Beso feroz / Roberto Saviano

Portada Beso Feroz / Roberto Saviano. Editorial Anagrama, colección Compactos. Foto Denmeunpapelillo
Portada Beso Feroz / Roberto Saviano. Editorial Anagrama, colección Panorama de narrativas

Vuelvo a Roberto Saviano, esta vez con su «Beso feroz» que es la continuación de «La banda de los niños» cuya reseña publiqué no hace mucho en este mismo blog. En realidad podrían haber sido publicados en un mismo tomo de 800 págs., no me cabe duda que antes o después aparecerá alguna edición especial o similar que traiga los dos libros.

Resulta complicado escribir una reseña sin destripar el final del libro anterior, puesto que es el punto de partida de «Beso Feroz», pero voy a intentarlo.

Una cosa son los besos y otra los besos feroces. Los primeros se mantienen dentro de los límites de la carne; los segundos no conocen limites. Quieren ser lo que besan. Los besos feroces no son malos ni buenos. Existen, como las alianzas. Y siempre dejan sabor a sangre.

Saviano y los cachorros de la camorra

Los cachorros de la camorra son ese conjunto de chavales y niños que se han criado en Nápoles, rodeados de violencia, extorsiones, armas, drogas y un sinfín de elementos que en muchos casos van a determinar sus destinos quieran o no.

Así define Roberto Saviano en Beso Feroz a los niños de Nápoles:

En Nápoles, los niños no son niños. Los niños son criaturas.

«Llevo a una criatura», dice la madre y se salta la cola de la ventanilla, o se lo grita al municipal de turno y deja el coche delante de la guardería. La criatura dicta las reglas, se vale de los derechos que le pertenecen, que se discuten menos que las leyes del Estado. ¿Que están jugando en la calle y un balón que el portero no para rompe el cristal de una ventana? Qué se le va a hacer, son criaturas: lo justifica el portero, la maestra, la madre del niño que agrede a otro.

Fotograma de "Pirañas: los niños de la camorra" basada en "La banda de los niños" de Saviano.

Si en Brasil muchos niños quieren ser futbolistas, en Nápoles quieren ser capos. Admiran y envidian a los jefes de familia, su poder, sus ropas, sus coches, sus mujeres. En muchos casos sus apellidos ya están ligados irremediablemente a alguna de las familias, en otros casos no. Los primeros teóricamente tienen ventaja (la sangre es la sangre y cuentan con su apoyo) y los segundos se lo tendrán que currar desde cero.

Luchar con una persona y vencerla nos hace respetables, dispararle por la calle nos vuelve como todos.

Este es el caso del Marajá, nuestro Nicolás, protagonista y rey absoluto de esta historia que nos narra Saviano.

Marajá y sus bróders, pugnando por el trono en Beso Feroz

Con la fuerza (e inconsciencia) que aporta la recién estrenada juventud el Marajá está empeñado en reinar en el centro de Nápoles, desea ser la cabeza visible de Forcella. Desea que todos le respeten, le cedan el paso. Aspira a abrir los mares como Moisés con el Mar Rojo y que sean los niños, la sangre joven, los que empuñen el cetro del poder en Forcella.

 Fotograma de "Pirañas: los niños de la camorra" basada en "La banda de los niños" de Saviano. ¡Cómo se lo pasan!

Y así, con ayuda de sus bróders (como dicen ellos) desde su guarida mientras suena Enzo Dong de fondo como banda sonora y consumen Möet Chandon y rayas de coca como combustible, planearán la conquista del barrio. Se enfrentará a las familias que históricamente han dominado (o peleado por) dominar Forcella. Nicolás hará lo que haga falta, basta de intermediarios, quitarán de en medio a quien sea necesario.

En todas las historias de mafia (por generalizar el término) los muertos llevan un mensaje asociado: este no es vuestro territorio, esto en venganza por aquel otro fiambre (sangre por sangre), esto es lo que ocurre cuando eres un chivato, etc. Beso Feroz no iba a ser menos, Saviano no podía dejarlo fuera.

El velo de la omertà se había rasgado porque el silencio que garantiza la protección siempre tiene fecha de caducidad, una fecha que coincide con el momento en que nuestra vida corre peligro.

