A la rica marihuana / Terry Southern

Holaaa.. sí… qué tal…
Me pillé el libro por el título, tal y como imaginábais, unido a la portada, editorial y colección.
No tenía ni idea de quién era Terry Southern, creo recordar que con la información que aparecía en la contraportada me imaginé a un pavo estilo Hunter S. Thompson. No sé exactamente qué venía y ahora no tengo el libro para revisarlo.
Me leí el libro y ahora ha sido cuando he empezado a informarme sobre el autor para hacer la entrada. Menuda sorpresa, es uno de esos que pasaron por Paris (en su caso fue de los de la Sorbona, osea) y se dejó seducir por el bebop (del que tanto hablan los beatnicks, con los que también tuvo trato). Un notas muy polifacético que le da a las novelas, ensayos o guiones de cine por igual. Este pive, al parecer, participó como guionista en  ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú de Kubrick y en Easy Rider entre otras muchas.
Pero su contribución no termina ahí. Otro de los detalles que más me han molado es que él junto a otro notas movieron los hilos adecuados para que se publicara El almuerzo desnudo de Burroughs. Además intentó hacer una versión de «Yonqui» para el cine pero el proyecto no llegó a buen puerto (según la wiki por un impresentable implicado).
Así que ya sólo por esta información lo considero buen hallazgo.

En cuanto al librito. Esta vez tocan relatos. Se lee rápido es un rollo Kerouac o S.Thompson, mucho diálogo rápido entre personajes peculiares.
Todo lo que he comentado sobre su vida se proyecta en lo que escribe,

«La Sorbonne, en donde estaba matriculado Murray para doctorarse, le reclamaba poco de su tiempo; la asistencia a clases no era obligatoria y no había exámenes en perspectiva. Habiendo recibido la aprobación del tema de sus tesis por la Facultad, «La influencia de Mallarmé en la Novela Inglesa desde 1940», Murray se dedicaba ahora a la investigación en las bibliotecas, desarrollando su tesis, escrbiéndola, y preparándose para defenderla en una fecha futura a su conveniencia. Naturalmente podía asistir a cualquier conferencia de la Universad que considerase pertinente para su trabajo, y asistía a ellas de vez en cuando, normalmente a aquéllas de ilustres oradores invitados, como Cocteau, Camus, y Sartre, o Marcel Raymond, autor de «Desde Baudelaire al Surrealismo», pero la mayor parte de su tiempo, Murray se dedicaba a unas ocupaciones menos formales; conocía a todos los músicos negros de jazz de cualquier club de Paris

El primer relato (Marihuana de tierra colorada) es una conversación entre fumetas, que lo flipas. Hasta sale una vaca fumada. Apología de la yerba a tope.

El libro es una fotografía de la sociedad de los 50-60 en EEUU,

«El tiempo de marcha rápida del tráfico al principio del atardecer no ha comenzado aún: las acercas están todavía en posesión del comprador casual, de la pareja de jóvenes abandonando la primera sesión; y, en la calle, perezosos descapotables salen lentamente del Xanadu Drive-In. En la tarde sólo hay alguna tensión aparente cerca del supermercado, en donde amas de casa, con prisas y el horario apretado, escarban en sus bolsos para dar una propina a los chicos que han traído las bolsas hasta sus coches.«

Algunos de los temas tratados en los relatos son: el rollo racial, el jazz, las drogas, París, los hipster… de hecho otro de los relatos se llama «Eres demasiado hip, tío». 

«El hash pareció ejercer un buen efecto en la manera de tocar de Buddy. Por supuesto lo ejerció en la manera de escuchar de Murray, cada nota y matiz llegó directamente hasta él a través del estruendo del servicio de la barra y la cercana charla susurrante como si tuviese unos auriculares conectados al piano. Oyó sutilezas que no había percibido antes, intrincadas estructuras de sonido, cada una soportando a la siguiente, primero por un lado, luego por otro, y siendo todo hábilmente enlazado en un tejido ensoñador lleno de sugerencias e insinuaciones; las series no sonaban ni en vertical ni en horizontal, sino en ascensiones circulares, dibujando arabescos y figuras,; y Murray comprendió que el intérprete estaba construyendo algo allí en el escenario… algo espléndido y grandioso, pero a una escala perfecta para caber dentro del salón, y posarse, de hecho, a lo largo del propio piano.»

Otro de los fragmentos que he rescatado enlaza con el mundo del cine, en el que tanto participó. Además hace mención a algunos de mis favoritos 🙂

«Afirmo que se pueden anticipar algunas escenas increíbles en el estudio. Un airado y asombrado director gritando ‘¡Corten! ¡Corten!’ es incapaz de hacer el más mínimo efecto en tíos como Mailer o Kerouac una vez que están lanzados. (…) Pero, desde luego, el golpe definitivo será cuando algún productor avispado contrate al viejo Henry Miller, suponiendo, claro, que se le ha dado rienda suelta a Hank, y que los libros se hacen bien, sin su habitual compromiso cinematográfico.»



En resumidas cuentas puedo decir que me ha gustado peeeeeeeero una vez más termino con la sensación de que los relatos no son lo mío. O los tengo que leer de otro modo o no sé, pero no hay ni un libro de relatos del que posteriormente me acuerde de uno sólo de los que incluye. Es flipante.
De hecho, para hacer esta reseña he tenido que basarme en los párrafos que ya había transcrito hace un mes y en lo que he ido encontrando por Google.

Y dentro de otro mes me acordaré perfectamente del nombre del autor, de la temática, su estilo y los temas tratados, pero fijo que no recuerdo ni uno de los relatos. En realidad en este caso no importa porque las tramas son lo de menos. En este libro es de los que te envuelven pero no te llevan a ningún lado, simplemente a sentirte un poco más cerca de ese rollo.

Saludines…..

********************************************************************

«La chabola del telégrafo estaba justo al lado de la iglesia, entiendes, ésa era simplemente una cabaña, pero estaban esos curas… no cubanos, españoles… curas españoles, hombre, habían importado a esos tíos, y eran algo. Muy pretenciosos, muy despectivos con los cubanos, hablaban español con un ceceo; ¿sabes? Y uno de esos tíos era demasiado, tenía una cara siniestra, una siniestra manera de pensar… había estado allí mientras construían el campamento, y un tío se mató… había caído por un barranco en donde estaban trabajando. Y ese cura… bueno, salíamos de la garita a hacer un cigarrito, y nos abordaba, diciendo algo así como ¿Por qué no vienes a la iglesia y bla-bla-bla?’, así que hablábamos con él y nos habló de ese tío que cayó por el barranco, pero con detalles extremos, tío… cómo encontraron el cuerpo, cómo había señales de que se había intentado agarrar a la hierba para no caer por el barrando y eso. Un tío muy morboso.»












«-Perdón -farfullé.
-Aquí llevamos una  revista , joven, no una casa de putas.
-Cierto y muy cierto -acusé crispadamente, De alguna manera el Viejo Hack siempre conseguía hacer salir el colegial que yacía en mí.
-Si quiere llegar tarde -continuó-, llegue tarde a la casa de putas ¡Y hágalo con su propio tiempo!»

2 comentarios en «A la rica marihuana / Terry Southern»

  1. jaja vaya título 🙂
    No le conocía pero parece que no pasó desapercibido, vaya…
    Ayer me puse con "El capitán salió a comer…" de Bukowski, 10 páginas y ya estoy encantada. Besos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *