Delirio del desarraigo / Juan José Cantón y Cantón

¡Sorpresa! ¡Poesía!
Librito pequeño pero con encanto. Es el segundo libro que me envía algún autor gracias a este blog. Te envían un e-mail, lo ves a los meses, te alegras por la generosidad de la gente y sacas pecho por considerarte privilegiada. A los quince días de haber respondido al correo ya te ha llegado con la correspondiente afectuosa dedicatoria incluida. Qué subidón.
Y entonces llega el momento del pánico. Poesía. Con lo abandonada que la tengo.
Lo último fue hace años, Baudelaire. Tengo otro pendiente (de Pedro A. González Moreno) que también me regalaron, pero sin darme cuenta lo he ido posponiendo.

 

El autor, licenciado en Filología Francesa en la Complu, de aquí, de Madrid. Este librito, Delirio del desarraigo, es una reedición con motivo de su vigésimo aniversario (escrita en 1990). La edición me encanta por una razón, los poemas están escritos todos en las páginas impares, quedando las pares limpias y muchas de las impares (según el poema) también tienen mucho espacio en blanco. Incita a dibujar. A pintar. Relacionar el texto con la imagen… entran ganas. Cuando me quise dar cuenta, estaba pintando olas y faroles. En plan cubista (que es la forma de justificar que dibujo mal, que soy incapaz de plasmar lo que tengo en la cabeza y me queda un «amago de»; no desprestigio al cubismo, ojo, seguramente ellos sí que querían terminar dibujando así).

En cuanto a los poemas. Madrid, la noche, el desamor, las costumbres, la muerte, el poeta… temas de los que no me dejan indiferente. Puedo decir que los he disfrutado.
El lobo solitario que, entre parroquianos, se empapa el gaznate y termina saliendo a VanDassos del bar. El desencanto en persona.

No sueña más
«No sueña más. No sueña más.
No sueña, pide su botella y se emborracha.
Al precio que sea, las horas inconscientes.
Árbol caído, cenizas,
más muerto que vivo, hundido,
dice Amor y llora y ríe y llora,
quisiera no tener pasado,
dejar el cigarro de entre sus dedos,
dejar de temblar y salir de la bruma,
dejar de pensar y dormirse,
ni siquiera estar.
(…)»

Sobreviviendo en este Madrid donde millones de almas cohabitan pero no conviven.

 

Como siempre, sin metas…
«(…)
Naufragar en el destino,
confesar, si acaso, al papel.
Y no soy el único que hundido
camina bajo el neón,
Madrid solitario,
hueco como una calavera,
sin fronteras, esperando amanecer.»

Vas a la deriva
«Vas a la deriva,
vas llorando lágrimas adentro,
demasiado grande este Madrid,
esta ciudad de tumultos,
de viandantes solitarios,
de perros callejeros,
de personas vacías,
no hay salida en la noche:
tus ojos, sólo cenizas.»

La pesadumbre que en ocasiones conlleva la vida sobre el cemento y las historias pasadas anejas (añejas). Aquí, cuando pierdes algo, te olvidas de volverlo a ver a no ser que muevas tú la pieza a propósito y ni siquiera así tienes la seguridad de encontrarlo. El azar no tiene el mismo tino que en una ciudad menos poblada pero, al tener menos tino, cada acierto suyo puntúa doble. Por eso, quizás, nos volvemos más nostálgicos de lo normal: por un lado nos resignamos a las pérdidas, por otro lado ocultamos la esperanza de hechos casi imposibles. Esto genera tensión. Momentos sombríos que envuelven una fe inconfesable que nos sirve de soga: unas veces para ahogarnos y otras veces para poder tirar de ella.

Sé que hay un mar azul
«Sé que hay un mar azul
y una playa y una fuente
asediada de palomas blancas,
también que ya no estás tú.

Me duele el alma de recorrer estas calles,
de luces y gentes,
de monigotes y hogueras
sin encender, de buscarte en otro tiempo,
de no ser contigo.

Era ayer
y éramos, como ahora, nada.
«

Así, poesía desesperada pero no ofensiva, acorde con la narrativa que disfruto. Supongo que el título refleja muy bien el tipo de poemas que se van a encontrar en él.
Debo concluir que me ha gustado mucho. No podría objetar nada, ha sido la medida exacta en el tono deseado.
Agradecidísima por el libro. Ya tiene su lugar en mi biblioteca e intentaré que no sea el único ejemplar Cantón y Cantón; ¡habrán más!.


——

Vendrán por tí
«(…)
te balearán, te balearán,
incapaces de matar tu pensamiento,
no importa en qué noche.»

Marinero
«(…)
Marinero,
no vengas a esta ciudad,
que el viento no te empujará,
que no podrás navegar.

Que en esta ciudad
la soledad es otra cosa
y la luna tiene que ver con la muerte.
(…)»

No te lleves a engaño
«Si la muerte me sorprende,
no te lleves a engaño,
hasta ahí llegaba yo,
hasta ese momento,
más allá de ese día ya no sería;
si mereciera el recuerdo
que sea por lo que fui y doy,
no por lo que hubiera sido,
vale mi frustración como vida
y vale mi sonrisa quebrada como persona;
no te lleves a engaño,
hasta ahí llegaba yo.»

Un comentario en «Delirio del desarraigo / Juan José Cantón y Cantón»

  1. Creo que era de apollinaire eso de "sé que la poesía es indispensable, pero ignoro para qué". a mí a veces se me da ese por qué como iluminación, y luego se apaga. en fin, saludos, katrina

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *