El Buscón / Francisco de Quevedo

¡Tomad clásico pal body!

A buenas horas mangas verdes, que se suele decir. Y a mí misma me respondo: más vale tarde que nunca.
A los que no íbamos por letras no nos lo obligaban a leer, no. Y es de esos libros que dices, manda huevos, a estas alturas me voy a poner con Quevedo. Pues sí, amigos. Y he de decir que ha sido delicioso.

En aquella época era la picaresca, hoy por hoy lo más parecido que nos queda son los trileros. El resto, delincuentes sin escrúpulos, y lo que es peor: sin gracia.
El hambre, que le acentúa a uno el ingenio. Ahora la finalidad no es comer, es tener un pedazo buga o una choza de tres pares de cojones. Una lástima.

Aunque bien pensado, a ver quién es el listo que solicita cobijo en una Iglesia, que igual sales más pelao que como entraste. O con el culo pelao, como los monos.

Aún así, tal y como suele ocurrir con la mayoría de los clásicos, hay muchas facetas de la actualidad representadas en la obra; debe ser por la naturaleza humana, que no varía. Los malos, los buenos, los tontos, los espabilaos, los huraños, los que sisan, las putas, la hipocresía y todo ese abanico de caracteres que alberga el comportamiento humano.

Me ha encantado.

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«Aquí hallaras en todo genero de Picardía (de que pie[n]so que los mas gustan) sutilezas, engaños, inuenciones, y modos, nacidos del ocio para viuir a la droga, y no poco fruto podrás sacar del si tienes atención al escarmiento; y cuando no lo hagas, aprouechate de los sermones, que dudo nadie compre libro de burlas para apartarse de los incentiuos de su natural depravado. Sea empero lo que quisieres , dale aplauso, que bien lo merece, y qua[n]do te rías de sus chistes, alaba el ingenio de quien sabe conocer, que tiene mas deleyte, saber vidas de Picaros, descritas con gallardía, que otras inuenciones de mayor ponderación«

«Tuvo muy buen parecer para letrado; mujer de amigas y cuadrilla, y de pocos enemigos, porque hasta los tres del alma no los tuvo por tales; persona de valor y conocida por quien era. Padeció grandes trabajos recién casada, y aun después, porque malas lenguas daban en decir que mi padre metía el dos de bastos para sacar el as de oros«
*el 2 de bastos hace referencia al índice y corazón, en el acto de robar.

«Muchas veces me hubieran llorado en el asno si hubiera cantado en el potro
*al parecer por aquella época a los condenados se les hacía un paseíllo montado en un asno por toda la ciudad. El potro hace referencia al potro de tortura.

«No quiero decir lo que comimos; sólo que eran todas cosas para beber.»

«-Lo primero ha de saber que en la Corte hay siempre el más necio y el más sabio, más rico y más pobre, y los extremos de todas las cosas; que disimula los malos y esconde los buenos«

«Llaman con su ceguedad
y mal fundada opinion,
al recato, remission;
al castigo, crueldad.»

«¡Qué cosa es que me digan a mí que has desperdiciado mucha hacienda sin saber cómo, y que te han visto aquí ya estudiante, ya pícaro, y ya caballero, y todo por las compañías! Dime con quién andas, hijo, y diréte quién eres; cada oveja con su pareja; sábete, hijo, que de la mano a la boca se pierde la sopa

«No te fíes, hombre, en dar tú la baraja, que te la trocarán al despabilar de una vela. Guarda el naipe de tocamientos, raspados o bruñidos, cosa con que se conocen los azares. Y por si fueres pícaro, lector, advierte que en cocinas y caballerizas pican con un alfiler u doblan los azares, para conocerlos por lo hendido. Si tratares con gente honrada guárdate del naipe, que desde la estampa fue concebido en pecado, y que con traer atravesado el papel, dice lo que viene. No te fíes de naipe limpio, que al que da vista y retén, lo más jabonado es sucio. Advierte que a la carteta, el que hace los naipes que no doble más arqueadas las figuras, fuera de los reyes, que las demás cartas, porque el tal doblar es por tu dinero difunto. A la primera, mira no den de arriba las que descarta el que da y procura que no se pidan cartas u por los dedos en el naipe u por las primeras letras de las palabras.
No quiero darte luz de más cosas; estas bastan para saber que has de vivir con cautela, pues es cierto que son infinitas las maulas que te callo»

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