísima poquedad.”

 

 

 

-«Tanto necesita la diligencia de la inteligencia como al contrario. La una sin la otra valen poco, y juntas pueden mucho. Esta ejecuta pronta lo que aquella, detenida, medita, y corona una diligente ejecución los aciertos de una bienintencionada atención.»

 

 

 

-“Sobre todo se precia de dorar el no, de suerte que se estime más que un desazonado; azucara con tanta destreza las verdades, que pasan plaza de lisonjas, y tal vez, cuando parece que lisonjea, desengaña, diciéndole a uno, no lo que es, sino lo que ha de ser.”

 

 

 

-Bien veo cuán dificultoso es el asunto de contentar, cuanto más a muchos, y a todos imposible. También me consta que a los más les va mal porque les va bien, y en lugar de agradecer lo mucho que les sobra, se quejan de cualquier poco que les falte. Es abuso entre los hombres nunca poner los ojos en el saco de las desdichas de los otros, sino en el de las felicidades, y al contrario en sí mismos; miran el lucimiento del oro de una corona, pero no el peso o el pesar. Por el tanto, yo nunca hago caso de sus quejas, hasta ahora, que las de este, de todas maneras infeliz, traen alguna apariencia».

 

 

 

-la alteza de ánimo, la majestad de espíritu, la autoridad, la estimación, la reputación, la universalidad, la ostentación, la galantería, el despejo, la plausibilidad, el buen gusto, la cultura, la gracia de las gentes, la retentiva, lo noticioso, lo juicioso, lo inapasionable, lo desafectado, la seriedad, el señorío, la espera, lo agudo, el buen modo, lo plático, lo ejecutivo, lo atento, la simpatía sublime, la incomprehensibilidad, la indefinibilidad, con otras muchas de este porte y grandeza.

 

 

-Llamola Séneca el único bien del hombre; Aristóteles, su perfección; Salustio, blasón inmortal; Cicerón, causa de la dicha; Apuleyo, semejanza de la divinidad; Sófocles, perpetua y constante riqueza; Eurípides, moneda escondida; Sócrates, basa de la fortuna; Virgilio, hermosura del alma; Catón, fundamento de la autoridad

 

 

 

 

-célebre gusto fue el de aquel varón galante que repartió la comedia en tres jornadas y el viaje de su vida en tres estaciones. La primera empleó en hablar con los muertos. La segunda, con los vivos. La tercera, consigo mismo. (…)

Digo que el primer tercio de su vida destinó a los libros (…)Consiguió con esto una noticiosa universalidad, de suerte que la Filosofía Moral le hizo prudente; la Natural, sabio; la Historia, avisado; la Poesía, ingenioso; la Retórica, elocuente; la Humanidad, discreto; la Cosmografía, noticioso; la Sagrada Lición, pío; y todo él en todo género de buenas letras. (…)Empleó el segundo en peregrinar, que fue gustoso peregrino; segunda felicidad para un hombre de curiosidad y buena nota (…)La tercera jornada de tan bello vivir, la mayor y la mejor, empleó en meditar lo mucho que había leído y lo más que había visto.

 

 

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