Y resulta curioso cómo a veces las bandas intentan apropiarse de muertos que no le pertenecen con la finalidad de despistar o alardear de más poder. ¡Eh, que a ese le matamos nosotros! ¡No ellos!

Efectos colaterales: las madres

En toda esta historia hay otros personajes secundarios que siempre velarán por los protagonistas: las madres. En Beso Feroz toman más protagonismo que en la primera parte. No olvidemos que se trata de niños, no estamos hablando de mafiosos barrigudos y con pelos en los huevos ya (aunque la mamma seguriá siendo la mamma). Hablamos de churumbeles que no hace tanto estaban dentro de ellas y que aún se sienten responsables de su seguridad.

Pues menudo marrón que tienen las madres de nuestros protas. Como de todo hay en la viña del señor alguna habrá que vea con buenos ojos que su hijo se convierta en un auténtico capo, pero serán las menos y tendrán sus razones. En general sopondrá sufrimiento y vergüenza, dolor y miedo.

Nosotras solo podemos hacer una cosa: entender que el destino de ser madre aquí se asemeja al destino de las madres de los soldados. Engendramos a nuestros hijos, los criamos y los mandamos a morir, pero para nosotras no hay medallas de guerra, solo vergüenza. (…) Yo maldigo el día que parí a estos hijos para traerlos a un mundo como este. (…) Si pudiera, los cogería y me los metería dentro otra vez, pero eso no se puede hacer. ¿Cómo se nos ocurre tener hijos en medio de esta guerra?

Opinión final: reseñando Beso Feroz

Magnífica historia y cierre para quienes gusten de historias sobre la camorra. La historia que finaliza con este Beso Feroz de Roberto Saviano termina de perfilar una Camorra 2.0, esto es: adaptada a la era digital. Las extorsiones no solo conllevan protección física frente a otras familias, sino muchos buenos comentarios y likes en Google (su técnica Google). Pero a pesar de esto no se pierden de vista los viejos clásicos de todas las historias de mafia: traiciones, mentiras, venganzas, planes maquiavélicos, violencia, robos, extorsiones. Y iPhones, Maseratis, Versaces, Guccis, Möet, drogas de todo tipo y muertos. Sobretodo muertos.

La conclusión de la reseña de Beso Feroz es que es muy recomendable si te gusta leer este tipo de aventuras y verlas, eso sí, como si fuera un escaparate y tú te encontraras al otro lado del cristal. Por tu bien y el de tu familia.

Por último, quiero finalizar comentándoos que existe una película que se llama «Pirañas: los niños de la camorra» que precisamente está basada en esta historia de Roberto Saviano. Me lo chivó mi amigo Bob pero como aún no había leído Beso Feroz no quería arriesgarme a que me destripase el final del libro. Aunque luego, por lo que he querido entender, la historia solo abarca la primera parte. Pero bueno, ahora sí que sí tengo vía libre para verla.

Cartel de la película Pirañas: los niños de la camorra. Basada en "La banda de los niños" de Saviano.

5 comentarios en «Beso feroz / Roberto Saviano»

  1. Interesante reflexion:
    Si pudiera, los cogería y me los metería dentro otra vez, pero eso no se puede hacer. ¿Cómo se nos ocurre tener hijos en medio de esta guerra?
    En muchos casos, seria una gran solucion jajajajaja

    1. jajajaja por desgracia está complicado. Lo de Nápoles es que debe ser un auténtico despropósito…

  2. UFC, este tipo de historias me agobian y no me van, pero parece interesante conocer también este tipo de vida.
    Gracias

    1. Bueno, ¡para gustos, los colores! Desde luego, libro que te haga sufrir libro que no merece la pena leer. A mí me ha pasado, si me asquea un libro (véase «Carne muerta» de David Mateo, que seguro que tendrá su público) ¡lo dejo ipso facto! Sospecho que el contenido de la siguiente reseña (o dentro de dos, vermemos) tampoco será muy de tu agrado. Pero no te procupes, que de momento en la recámara no tengo más «cosas chungas», jajaja. ¡Gracias por comentar!

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