Desguace americano / Bonnie Jo Campbell

Portada de «Desguace americano», de Bonnie Jo Campbell. Ed. Dirty Works, 1ª ed. mayo 2018. Coleccion DW, v.13. Trad. Tomás Cobos
Portada de «Desguace americano», de Bonnie Jo Campbell. Ed. Dirty Works, 1ª ed. mayo 2018. Coleccion DW, v.13. Trad. Tomás Cobos

Esta es la segunda vez (pero no la última: tengo su último libro en la recámara) que aparece Bonnie Jo Campbell en Denmeunpapelillo. Para los despistados, se trata de la autora de Érase un río: novela que me flipó y que ya comenté en su día. Desguace americano es una colección de relatos que seguramente devores uno tras otro; no me ha parecido de esos libros de relatos que te piden un descansito llegado un momento.

Sin ser yo una apasionada de los cuentos, estos me han gustado mucho. Presentan historias llanas con personajes imperfectos y luchadores; luchadoras sobre todo. Vidas de pueblo, de religión y tradición, violencia y sumisión, de vicios y de honradez. Además, Bonnie demuestra que no es necesario que el personaje se esfume-evapore-transforme-trascienda-mimetice-desaparezca-deshaga al final del cuento para que mole. Menuda puta manía con eso, de verdad.

Desguace americano (tít. original American Salvage)

Ya aventuré en la reseña de Érase una vez un río que no tardaría en hacerme con Desguace americano, y aquí estoy, dando fe de que cumplí mi palabra; lo que no sabía es que unos meses después la gente de Dirty Works nos iba a sorprender con Madres, avisad a vuestras hijas, otro libro de relatos de la autora. Así que vuelvo a estar en deuda con Bonnie Jo, pero esta vez la tengo ya en la colina de libros pendientes.

Desguace americano recoge 14 relatos que lo situaron como finalista en los National Book Award en 2009. Retrata una parte de la sociedad americana cuya vida nada tiene que ver con la de las grandes urbes, aquí hay aislamiento, falta de toda clase de recursos y mucha naturaleza, eso sí. Los protagonistas, pecadores, pecadores, luchan empleando los medios que tienen y de la forma más acorde a su moral (o ausencia de ella) posible.

-¿Cómo te la follas? -preguntó-. ¿La rebozas de harina y buscas un agujero mojado? Su padre se había dado la vuelta, asqueado. Aunque el viejo solía soltar chistes parecidos, Jim se daba cuenta de que era distinto cuando la gorda era tu mujer.

Mención especial se merece el cuento titulado Belle vuelve a casa, puesto que es el germen del que nacen las aventuras de Margo Crane, la heroica protagonista de Érase un río. Para los que flipamos mucho con dicha novela, resulta un privilegio poder observar sus semillas de cerca.

El Desguace universal de Bonnie Jo Campbell

Por muy autóctono que sea el ambiente que envuelve a las historias que crea Bonnie Jo Campbell, es innegable que aunque seas de [por ejemplo] Cuenca y no hayas puesto un pie en Michigan en tu vida, reconocerás como cercanas muchas de las situaciones que plantea. Tampoco hace falta que hayas disparado ni despellejado un animal, basta con estar viva para que te llegue.

Los hombres no entendían que no podías dejarte llevar por la pasión cuando había tanta gente que necesitaba tu atención, cuando había tanto trabajo que hacer. Los hombres no entendían que no había nada de tal magnitud que te liberara de tus obligaciones, que comenzaban tan pronto como el sol se alzaba por encima de la fábrica de celulosa y solo acababan cuando terminabas las tareas de cada día y te caías reventada en la cama con el ruido de fondo de la autopista interestatal 94.

Nota: cambiad «la fábrica de celulosa» por «complejo de oficinas» y «autopista interestatal 94» por «M-30». Clavao, ¿eh o no?

Plantea situaciones y personajes a los que entiendes, ¡joder si los entiendes! Por suerte, en medio de esa coditianeidad, realista y sucia, siempre aparece algún destello de esperanza, de ternura, de salvación. Por crudo que esté el asunto, Bonnie siempre es capaz de mostrarnos un atisbo de humanidad (en el sentido caritativo y amoroso de la palabra) entre tanta mierda.

Me mola mucho cómo escribe y que meta el dedo en la llaga de la forma en que lo hace: unas veces entrando a matar y otras acercándose poco a poco, como formando círculos concéntricos. Con Desguace americano he afianzado mi gusto por la autora (como era de esperar) y no creo que tarde demasiado en empezar Madres, avisad a vuestras hijas. Me está «poniendo ojitos» desde la pila de libros pendientes.

Algunos fragmentos de Desguace americano

Los jóvenes iban por ahí pensando que no podía pasarte nada malo, que sus padres no podían morir en un accidente automovilístico tan sangriento que quedarían manchas de sangre en el asfalto del cruce durante meses. No se daban cuenta de que Satán podía andar entre la gente normal bajo la forma de un inspector de construcción o una ardilla juguetona. A los jóvenes no se les pasaba por la cabeza que el mundo podía sumirse en oscuridad y caos y que cada uno se apañara como pudiera.

Del relato «Carburante para el milenio».

No tenía ningún respeto por las tradiciones; no entendía que dar propina en los bares, ser educado y pagar la manutención de los hijos unía las vidas y las comunidades.

Del relato «Belle vuelve a casa».

—Mamá, la quiero —dijo Josh—. No lo entiendes.
Susan se dio cuenta de que en la cara de Josh, además de su incipiente vello facial, había varios pelos oscuros y rizados.
—Pues si la quieres, ¿por qué te arriesgas a dejarla preñada? —preguntó Susan—. ¿Por qué os arriesgáis a joderos la vida?
Susan también estaba pensando: si esta chica significa tanto para ti, ¿por qué no apagas la maldita televisión cuando estás en la cama con ella?

Del relato «Mundo de gas».

4 comentarios en «Desguace americano / Bonnie Jo Campbell»

  1. Leí Érase un río y me encantó, sobretodo Margo, así que pediré prestado este.
    Gracias

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